Las mascarillas han demostrado ser una de las medidas más eficaces para frenar la propagación del coronavirus. Aún así, no son infalibles y otros factores como la distancia o la ventilación influyen en su efectividad.
Ahora, un nuevo estudio publicado en el American Journal of Inffection Control (AJIC), ha registrado una serie de modificaciones y ajustes en las mascarillas para reducir la propagación de virus como la Covid-19 u otros patógenos respiratorios. La medida es útil tanto profesionales sanitarios, como para pacientes y la sociedad en general. ¿El objetivo de esta investigación? Determinar cuál es la forma más efectiva de utilizar una mascarilla y sacarle el máximo partido a la protección que nos brinda.
Y es que, aunque las autoridades sanitarias y los expertos recomiendan que la mascarilla cubra nariz, boca y se ajuste bien a la cara, no siempre ocurre así. Es frecuente que, sobre todo al llevar mascarillas quirúrgicas, se forme una bolsa en las mejillas, en la barbilla o en las aletas de la nariz. Nudos, pliegues, cruzar los elásticos y todo tipo de gadgets se han popularizado para conseguir “cerrar” las mascarillas y sellarlas a la cara.
Ajustar los elásticos de la mascarilla quirúrgica redujo el 95% de aerosoles al toser y el 99% de aerosoles al respirar
“El rendimiento de las mascarillas como medida para controlar la propagación de infecciones depende, tanto de la habilidad del material de la mascarilla para filtrar los aerosoles, como de lo bien que se ajuste la mascarilla al usuario”, explica la bióloga, investigadora del Instituto Nacional para la Seguridad y la Salud Ocupacional (NIOSH, siglas en inglés de National Institute for Occupational Safety and Health) y principal autora de este estudio, Francoise M. Blachere.
Junto con su equipo de investigadores, Blachere utilizó personas y maniquís para evaluar el funcionamiento de las mascarillas. Probaron a poner varias capas de mascarillas y también modificaron su estructura. A continuación, se realizaron experimentos en los que los sujetos tosían, exhalaban y respiraban normalmente para medir la eficacia de las mascarillas bloqueando aerosoles respiratorios.
Los hallazgos son reveladores: combinar una mascarilla de tela de tres capas con una mascarilla quirúrgica, así como asegurar la mascarilla quirúrgica con un elástico para que quede fija a la cara, resultó ser la forma más eficaz de bloquear los aerosoles respiratorios. Y es que las mascarillas quirúrgicas “al natural” bloquearon alrededor del 56% de aerosoles expulsados al toser y el 42% de aerosoles expulsados al respirar. En comparación, una mascarilla de tela combinada con una quirúrgica, consiguió contener el 85% de toses y el 91% de aerosoles expulsados al respirar. Asimismo, ajustar los elásticos de la mascarilla quirúrgica redujo el 95% de aerosoles al toser y el 99% de aerosoles al respirar.
"Los hallazgos del NIOSH son importantes y oportunos porque identifican la manera más efectiva de utilizar y combinar mascarillas para que estas queden selladas a la cara y mejorar así su eficacia"
Utilizar cuerdas para ajustar el tamaño de las gomas o hacer nudos en el elástico de las mascarillas con el mismo fin, sí demostraron mejorar el rendimiento de esta “arma” contra la Covid-19. No obstante, cruzar los elásticos en forma de X o poner una suerte de soporte debajo de la mascarilla, no mostró ser más eficaz que llevar las mascarillas de forma normal.
“Desde el comienzo de la pandemia de Covid-19, ha habido bastante confusión sobre la forma más efectiva de llevar las mascarillas, sobre todo entre el público general, para reducir la propagación de infecciones”, asegura la presidenta de la Asociación de Profesionales en Control de Infecciones y Epidemiología (APIC), Ann Marie Pettis.
En conclusión, la experta añade que “los hallazgos del NIOSH son importantes y oportunos porque identifican la manera más efectiva de utilizar y combinar mascarillas para que estas queden selladas a la cara y mejorar así su eficacia reduciendo el escape de aerosoles al ambiente”.