El 12 de marzo la Organización Mundial de la Salud (OMS) tuvo conocimiento de nuevos datos procedentes del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de China relacionados con el origen del SARS-CoV-2. Estos habían sido publicados a finales de enero en la plataforma GISAID, iniciativa internacional destinada a compartir datos genómicos tanto de los virus de la gripe como del coronavirus, pero fueron retirados al poco tiempo.
La información consta de una serie de muestras que fueron recogidas en 2020 en el mercado de Huanan, ubicado en la ciudad china de Wuhan. Tal y como ha informado la OMS a través de un comunicado, varios investigadores procedentes de distintos países lograron descargarse estos datos antes de su pronta retirada. La restricción al acceso de los mismos, de acuerdo con las explicaciones ofrecidas por China a la OMS responden a que estos datos genómicos son la base para una actualización que está en proceso de ser enviada a la revista Nature.
Tras las conversaciones mantenidas por la OMS y los responsables de SAGO (Scientific Advisory Group for the Origins of Novel Pathogens) con los científicos chinos involucrados el pasado 12 de marzo, se organizó una nueva reunión para el día 14 con el objetivo de que los investigadores chinos expusieran el análisis actualizado de sus datos. Se invitó además a los investigadores que habían logrado consultar los datos antes de que el acceso a estos fuera restringido.
Las presentaciones efectuadas por ambas partes indican la existencia de nuevos datos sobre el referido mercado que incluye información metagenómica de muestras ambientales de varios puestos y zonas de recolección de aguas residuales recogidos desde enero 2020. El análisis de estos datos sugiere que, además de las secuencias del SARS-CoV-2, algunas muestras contenían también ADN humano y mitocondrial de varias especies animales, entre las que se incluyen algunas sobre las que se sabe que son susceptibles al SARS-CoV-2 como los perros mapache salvajes, puercoespín de Malasia y ratas de bambú, entre otros, en muestras ambientales positivas para el SARS-CoV-2.
¿QUÉ SIGNIFICAN ESTOS HALLAZGOS?
La respuesta es simple: los hallazgos sugieren que estos animales estaban presentes en el mercado de Huanan poco antes de su desalojo el 1 de enero de 2020 como parte de las medidas de salud pública ordenadas por las autoridades sanitarias chinas. Estos datos proporcionan pistas potenciales para identificar posibles huéspedes intermediarios del coronavirus, así como fuentes potenciales de infecciones en seres humanos en el mercado.
"¿Fueron estos animales objeto de comercio? ¿Eran animales salvajes o domésticos?, ¿Dónde se criaban? Hemos pedido repetidamente que se realicen estudios en otros mercados de Wuhan y de Hubei y de toda China"
De acuerdo con la preimpresión de los científicos chinos de las 1.380 muestras ambientales y animales recolectadas en el mercado a principios de 2020, 73 ambientales y 923 animales dieron positivo en SARS-CoV-2. Estas se recogieron en varios puestos del mercado y puntos del sistema de alcantarillado de este y sus alrededores. No se detectó el virus en 457 muestras analizadas de animales. Se abarcó un total de 18 especies no solo de animales vivos, sino también de productos derivados de estos como piezas congeladas.
“Según la preimpresión, los perros mapaches no se encontraban entre los animales probados. Sin embargo, la presencia de altos niveles de ADN mitocondrial del perro mapache en los datos metagenómicos de las muestras ambientales identificadas en el nuevo análisis sugiere que el perro mapache y otros animales pueden haber estado presentes antes de que se limpiara el mercado como parte de la intervención de salud pública”, detalla el comunicado conjunto emitido por la OMS y SAGO.
Cuentan además con evidencias fotográficas que muestran que los perros mapache, así como otras especies animales, se vendieron en puestos del mercado con anterioridad a la identificación de los primeros casos de Covid-19. “Aunque esto no brinda evidencia concluyente en cuanto al huésped intermedio o los orígenes del virus, los datos brindan evidencia adicional de la presencia de animales susceptibles en el mercado que pueden haber sido una fuente de infecciones humanas”, remacha el comunicado.
LA OMS PIDE DE NUEVO TRANSPARENCIA A CHINA
Desde el inicio de la pandemia la transparencia con la que Pekín ha gestionado la crisis sanitaria ocasionada por la Covid-19 ha sido duramente criticada por la comunidad internacional. El hermetismo que ha marcado cada una de sus acciones condicionó la primera parte de la investigación de la OMS sobre los orígenes del SARS-CoV-2 y la posibilidad de contemplar otras hipótesis como una posible fuga accidental del Instituto de Virología de Wuhan llevaron a China a impedir que la agencia internacional de salud de la ONU continuase con la segunda fase de la investigación que persigue esclarecer los orígenes del virus.
Estos datos no dan la respuesta de cómo comenzó la pandemia, “pero proporcionan más pistas"
"Seguimos pidiendo a China que sea transparente a la hora de compartir datos, y que lleve a cabo las investigaciones necesarias y comparta los resultados. Comprender cómo comenzó la pandemia sigue siendo un imperativo tanto moral como científico", ha expresado el director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus.
En referencia a los datos que han abierto un nuevo capítulo de la discordia la epidemióloga líder de la OMS, Maria Van Kerkhove, explica que “aportan evidencia molecular de que algunos de los animales que estaban allí eran susceptibles a la infección por SARS-CoV-2. Y algunos de estos animales incluyen mapaches”. Lamenta que estos datos no dan la respuesta de cómo comenzó la pandemia, “pero proporcionan más pistas", recordando que "hay muchos más estudios que deben llevarse a cabo".
"¿Fueron estos animales objeto de comercio? ¿Eran animales salvajes o domésticos?, ¿Dónde se criaban? Hemos pedido repetidamente que se realicen estudios en otros mercados de Wuhan y de Hubei y de toda China, para rastrear esos animales hasta sus granjas de origen para que podamos retroceder en el tiempo y ver realmente dónde fueron criados", asevera Van Kerkhove, que critica que el principal problema es que estos datos “no están a disposición de la comunidad internacional”.
Por su parte los responsables de SAGO inciden en que todos y cada uno de los datos metagenómicos y relacionados con la secuenciación del SARS-CoV-2 deben ser públicos y estar disponibles en GISAID o cualquier otra base de datos de secuencia que permita el libre acceso de la comunidad científica internacional.
Una petición reiterada hasta la saciedad en estos tres años y que se entiende a la perfección a través del ejemplo expuesto por el director ejecutivo del Programa de Emergencias de la OMS, Mike Ryan: "En un rompecabezas, sabes que cuantas más piezas tienes en el lugar correcto, más empiezas a ver una imagen. Pero nunca estás realmente seguro de lo que estás construyendo. Nunca estás seguro de lo que hace una pieza hasta que la pones en el contexto de todas las demás".