“La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha archivado silenciosamente la segunda fase de su esperada investigación científica sobre los orígenes de la pandemia de Covid-19, alegando dificultades para llevar a cabo estudios en China”. Con estas palabras la revista Nature acusaba el pasado 14 de febrero a la OMS de haber dado carpetazo a la investigación que tiene como misión esclarecer los orígenes del SARS-CoV-2.
Pocas horas después de la publicación del artículo la doctora Maria Van Kerkhove, epidemióloga líder de la OMS, negaba rotundamente las afirmaciones realizadas por la prestigiosa publicación científica: “Se trata de un error de información que es realmente preocupante porque está generando algunos titulares que son inexactos. Creo que debemos dejar perfectamente claro que la OMS no ha abandonado el estudio de los orígenes de la Covid-19. No lo hemos hecho y no lo haremos”, defendía férreamente en una rueda de prensa celebrada desde Ginebra (Suiza).
La comunidad científica internacional ha reiterado en numerosas ocasiones la importancia vital que supone el conocer el origen del SARS-CoV-2. No solo desde el punto de vista de la pandemia actual que sigue en curso, sino también de cara a futuras amenazas. Desde la detección de los primeros casos de Covid-19 en la ciudad china de Wuhan el país asiático se situó como epicentro de la pandemia. El hermetismo con el que desde Pekín trató la gestión de la crisis sanitaria en sus albores, ha recibido duras críticas por parte de multitud de gobiernos que veían en la forma de actuar de China una barrera para conocer los verdaderos orígenes del coronavirus.
En este contexto en enero de 2021 un equipo internacional de expertos convocados por la OMS viajaba hasta Wuhan. Una misión conjunta con científicos chinos centrada en revisar la evidencia sobre cuándo y cómo podría haber surgido el SARS-CoV-2. En marzo de ese mismo año se conocían los resultados de esta primera fase de la investigación. Sus autores acotaron las posibilidades sobre el origen del virus a cuatro hipótesis, siendo la que tenía un mayor peso la que aludía al salto de los murciélagos a los seres humanos a través de una especie intermediaria no identificada. Esta primera parte de la misión sentaba las bases de la segunda fase que nunca llegó a iniciarse.
El informe de la OMS concluyó que era “extremadamente improbable” que el coronavirus hubiese escapado de forma accidental del Instituto de Virología de Wuhan. Pero la sola idea de plantear esta hipótesis generó una brecha entre los investigadores que componían el equipo de la OMS y las autoridades chinas.
Cada vez son más voces las que critican que esta investigación se planteó y manejó de forma errónea desde su concepción tanto por China, como por la OMS y, por supuesto, también por la comunidad internacional
A principios de julio de 2022 la OMS informó a sus Estados miembros las líneas sobre las que se fundamentaba la segunda parte de la investigación. Entre los principales objetivos se proponía la evaluación de los mercados de comercio de animales salvajes ubicados en Wuhan y sus alrededores (popularmente conocidos como “mercados húmedos”), las granjas que abastecían a estos y auditorías en todos los laboratorios cercanos a las áreas en las que se detectaron los primeros casos de Covid-19. Esta última propuesta no fue recibida con agrado tal y como demuestra el comunicado emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores de China a través del que denunciaba que la propuesta no contaba con el beneplácito de todos los Estados miembros de la OMS, por lo que la misión “no debería centrarse en vías que el informe anterior ya había considerado como extremadamente improbables”, recuerdan desde Nature.
El 22 de julio de 2021 la Comisión Nacional de Salud de China rechazaba los planes anunciados por la OMS para la continuación de la investigación después de que la agencia de la ONU reconociese que se requería investigar todas las hipótesis que se barajaban sobre los orígenes del coronavirus, incluyendo la posible fuga de un laboratorio. “En algunos aspectos, el plan de la OMS para la próxima fase de la investigación sobre el origen del coronavirus no respeta el sentido común y va en contra de la ciencia. Es imposible para nosotros aceptar ese plan”, declaraba en rueda de prensa el subdirector de dicha Comisión, Zeng Yixin.
Una decisión no exenta de reproches por parte de la comunidad internacional que fue tachada como de irresponsable, y que únicamente logró que la teoría sobre la posible fuga del virus del laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan cobrase un pábulo mayor, especialmente por personalidades de relevancia pública como el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Ahora, a pesar de las palabras de Van Kerkhove, lo cierto es que la investigación se encuentra en punto muerto y no se vislumbra un horizonte claro. Cada vez son más voces las que critican que esta investigación se planteó y manejó de forma errónea desde su concepción tanto por China, como por la OMS y, por supuesto, también por la comunidad internacional.
Tal y como informan desde Nature Van Kerkhove ha afirmado que el director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha continuado interactuando de forma directa con las autoridades chinas con el objetivo de motivar cierto aperturismo por parte de Pekín y que compartan más información. Es de conocimiento público que la OMS ha mantenido comunicaciones con el Centro de China para el Control y la Prevención de Enfermedades en Pekín y poder establecer así colaboraciones.
“Realmente queremos poder trabajar con nuestros colegas de allí (en relación a China). Esta situación es realmente frustrante”, ha aseverado Van Kerkhove. “Se lo debemos a las personas que murieron, a las familias que han sufrido y a todos nosotros para que estemos mejor preparados para la próxima vez”.