“Hemos aprobado el Real Decreto por el cual dejan de ser obligatorias las mascarillas en ciertos espacios exteriores”. Con estas palabras anunciaba el pasado 24 de junio en rueda de prensa la ministra de Sanidad, Carolina Darias, la que se calificó como “una decisión tremendamente importante”, y que marcaba el inicio de una nueva fase en el control de la pandemia. ´
A pesar de que en los primeros momentos el uso de las mascarillas se destinaba a las personas con sintomatología compatible con la Covid-19 y los profesionales sanitarios, la evidencia científica no tardó en demostrar que nos encontrábamos ante uno de los mecanismos más certeros a la hora de evitar la propagación del virus.
La decisión sobre su obligatoriedad se produjo de forma tardía, motivada por varios factores como su escasez en los primeros meses de la pandemia y el tiempo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y, en el caso de España el Ministerio de Sanidad, tardaron en reconocer la transmisión del SARS-CoV-2 a través de aerosoles. Un camino que nos lleva hasta el 20 de mayo de 2020, fecha en la que la Orden SND/422/2020, de 19 de mayo, se publicaba en el Boletín Oficial del Estado para regular las condiciones para el uso obligatorio de la mascarilla durante la situación de crisis sanitaria ocasionada por la Covid-19.
El 26 de junio de 2021 fue la fecha elegida por el Gobierno para cesar la obligatoriedad de las mascarillas en exteriores, siempre que se cumpliesen ciertas condiciones. Entre estas destacan que siempre debe haber una distancia “de al menos 1,5 metros entre personas no convivientes”, así como la fijación para su uso de ciertos criterios ante, por ejemplo, eventos multitudinarios. “El uso de las mascarillas es todo un símbolo y es el que más impacto ha tenido en nuestras vidas”, declaraba Darias el pasado 24 de junio.
El momento elegido para cesar la obligatoriedad en el uso en exteriores de las mascarillas vino motivado por la mejora de la situación epidemiológica, consecuencia del buen avance de la Estrategia Nacional de Vacunación contra la Covid-19. En el momento del anuncio de la medida, el 32% de la población elegible ya contaba con la pauta completa y el 50%, con al menos una dosis inoculada. “Se trata de una medida tomada desde la evidencia científica y muy bien pensada (…) La mascarilla ha recibido un tratamiento igualitario en todo el territorio español y queremos que siga siendo así. Queremos transmitir un mensaje de confianza a la ciudadanía para que su uso sea uniforme y homogéneo en todo el país”, recalcaba la titular de Sanidad dejando claro que las comunidades autónomas no podrán modificar la norma sobre el uso de las mascarillas.
Galicia, Andalucía, Castilla-La Mancha o País Vasco son algunas de las comunidades autónomas que ya han mostrado su favor al regreso de esta intervención no farmacológica que trasladarán al Ejecutivo central en la Conferencia de Presidentes
El verano avanzó y con él, la cobertura vacunal frente a la Covid-19 en nuestro país que se ha situado como uno de los pioneros del mundo en términos de absorción de los sueros por parte de la población. La progresiva supresión de medidas y restricciones nos situó ante un escenario lo más parecido a la normalidad anterior a la pandemia, pero la sexta ola del virus lo ha cambiado todo. Cierto es que, gracias a la vacunación, en España el incremento de casos no se ha producido en las últimas semanas de la forma tan abrupta que se ha reportado en el resto de países europeos. Pero la situación ha cambiado.
De acuerdo con la última actualización de la situación epidemiológica hecha pública por el Ministerio de Sanidad (20 de diciembre de 2021), la incidencia acumulada a 14 días por cada 100.000 habitantes se sitúa en los 609,38 casos. En las últimas 24 horas ha escalado alrededor de 100 puntos, con más de 289.000 nuevos contagios detectados en las últimas dos semanas y casi 10.000 en las últimas 24 horas.
El uso de las mascarillas se ha vinculado con una reducción del 53% de la incidencia global de la Covid-19
La dominancia de la variante Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India) y la rápida expansión de la variante Ómicron (B.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) han complicado la situación a escasos días del inicio de las celebraciones navideñas. España ha superado ya con creces el umbral de “riesgo muy alto”, con una ocupación a nivel nacional de camas UCI por pacientes con Covid-19 por encima del 6%.
La fotografía que muestra nuestro país ha llevado al presidente del Gobierno a convocar el 22 de diciembre una Conferencia de Presidentes. Un movimiento muy criticado por gran parte de los máximos responsables autonómicos que consideran que el momento de tomar decisiones no es a 48 horas de la celebración de la Nochebuena, sino que los pasos deberían haberse dado antes. La Ponencia de Alertas, responsable junto con el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) de asesorar al Gobierno en materia de coronavirus, ya propuso al inicio del mes de diciembre una serie de recomendaciones para la celebración de las fiestas navideñas que no han conseguido calar en el Ministerio de Sanidad. Un documento que desde el departamento dirigido por Carolina Darias podría haberse llevado a alguno de los últimos Consejos Interterritoriales del Sistema Nacional de Salud (CISNS), para su debate con las comunidades autónomas, o en la Comisión de Salud Pública.
En las últimas horas distintas autonomías se han pronunciado públicamente abogando por la necesidad de un frente de actuación común en todo el país sustentado en dos pilares: el pasaporte Covid, ya implantado en algunas comunidades autónomas, y el uso de las mascarillas en exteriores.
Cierto es que el contagio al aire libre es más complicado si atendemos a la evidencia científica, pero el alto nivel de transmisibilidad de Ómicron parece apuntar a que las mascarillas son nuestro mejor aliado. Galicia, Andalucía, Castilla-La Mancha o País Vasco son algunas de las comunidades autónomas que ya han mostrado su favor al regreso de esta intervención no farmacológica que trasladarán al Ejecutivo central en la Conferencia de Presidentes.
A la espera de conocer los pasos que se marcan en esta Conferencia, si es que no deriva en que sean las comunidades autónomas las que tomen sus propias decisiones, conviene recordar el resultado de una revisión de estudios publicada por British Medicine Journal: el uso de las mascarillas se ha vinculado con una reducción del 53% de la incidencia global de la Covid-19.