El próximo domingo 21 de junio (00:00 horas) el Estado de Alarma declarado en España el pasado 14 de marzo llegará a su fin. Se inicia desde ese momento la denominada como “nueva normalidad” que, entre sus principales novedades, permitirá la movilidad sin restricciones en el conjunto del territorio nacional y la apertura de fronteras.
Desde hace semanas y ante el nuevo escenario que se plantea, las autoridades sanitarias y políticas han repetido hasta la saciedad la vital necesidad de que cada uno de los españoles seamos conscientes del importante papel que juega la responsabilidad individual de cada uno de nosotros para evitar los contagios.
Una tarea que tiene como objetivo la diseminación de los posibles rebrotes que surjan que pueden derivar en transmisión comunitaria y hacernos retroceder un paso ante todo lo que con tanto esfuerzo y sacrificio hemos logrado en los últimos meses. Hace casi un mes, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, dejaba muy claro el potencial riesgo al que nos enfrentamos con cada una de nuestras actitudes: “Un solo brote local podría iniciar otra onda epidémica nacional”.
Desde el Ministerio de Sanidad y distintos organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) expresan desde hace tiempo que la mejor forma de evitar los nuevos contagios y la propagación sin control del virus es la utilización de la mascarilla, el lavado frecuente de manos y mantener las distancias de seguridad. Tres sencillas normas que, si todos cumpliésemos, contribuiríamos a la eliminación del virus.
“Un solo brote local podría iniciar otra onda epidémica nacional”
Pero no basta con cumplirlos. Hay que hacerlo bien puesto que de nada sirve, por ejemplo, utilizar mascarilla si esta no está fabricada con los materiales adecuados o la llevamos mal colocada.
Lo primero que indica el Ministerio de Sanidad sobre este tema es que el uso correcto de la mascarilla siempre debe estar asociado a las principales medidas de prevención y a las medidas destinadas a la reducción de la transmisión comunitaria que enumeramos a continuación:
- Si tienes síntomas quédate en casa y aíslate en una habitación.
- Mantén dos metros de distancia entre personas.
- Lávate las manos frecuentemente y meticulosamente.
- Evita tocarte ojos, boca y nariz.
- Cubre la boca y la nariz con el codo flexionado al toser o estornudar.
- Usa pañuelos desechables.
- Trabaja a distancia siempre que sea posible.
Teniendo en cuenta estas medidas que se erigen como la columna vertebral de todas las demás, es el momento del protocolo de seguridad establecido por Sanidad para el correcto uso de las mascarillas evitando la generación de riesgos.
- Lávate las manos antes de ponerla.
- Durante todo el tiempo la mascarilla debe cubrir la boca, la nariz y la barbilla.
- Evitar tocar la mascarilla mientras la lleves puesta.
- Desecha la mascarilla cuando esté húmeda y no reutilices las mascarillas a no ser que se indique que son reutilizables.
- Para quitarte la mascarilla, hazlo por la parte de atrás sin tocar la parte la parte frontal, deséchala en un cubo cerrado y lávate las manos.
La Sociedad Española de Microbiología recuerda además que “hay que evitar airear la mascarilla usada o meterla en el bolso o en un bolsillo. No debemos dejar la mascarilla encima de una mesa ni colgárnosla”, ya que de esta forma lo único que estamos haciendo es esparcir posibles patógenos.
“Hay que evitar airear la mascarilla usada o meterla en el bolso o en un bolsillo. No debemos dejar la mascarilla encima de una mesa ni colgárnosla”
Es por esto que lo más recomendable si, por ejemplo, estamos en una terraza, es guardar la mascarilla en un sobre de papel ya este no contiene humedad o, en su defecto, en una tela o funda para gafas siempre que la desinfectemos a diario.
El lavado frecuente de manos con agua y jabón o genes de solución hidroalcohólica es fundamental para evitar contagiarnos. Una labor que debemos hacer de forma concienzuda y a menudo, poniendo especial atención a lavar todas las zonas: palmas, parte externa, entre los dedos y las uñas. La OMS establece el siguiente protocolo de lavado de manos:
- Frotarse las palmas de las manos entre sí.
- Frotar la palma de la mano derecha contra el dorso de la izquierda entrelazando los dedos. Hacerlo con la otra mano.
- Frotarse las palmas de las manos entre sí, con los dedos entrelazados.
- Frotar los dedos de una mano con la palma de la otra y cambiarla.
- Atrapar el pulgar izquierdo con la mano y frotar haciendo movimientos circulares y cambiar al derecho.
- Frotar la punta de los dedos de una mano contra la palma de la otra haciendo movimientos circulares.
Es muy importante dedicarle el tiempo suficiente, siendo el recomendado entre 30 y 40 segundos. Aunque resulte obvio, hay que hacerlo con jabón y siempre secar todas las zonas ya que la humedad es el caldo de cultivo perfecto para la transmisión de bacterias. Por supuesto, es necesario lavar con frecuencia las toallas que empleemos (cada tres usos).
Si lo hacemos fuera de casa lo ideal es cerrar el grifo utilizando el papel con el que nos hayamos secado para evitar la transmisión de patógenos o bacterias una vez hayamos finalizado el lavado de manos.