“La pandemia de Covid-19 ha sacado a la luz los numerosos fallos del sistema mundial de protección de las personas frente a las pandemias: las personas más vulnerables se quedan sin vacunas, los trabajadores de la salud no tienen el equipo necesario para realizar su labor para salvar vidas y los enfoques de ‘yo primero’ obstaculizan la solidaridad mundial necesaria para hacer frente a una amenaza global”. Con estas palabras el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, comunicaba el pasado 1 de diciembre la decisión acordada por la Asamblea Mundial de la Salud para la puesta en marcha de un proceso para elaborar un acuerdo global histórico sobre la prevención, preparación y respuesta frente a futuras pandemias.
El SARS-CoV-2 ha puesto en jaque los sistemas sanitarios, economías y sociedades de todo el mundo. La humanidad ha tenido que hacer frente a la peor crisis sanitaria en, al menos, los últimos 100 años. La Covid-19 ha evidenciado que ningún sistema sanitario del mundo estaba preparado para hacer frente a la situación que hemos vivido y que nos ha obligado a adoptar medidas prácticamente sobre la marcha ante la falta de referentes. La prevención es el mejor de los aliados y este es uno de los aprendizajes que debemos extraer sin duda de esta pandemia ya que, nuestra realidad ecológica, nos avisa que no será la última.
En este sentido ponemos el foco en un reciente estudio publicado por la revista Science Advanced que compara los costes derivados de la prevención frente a futuras pandemias con los costes que supone controlarlas. “Resulta que la prevención es realmente la mejor medicina”, afirma Stuart Primm, profesor de Ecología de la Conservación en la Universidad de Duke y coautor principal del estudio. “Estimamos que podría reducirse en gran medida la probabilidad de otra pandemia invirtiendo solo una pequeña parte de las pérdidas sufridas hasta ahora por la Covid-19 en medidas de conservación diseñadas para ayudar a detener la propagación de estos virus de la vida silvestre a los seres humanos”.
En primer lugar el estudio señala que deberíamos comenzar por invertir en programas que pongan punto y final a la deforestación tropical, así como para detener el tráfico de vida silvestre. Enfatiza en la necesidad de acabar con el comercio de carne de animales silvestres en China y la mejora de la vigilancia y control de las enfermedades que afectan tanto a los animales salvajes y domésticos a nivel global.
“La conclusión es clara: si no dejamos de destruir el medio ambiente y de vender especies salvajes como mascotas, destinadas al consumo o para la fabricación de medicamentos, estas enfermedades seguirán apareciendo y la mejor muestra la encontramos en la actual pandemia. Hemos comprobado que controlar estos problemas de salud pública es excesivamente costoso y difícil”
En las últimas décadas más del 70% de las enfermedades que han afectado a los humanos se han producido por zoonosis, es decir, el salto de especies animales a seres humanos. Los expertos responsables del estudio señalan que hemos talado más del 25% de los árboles de los bosques tropicales con diferentes fines y esto está aumentando la transmisión de virus de animales a humanos. Apuntan además de forma directa a los conocidos como “mercados húmedos” (puntos de venta donde se comercializa con animales salvajes vivos o muertos sin apenas controles sanitarios) como uno de los principales focos para el origen de enfermedades.
“La conclusión es clara: si no dejamos de destruir el medio ambiente y de vender especies salvajes como mascotas, destinadas al consumo o para la fabricación de medicamentos, estas enfermedades seguirán apareciendo y la mejor muestra la encontramos en la actual pandemia. Hemos comprobado que controlar estos problemas de salud pública es excesivamente costoso y difícil”, asevera Primm.
“Han pasado más de dos años desde que surgió la Covid-19 y no contamos con ninguna cura. No se está vacunando a todas las personas en los países que tienen acceso a las vacunas y mucho menos en aquellos que no pueden permitirse pagarlas”, añade.
“La necesidad de implementar medidas preventivas lo antes posible es cada vez más urgente”
Esta investigación ha contado con la participación de epidemiólogos, economistas, ecologistas y biólogos conservacionistas de 21 instituciones. Han calculado que invertir una cantidad equivalente a solo el 5% de las pérdidas económicas asociadas con la Covid-19 en la protección ambiental y vigilancia de enfermedades en etapa temprana, reduciría a la mitad los riesgos de futuras pandemias zoonóticas. Esto podría ayudar a salvar 1,6 millones de vidas cada año y reducir los costes de mortalidad en alrededor 10 billones anuales.
Una de las recomendaciones clave se centra en utilizar parte de esa inversión en la capacitación de más veterinarios y biólogos con mayor experiencia en enfermedades producidas en animales salvajes.
Otra de las recomendaciones apunta a la creación de una base de datos genómicos global que pueda ser utilizada para identificar patógenos emergentes de forma los suficientemente temprana como para desacelerar o detener la propagación y, en última instancia, acelerar el desarrollo de vacunas y pruebas diagnósticas.
“La necesidad de implementar medidas preventivas lo antes posible es cada vez más urgente”, declara Andrew Dobson, otro de los autores del estudio y profesor de Ecología y Biología Evolutiva en la Universidad de Princeton. “Las epidemias ocurren cada vez con mayor frecuencia y se extienden a más continentes”.
“La prevención es mucho más barata que la cura. Prevenir las epidemias antes de que estallen es la última ganga económica”, concluye Aaron Bernstein, director del Centro para el Clima, la Salud y el Medio Ambiente Global de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard y pediatra en el Boston Children´s Hospital.