Desde la identificación de los primeros casos de Covid-19 a finales de diciembre de 2019 en Wuhan (China), hasta el momento epidemiológico en el que nos encontramos, el SARS-CoV-2 ha sufrido miles de mutaciones que han originado las distintas variantes que han marcado el ritmo de la pandemia. En la actualidad Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica), es la dominante. En el caso de algunos países como España es el sublinaje de esta variante, BA.2, el que predomina.
De acuerdo con la clasificación establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta la fecha se han identificado un total de cinco variantes de preocupación (VOC, por sus siglas en inglés): Alfa (B.1.1.7, detectada originalmente en Reino Unido), Beta (B.1.351, detectada originalmente en Sudáfrica), P.1 (detectada originalmente en Brasil), Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India) y Ómicron. Estas, dado que son mas transmisibles, cuentan con capacidad para provocar una enfermedad más grave o tienen cierto grado de escape inmunitario, son las que han centrado toda la atención. Pero existen decenas de variantes sobre las que la OMS y la comunidad científica internacional realizan una estrecha vigilancia.
“Las estimaciones iniciales indican una ventaja en la tasa de crecimiento comunitario del 10% en comparación con BA.2. Sin embargo, este hallazgo requiere una confirmación adicional”, expone la OMS
A través de su último informe semanal sobre la situación de las variantes de interés (aquellas que se vigilan para observar su avance y que podrían llegar a incluirse en el grupo de las VOC), la OMS ha centrado su atención en las recombinaciones. Se trata de las mutaciones del virus que se originan como consecuencia de la combinación de dos variantes o subvariantes del SARS-CoV-2. De esta forma se vigilan ahora tres nuevas mutaciones que han sido denominadas como XD, XF y XE.
XE es la que despierta una mayor preocupación. Es el resultado de la combinación de dos linajes de Ómicron: BA.1, el original; y BA.2 que cuenta con una mayor transmisibilidad. La variante XE fue identificada por primera vez en Reino Unido el 19 de enero. Hasta la fecha se han identificado más de 600 casos.
“Las estimaciones iniciales indican una ventaja en la tasa de crecimiento comunitario del 10% en comparación con BA.2. Sin embargo, este hallazgo requiere una confirmación adicional”, expone la OMS a través de su informe. Por el momento se desconoce si esta variante cuenta con mayor capacidad de escape inmunitario.
XE continúa perteneciendo a la variante Ómicron hasta que se identifiquen diferencias que sean significativas. La OMS “continúa monitorizando y evaluando de cerca el riesgo para la salud pública asociado con las variantes recombinantes y proporcionará actualizaciones a medida que haya más evidencia disponible”.