La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha iniciado este lunes 29 de noviembre una asamblea extraordinaria de tres días de duración, con el objetivo de que sus 194 Estados miembros negocien un posible tratado global para poder responder ante posibles futuras pandemias. El principal objetivo es no repetir los errores que se han cometido en la batalla frente al SARS-CoV-2. Un importante encuentro que se celebra con la creciente preocupación global ante el surgimiento y expansión de la nueva variante del virus Ómicron (B.1.1.529, identificada originalmente en Sudáfrica).
“La aparición de la variante Ómicron, con un elevado número de mutaciones, subraya cuán peligrosa y precaria es nuestras situación”, alertaba el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en su discurso de apertura. Sus palabras han servido para poner el foco en una situación que desde la OMS llevan denunciando meses: la falta de equidad en el acceso global a las vacunas contra la Covid-19.
A pesar de que la pandemia provocada por el SARS-CoV-2 se acerca a su segundo aniversario, continuamos sin asimilar lo que supone. Desde hace meses numerosos expertos internacionales y la propia OMS han advertido de la imperiosa necesidad de distribuir de forma equitativa las vacunas contra la Covid-19 a nivel global. Cuanto mayor sea la circulación del virus, mayores serán las posibilidades de que este mute y origine nuevas variantes. Ómicron ha venido a recordarnos no solo lo poco que hemos aprendido en esta pandemia, sino también, el largo camino que nos queda por recorrer.
NO SE DEBE CASTIGAR A SUDÁFRICA
“Se debe agradecer a Sudáfrica por detectar, secuenciar y notificar esta variante, no se le debe penalizar”, aseveraba el director general de la OMS en relación a la creciente lista de naciones que han impuesto restricciones al país y a otros territorios del sur de África. La nueva variante se dio a conocer al mundo el pasado 25 de noviembre a través de un informe del Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles de Sudáfrica (NICD, por sus siglas en inglés), reportando casos en varias áreas del país, Botsuana y Hong Kong. Horas más tarde se detectaban casos en otros países como Israel, Países Bajos, Bélgica, Portugal o Reino Unido. Hecho que podría demostrar que Ómicron ya estaba presente en muchos otros países más allá de Sudáfrica antes de su identificación.
Una situación que ya vivimos con la actual variante predominante a nivel global, Delta(B.1.617.2, detectada originalmente en India), y con su antecesora, Alfa (B.1.1.7, detectada originalmente en Reino Unido). Las restricciones de viaje "pueden reducir ligeramente la difusión de la Covid-19", pero "ponen un pesado lastre a las vidas". "Si se aplican restricciones, no deben ser innecesariamente invasivas, intrusivas y deben tener base científica" y ser acordes a Regulación Sanitaria Internacional, "una normativa legalmente vinculante y reconocida por más de 190 países".
“Cuanto más persista la desigualdad en las vacunas, más oportunidades tendrá este virus de propagarse y evolucionar a formas que no podemos ni prevenir ni predecir. Pedimos a todos los Estados miembros que apoyen los objetivos de vacunar al 40% de la población de todos los países a finales de este año, y al 70% a mediados del próximo”
La OMS recuerda que la variante Ómicron ha sido ya detectada en varias regiones de todo el mundo, por lo que "imponer prohibiciones de viaje solo a África es un ataque a la solidaridad global". "La Covid-19 se aprovecha constantemente de nuestras divisiones. Solo lograremos lo mejor si trabajamos juntos para conseguir soluciones", ha declarado el director de la OMS para África, Matshidiso Moeti.
EL MUNDO NECESITA UN ACUERDO SOBRE PANDEMIAS
“Ómicron demuestra por qué el mundo necesita un nuevo acuerdo sobre pandemias. Nuestro sistema actual desincentiva a los países a alertar a otros sobre amenazas que, inevitablemente, llegarán a sus fronteras”, señalaba el director general de la OMS. “Ómicron es un nuevo recordatorio de que la Covid-19 no se ha acabado. Estamos viviendo en un ciclo de pánico y negligencias y todos los avances logrados con tanto esfuerzo podrían desaparecer en un instante”.
En este sentido el doctor Tedros ha destacado que la única forma de poner fin a esta pandemia es demostrar “nuestra capacidad para prevenir y responder eficazmente a futuras pandemias”, mediante la aplicación de principios como “liderazgo valiente y compasivo, fidelidad a la ciencia y un compromiso inquebrantable con la equidad y la solidaridad”.
“No podemos acabar con esta pandemia a menos que solucionemos la crisis de las vacunas”, aseveraba el doctor Tedros indicando que, en menos de un año, se han administrado en todo el mundo casi 8.000 millones de vacunas. “La mayor campaña de vacunación de la historia”. La OMS recuerda sobre este aspecto que antes de que se aprobasen los primeros sueros contra la Covid-19 se puso en marcha el ACT-Accelerator y COVAX “para facilitar el acceso equitativo a las vacunas y otras herramientas que salvan vidas, demostrando que estos mecanismos funcionan”.
“Hace un año, cuando comenzamos a ver que algunos países llegaban a acuerdos bilaterales con los fabricantes, advertimos que los más pobres y vulnerables serían pisoteados en esta estampida mundial por las vacunas. Y eso, es exactamente lo que ha sucedido”
Los últimos datos indican que COVAX ha enviado más de 530 millones de dosis de las vacunas contra la Covid-19, incluyendo más de 200 millones de dosis en los dos últimos meses. Una cifra que supone más del total entregado a los países con medianos y bajos ingresos en los siete primeros meses del 2021.
MÁS DEL 80% DE LAS VACUNAS, A PAÍSES DEL G20
A pesar de estos datos, el reparto de vacunas continúa siendo desigual y los países con menos recursos económicos son los grandes perjudicados. “Hace un año, cuando comenzamos a ver que algunos países llegaban a acuerdos bilaterales con los fabricantes, advertimos que los más pobres y vulnerables serían pisoteados en esta estampida mundial por las vacunas. Y eso, es exactamente lo que ha sucedido”, ha criticado con tristeza.
El director general de la OMS ha expuesto ante sus 192 Estados miembros unos datos vergonzantes: “Más del 80% de las vacunas se han enviado a los países del G20, mientras que los países de bajos ingresos, la mayoría de ellos en África, han recibido solo el 0,6% de las vacunas”. El doctor Tedros ha afirmado que comprende que cada gobierno quiera “proteger a su propia gente, pero la equidad con las vacunas no es caridad, es lo mejor para todos los países”.
“Cuanto más persista la desigualdad en las vacunas, más oportunidades tendrá este virus de propagarse y evolucionar a formas que no podemos ni prevenir ni predecir. Pedimos a todos los Estados miembros que apoyen los objetivos de vacunar al 40% de la población de todos los países a finales de este año, y al 70% a mediados del próximo”, remachaba.
La fotografía actual es que 103 países todavía no han alcanzado la meta del 40% y, más de la mitad de estos, corren el riesgo de no lograrla antes de que finalice el 2021 por no tener acceso a las vacunas. Ante esto el director general de la OMS ha criticado que “aunque algunos países han comenzado a vacunar a grupos de muy bajo riesgo de enfermedad grave o administrar refuerzos a adultos sanos, solo uno de cada cuatro trabajadores de la salud en África ha sido vacunado”. “La posición de la OMS sigue siendo que los trabajadores de la salud, las personas mayores y otros grupos de riesgo deben ser vacunados los primeros en todos los países, antes que aquellos con bajo riesgo de enfermedad grave y antes de que se administren los refuerzos a adultos sanos ya vacunados”, apostillaba.
El discurso de apertura de la asamblea finalizaba poniendo el foco en el importante papel de las vacunas: “Las vacunas salvan vidas, pero no previenen por completo la infección o la transmisión. Hasta que alcancemos altos niveles de vacunación en todos los países, la supresión de la transmisión sigue siendo esencial. No nos referimos a los confinamientos, que son el último recursos, nos referimos a medidas integrales y personalizadas que logran un equilibrio entre la protección de los derechos, las libertadas y los medios de vida, al tiempo que se protege la salud y la seguridad de los más vulnerables”.
"Habiendo vacunado completamente a menos de una cuarta parte de su población, Botswana y Sudáfrica proporcionaron un entorno fértil para tal evolución. El virus es un oportunista despiadado; y la inequidad que ha caracterizado la respuesta global ahora ha vuelto a casa", ha expresado en la Asamblea el científico Richard Hatchett, director ejecutivo de Coalition for Epidemic Preparedness Innovations.