Del lento inicio a impresionar al mundo: así ha evolucionado la estrategia de vacunación de China

El país administra actualmente las vacunas nacionales CoronaVac y Sinpharm, ambas autorizadas por la OMS para su uso de emergencia y ha llegado a inocular más de 20 millones de dosis diarias.

Planta del Grupo Farmacéutico Nacional de China (Sinopharm) en Pekín (Foto: Xinhua)
18 junio 2021 | 00:00 h

En diciembre de 2019 la ciudad china de Wuhan se convertía en el epicentro de un brote de neumonía de origen desconocido. En cuestión de días las imágenes que nos llegaban desde China eran más cercanas a la ciencia ficción que a la realidad. El SARS-CoV-2 se extendía rápidamente por todo el país ante un mundo atónito que poco sospechaba que asistía al inicio de la peor pandemia a la que ha tenido que hacer frente la Humanidad en los últimos 100 años.

Las férreas medidas de control y prevención impuestas por las autoridades chinas, cercanas en ocasiones a un escenario de guerra, consiguieron que el país fuese de los primeros en comenzar a recuperar una relativa normalidad mientras la Covid-19 golpeada con virulencia a las naciones europeas. A pesar de las críticas recibidas sobre la gestión en la pandemia, China se ha erigido también como ejemplo a la hora de detener la expansión del virus. Ahora también lo es en términos de vacunación.

De acuerdo a los datos ofrecidos por Our World in Data (con fecha de 14 de junio de 2021) China ha administrado ya más de 924 millones de dosis de vacunas contra la Covid-19. Más de 223 millones de chinos ya han completado la pauta de inmunización. En la semana del 9 de junio las autoridades chinas lograron administrar, de media, más de 20 millones de dosis diarias. China representa más de la mitad de los 35 millones de dosis diarias que se administran en el mundo.

La primera conclusión que extraemos de estas titánicas cifras es el gran esfuerzo de producción ya que la mayoría de las dosis que se inoculan en el país asiático pertenecen únicamente a dos sueros. El primero de ellos es CoronaVac, producido por la empresa Sinovac con sede en Pekín y que ha reportado una eficacia del 51% a la hora de prevenir los síntomas de la Covid-19 y una eficacia mucho más elevada a la hora de evitar la enfermedad moderada o grave, así como los fallecimientos. La segunda de las vacunas ha sido desarrollada por Sinopharm, también con sede en Pekín. Este suero ha demostrado una eficacia del 79% contra la Covid-19 sintomática y el riesgo de ingreso hospitalario.

China representa más de la mitad de los 35 millones de dosis diarias que se administran en el mundo

Los expertos consideran que la fuerza productiva de China podría ser de gran ayuda para la demanda internacional. El país ya ha suministrado más de 350 millones de dosis de ambas vacunas a más de 75 países. Estas dos vacunas han sido autorizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para su uso de emergencia en todo el mundo lo que podría suponer un mayor número de dosis para los países con bajos ingresos.

UNA CAMPAÑA QUE SE INICIÓ DEMASIADO LENTA

Expertos consultados por Nature explican que la campaña de vacunación masiva en China se inició de forma muy lenta. Hasta mediados del pasado mes de abril las autoridades sanitarias apenas administraban cinco millones de dosis diarias.

De acuerdo a fuentes cercanas a la Comisión Nacional de Salud de China el país tiene como objetivo producir alrededor de 3.000 millones de dosis de vacunas contra la Covid-19 a lo largo del 2021. Un pronóstico que se eleva hasta los 5.000 millones de dosis para 2022. Unas previsiones arriesgadas que dependen de que todos y cada uno de los engranajes funcionen en perfecta sincronía: desde el abastecimiento de materias primas y la fabricación de los ingredientes activos de los sueros hasta la distribución de las dosis a los centros de vacunación.

EL DESAFÍO DE LAS VACUNAS CHINAS

Diversos motivos influyeron en el lento avance de los inicios de la campaña de vacunación masiva en China. Animar a los ciudadanos ha supuesto un gran esfuerzo que implica no solo una campaña gubernamental de información sino incluso regalos o sorteos para los que se animasen a inyectarse los sueros. El poco entusiasmo encuentra su origen en el largo historial de escándalos sobre medicamentos falsificados, el miedo a los posibles efectos adversos de las vacunas y la escasez de información sobre el desarrollo de las mismas. Cabe señalar que el hecho de que China consiguiese controlar relativamente rápido la pandemia ha hecho pensar a muchos de sus ciudadanos que la vacunación no era prioritaria.

Hasta mediados del pasado mes de abril las autoridades sanitarias apenas administraban cinco millones de dosis diarias

China ha buscado desde el primer momento que las vacunas mejorasen su reputación a nivel mundial tras verse vapuleada por la gestión realizada en los inicios de la pandemia. A principios de año las autoridades estatales llegaron incluso a poner en marcha una campaña de desinformación contra las vacunas de Pfizer y Moderna con el objetivo de promover las vacunas chinas como mejores y más seguras. El Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China incluso llegó a cuestionar la seguridad de las vacunas estadounidenses al considerar que el uso de nuevas tecnologías en vez de los métodos tradicionales para desarrollar vacunas como el seguido por China podría tener consecuencias en materia de salud para aquellos a los que se les inoculase tal y como recuerdan en The New York Times.

Dos fueron los momentos que han marcado el punto de inflexión para acelerar la campaña de vacunación masiva en China. El primero de ellos fueron los brotes detectados en las provincias de Anhui y Liaoning. Tras la detección del primer caso en Luan (Anhui) la provincia vacunaba a más de 1,1 millón de personas en un solo día. Resultó determinante el hecho de que ninguno de los 18 casos detectados en el brote se había vacunado. El segundo hecho que ha aumentado la confianza de los ciudadanos chinos en las vacunas fue la autorización por parte de la OMS de los sueros para su uso de emergencia.

EL RETO DE LAS ZONAS RURALES

Un aspecto a tener en cuenta a la hora de valorar los datos expuestos es el hecho de que los sueros CoronaVac y Sinopharm requieren de un mayor tiempo de elaboración que las vacunas basadas en tecnología de ARN mensajero. El motivo reside en que se desarrollan partiendo del virus inactivo. Para su producción los fabricantes primero deben cultivarlos en células en grandes biorreactores. Un proceso que según los expertos consultados por Nature puede suponer varios meses.

Con este ritmo de vacunación China podría completar la inmunización de toda su población en poco más de tres meses. Hablamos de un país con más de 1.400 millones de habitantes. Los expertos consideran que la inmunización total llevará más tiempo ya que la mayoría de las personas vacunadas residen en las grandes ciudades del país asiático y la expansión de las vacunas a las zonas rurales supondrá nuevos retos.

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