La vacunación obligatoria contra la COVID-19 entre el colectivo de profesionales sanitarios, vigente desde el 1 de septiembre, está derivando en Grecia en una serie de casos en los que individuos que conforman este personal están presentando certificados de vacunación y de enfermedad falsificados. El objetivo, apuntan las informaciones, es evitar las suspensiones laborales a las que se enfrentan aquellos sanitarios que se niegan a inmunizarse.
En este complejo contexto, el Parlamento griego ha dado luz verde a una enmienda en la que subraya que se sancionará hasta con 5.000 euros a quien cometa este tipo de frraudes a la Administración del país. En las últimas fechas se han detectado casos en, al menos, seis ciudades de médicos y otros perfiles profesionales que han presentado certificados falsos para evitar la suspensión de empleo y sueldo.
Un facultativo de la ciudad de Patras ha ido un paso más allá y ha presentado una prueba de sangre de un paciente que había dado positivo al SARS-CoV-2 como suya, con el propósito de evitar la inoculación de la vacuna frente a la COVID-19
Los intentos de estafa al Ejecutivo no terminan ahí. Un facultativo de la ciudad de Patras ha ido un paso más allá y ha presentado una prueba de sangre de un paciente que había dado positivo al SARS-CoV-2 como suya, con el propósito de evitar la inoculación de la vacuna frente a la COVID-19.
La vicepresidenta de la Asociación Médica Panhelénica, Anna Mastoraku, ha precisado en declaraciones a los medios que ha sabido de decenas de llamadas telefónicas de médicos dispuestos a pagar por un certificado de enfermedad o vacunación.
La Policía ha iniciado controles en varios centros de salud y el ministro de Sanidad, Thanos Plevrís, ha expresado en su cuenta de Twitter que este tipo de certificados "suponen una amenaza para la salud pública" que no quedarán sin castigo.