Save the Children ha llevado a cabo un estudio para conocer cómo está afectando esta emergencia a su estado emocional y psicológico. La investigación revela que prácticamente uno de cada cuatro niños sufre ansiedad por el aislamiento social y que muchos de ellos corren el riesgo de sufrir trastornos psicológicos permanentes, incluida la depresión. Para ello ha entrevistado a más de 6.000 niños, niñas y familias en Alemania, Finlandia, España, Estados Unidos y el Reino Unido.
Save the Children señala que los sentimientos de impotencia, soledad y miedo a la exclusión, el estigma o la separación de los seres queridos son comunes en cualquier epidemia, pero advierte de que la falta de juegos al aire libre, así como el estrés prolongado, el aburrimiento y el distanciamiento social pueden provocar en los niños y niñas problemas de salud mental.
Save the Children hace un llamamiento a todos los gobiernos para que en la respuesta a la crisis por la Covid-19 prioricen e inviertan en la educación y en la salud física y mental
A pesar de que varios países han comenzado a desbloquear gradualmente las medidas de aislamiento, muchas escuelas permanecen cerradas, afectando a casi 1.300 millones de estudiantes en todo el mundo. Save the Children alerta de que este distanciamiento social y la imposibilidad de ir al colegio deja a los niños y niñas que sufren violencia o pobreza en una situación especialmente vulnerable.
“Las personas que están al aire libre de manera habitual tienen una actividad más baja en la parte del cerebro que se enfoca en las emociones negativas repetitivas. Esta es una de las razones por las que la infancia puede desarrollar sentimientos negativos o incluso depresión durante el confinamiento dentro del hogar”, advierte Anne-Sophie Dybdal, experta en Protección Infantil y Salud Mental de Save the Children.
Las encuestas realizadas recientemente por Save the Children en Estados Unidos y en varios países europeos, reflejan cifras preocupantes sobre la salud mental de muchos niños y niñas. Por ejemplo, en Finlandia, 7 de cada 10 menores participantes en el estudio tenían ansiedad y el 55% sentía fatiga. En el Reino Unido, casi el 60% de los niños y niñas que hizo la encuesta temía que un pariente pudiera enfermar y en Alemania 3 de cada 10 estaban preocupados por no poder terminar el curso escolar. En Estados Unidos un cuarto de los entrevistados sentía ansiedad.
La falta de juegos al aire libre, así como el estrés prolongado, el aburrimiento y el distanciamiento social pueden provocar en los niños problemas de salud mental
En España, donde Save the Children entrevistó en el inicio de la crisis a casi 2.000 familias con escasos recursos, en 4 de cada 10 hogares los niveles de estrés y problemas de convivencia habían aumentado, en buena medida por las malas condiciones de habitabilidad y el tamaño reducido de las viviendas.
En este sentido, Save the Children hace un llamamiento a todos los gobiernos para que en la respuesta a la crisis por la Covid-19 prioricen e inviertan en la educación y en la salud física y mental de todos los niños, especialmente en la de aquellos menores que viven en países en vías de desarrollo y/o afectados por conflictos.
La organización insta a los líderes mundiales a que los menores tengan acceso a servicios de apoyo durante y después de las medidas de confinamiento. Se debe priorizar el trabajo de los trabajadores sociales, incluso clasificándolos como servicios esenciales, para que tengan los recursos y la capacidad para hacer su trabajo.
Las escuelas, los servicios sociales y las autoridades, a juicio de esta organización, tendrían que supervisar a la infancia durante los periodos de aislamiento. Esto incluye garantizar que la educación online y a distancia sea accesible para todos los niños y niñas, y que contenga mensajes sobre salud, higiene y seguridad.
Las familias y los profesores deben recibir apoyo para mantener la estructura y la rutina de los niños para mantenerles involucrados en las actividades de juego y aprendizaje.
Finalmente, piden mecanismos para la detección temprana de posibles problemas de salud. Los cambios repentinos en el comportamiento, la tristeza persistente, la preocupación excesiva, la falta de concentración, los problemas para dormir o el agotamiento pueden derivar una depresión.