El desarrollo de vacunas contra la Covid-19 ha marcado un hito en el ámbito científico internacional. En menos de un año desde la detección de las primeras infecciones provocadas por el SARS-CoV-2 en la ciudad china de Wuhan, el mundo contaba con el primer suero. En el caso de la Unión Europea, hasta la fecha cuenta con cinco vacunas que han recibido la autorización condicional de emergencia para ser inoculadas en la población. Se trata de los sueros desarrollados por Pfizer/BioNTech y Moderna (tecnología ARNm), AstraZeneca y Janssen (vector viral) y Novavax (proteína recombinante).
El aumento de la evidencia científica, la disponibilidad de los sueros y el avance de las campañas masivas de vacunación en todo el mundo han situado a las vacunas desarrolladas con tecnología de ARNm como adalides de la vacunación contra la Covid-19. Los sueros de Pfizer/BioNTech y Moderna reportan buenos resultados en términos de protección, pero se enfrentan al problema de su elevado precio y características inherentes que obligan a cumplir unas estrictas condiciones de conservación (como las temperaturas bajas a las que deben mantenerse). Este hecho dificulta notablemente su amplia distribución en países de medios y bajos ingresos en los que las tasas de cobertura vacunal frente a la Covid-19 apenas han avanzando.
Tal y como informan en la revista Science en base a los datos publicados por Airfinity, el número total de vacunas contra la Covid-19 que actualmente han recibido la autorización por parte de los organismos reguladores pertinentes en todo el mundo es de 23. En el caso de las vacunas de ARNm estas representan, aproximadamente, el 30% de los más de 13.200 millones de dosis que se han producido hasta la fecha.
Una de las grandes críticas que han recibido los fabricantes de vacunas es la negativa a compartir la propiedad intelectual de los sueros lo que posibilitaría su desarrollo en los países con menos recursos. Una utopía desterrada por las voces más críticas que aseveran que, aunque la propiedad intelectual se compartiese, las naciones de bajos y medianos ingresos no cuentan con la infraestructura, tecnología y materias primas suficientes para la fabricación de las vacunas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reiterado en numerosas ocasiones que la pandemia no estará controlada hasta que se alcancen tasas elevadas de cobertura vacunal en todos los países. La falta de equidad en el acceso global a los sueros ha sido la tónica desde el inicio de las campañas de vacunación masiva. Los países con menos recursos dependen casi de forma exclusiva de las donaciones y el mecanismo COVAX. Así lo demuestra el hecho de que alrededor del 99% de las vacunas contra la Covid-19 que se han inoculado en África proceden de fuera del continente.
Ante la fotografía que se ha conformado con el desarrollo de la pandemia, la OMS anunciaba en febrero la elección de Egipto, Kenia, Nigeria, Senegal, Sudáfrica y Túnez como los receptores de la tecnología necesaria para la producción de vacunas de tecnología de ARNm. La OMS también ha informado de que Bangladesh, Indonesia, Pakistán, Serbia y Vietnam recibirán apoyo de su centro de transferencia de tecnología de ARNM radicado en Sudáfrica.
La clave residiría en utilizar también estos candidatos a vacuna como pautas de vacunación primaria en los países que apenas han avanzado las campañas de inmunización
El escenario al que nos enfrentamos en la fase de la pandemia en la que nos encontramos podría cambiar con la autorización de nuevas vacunas con características menos estrictas de conservación y distribución. Tal y como recopilan en Science un grupo de candidatos a vacuna desarrollados con tecnología de ARNm se encuentran completando sus ensayos clínicos en todo el mundo. Unos ensayos clínicos que se enfrentan al reto de encontrar voluntarios que cumplan con los requisitos, ya que la proporción de población vacunada o que ha superado la infección de forma natural.
Motivo por el que muchos de estos ensayos se están orientando a la futurible administración de estos candidatos a vacuna como dosis de refuerzo. La clave residiría en utilizar también estos candidatos a vacuna como pautas de vacunación primaria en los países que apenas han avanzado las campañas de inmunización. Algunos de estos ensayos también se están focalizando en comparar la eficacia de estos candidatos a vacuna con las vacunas ya autorizadas. La OMS ofrece a través de su rastreador de vacunas contra la Covid-19 todos los candidatos que actualmente se encuentran en desarrollo, así como el tipo de tecnología que emplean.
Dentro de estos candidatos a vacuna, el más avanzado es el desarrollado por Walvax Biotechnology (China), en colaboración con la Academia China de Ciencias Militares y Suzhou Abogen Biosciences. No emplea ARNm que codifica la proteína de espiga completa del SARS-CoV-2, sino que incluye solo una secuencia de una parte clave: dominio de unión al receptor. Pocos datos se conocen sobre el suero pero sí que puede conservarse en un refrigerador estándar y, de acuerdo con los datos publicados por Reuters, la compañía podría fabricar 400 millones de dosis anuales.
En este sentido, el pasado 19 de enero el jefe de Estrategia de Amenazas Sanitarios Biológicas y Vacunas de la EMA, Marco Cavalieri, afirmaba los siguiente: "Desde el punto de vista de los reguladores, las empresas deberían explorar la viabilidad de desarrollar vacunas bivalentes o multivalentes para las variantes, con el fin de determinar si ofrecen ventajas sobre las vacunas monovalentes en términos de capacidad de neutralización de otras variantes de interés". Tanto la EMA como otros reguladores han indicado que solo aceptarán los resultados sobre los denominados “puentes inmunológicos” en determinados casos. La Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), se muestra más reacia.
Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los candidatos a vacuna es que no solo deberíamos fijarnos en los niveles de anticuerpos que generan. Es cierto que se trata de una parte importante de la inmunidad, pero también debemos tener en cuenta la inmunidad humoral o la celular. Las células T, por ejemplo, son difíciles de medir pero muy importantes en la prevención de la enfermedad grave y ofrecen protección frente a posibles variantes del virus.
El desarrollo de los candidatos a vacuna que se encuentran en fase de ensayo clínico en la actualidad, pueden cambiar la situación de inequidad en el acceso global a los sueros. El reto pasa ahora por obtener unos resultados eficaces y que estos candidatos, en caso de lograr la autorización, puedan llegar a los países que más los necesita y no terminar en las neveras de las naciones con más recursos prácticamente inmunizadas.