El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), alertaba hace algunas semanas de la expansión de los linajes de la variante Ómicron del SARS-CoV-2 (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) BA.4 y BA.5. Estos cuentan con una serie de mutaciones que les confieren un mayor escape inmunitario aunque, en principio, no provocan una enfermedad más grave. Su progresiva expansión con vistas a fagocitar en términos de dominancia a BA.2 ya es palpable en países europeos como Portugal donde son dominantes o en España cuya presencia ya supera el 50% de los casos secuenciados en la práctica totalidad de las comunidades autónomas.
Esta situación se ha traducido en un aumento de todos los indicadores lo que sitúa al viejo continente en una nueva ola de la pandemia. Una ola diferente a las anteriores gracias a las elevadas tasas de cobertura vacunal, pero sobre la que no debemos olvidar que un mayor número de personas infectadas se traduce en una mayor cantidad de hospitalizaciones y el consiguiente tensionamiento de los sistemas sanitarios.
Cierto es que la expansión de la variante Ómicron y las cifras récord de contagios que provocó en los meses anteriores, sumado a las vacunas, han conferido a la población cierto grado de inmunidad que ha permitido la eliminación de casi todas las restricciones y medidas en el continente. Pero se desconoce la duración de la inmunidad y las vacunas que se inoculan no son esterilizantes por lo que continúa siendo necesario proteger a los colectivos más vulnerables.
El último informe hecho público por el ECDC revela que al final de la semana 25 de 2022 (concluida el pasado 25 de junio), las tasas de nuevas infecciones en personas de 65 años en adelante se habían incrementado en 21 de los 26 países que reportan datos. Cifra que se traduce en un aumento del 27% en relación a la semana anterior.
Su transmisión es cada vez más elevada entre los grupos de mayor edad “lo que está comenzando a traducirse en crecientes tasas de enfermedad grave”
“Esto marca el comienzo de una nueva ola generalizada e impulsada por los linajes BA.4 y BA.5, siendo ya variantes dominantes en siete de los 10 países que han informado con volúmenes de secuenciación adecuados”, advierten los expertos del ECDC. Estos alertan de que su transmisión es cada vez más elevada entre los grupos de mayor edad “lo que está comenzando a traducirse en crecientes tasas de enfermedad grave”.
De los 28 países sobre los que el ECDC dispone de datos de ingresos y ocupación hospitalaria y/o en UCI, 15 han confirmado una tendencia creciente en al menos uno de estos indicadores en comparación con la semana anterior.
La tasa de mortalidad por Covid-19 a 14 días ha estado disminuyendo sobre la semana 25 hasta situarse en 6,6 muertes por millón de habitantes. Un descenso importante en relación a las 7,6 muertes por millón de habitantes de la semana anterior. “Se observaron tendencias crecientes en cuatro países: Chipre, Islandia, Letonia y Malta en la tasa de mortalidad por Covid-19”.
“Se pronostican tendencias crecientes en los casos, tendencias estables en los ingresos hospitalarios y tendencias crecientes en las muertes para los países de la Unión Europea y del Espacio Económico Europeo, en general, para el final de la semana 27”
El informe recoge los pronósticos para las semanas 26 y 27 de 2022 en base a los análisis del European COVID-19 Forecast Hub. “Se pronostican tendencias crecientes en los casos, tendencias estables en los ingresos hospitalarios y tendencias crecientes en las muertes para los países de la Unión Europea y del Espacio Económico Europeo, en general, para el final de la semana 27”. Un pronóstico sobre el que alertan de que no resulta de todo el fiable debido a las modificaciones que se han producido en todos los países en los sistemas de notificación de casos y vigilancia del virus, por lo que recomiendan que estas previsiones “se traten con cautela”.
Ante esta situación la vacunación se posiciona como el mejor aliado. La aceptación acumulada del ciclo primario de vacunación contra la Covid-19 en la Unión Europea y en el Espacio Económico Europeo entre los mayores de 18 años es del 83,4%. Cifra que se sitúa en el 72,7% si hablamos de la población total.
La aceptación acumulada del primer refuerzo es del 63,6% en los mayores de 18 años, y del 52,7% en la población total. Esto sugiere la urgente necesidad de aumentar las coberturas de vacunación con las dosis adicionales, especialmente entre los grupos poblacionales más vulnerables. Los países se encuentran a la espera de la aprobación por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) de las vacunas específicas contra las variantes dominantes.
Entre los 10 países con un volumen de secuenciación genómica del SARS-CoV-2 adecuado (análisis realizados entre el 6 y el 19 de junio) reportan una fotografía en la que los linajes de Ómicron BA.4 y BA.5 cuentan con una presencia del 58,2%, con variaciones entre estas naciones que oscilan entre el 36,3 y el 99,9%. En el caso de BA.2 cuenta con un 11,1% (118 detecciones en siete de estos países), mientas que BA.1 y B.1.617.2 (variante Delta), reportan una presencia del cero por ciento (aunque Delta ha sido detectada en tres muestras).