Desde marzo del 2020 a marzo de 2021 los ingresos en la Unidad de Hospitalización del Hospital Infantil Niño Jesús aumentaron en algunas patologías hasta un 20% en el caso de trastornos de alimentación. Sin embargo, donde más se ha observado un cambio ha sido en los ingresos por comportamiento suicida. “Han aumentado en el último año”, admitela doctora Mar Faya, psiquiatra del centro, que añade: “Y han llegado a constituir el 60% de todos los ingresos,siendo uno de los motivos más frecuentes de atención en Urgencias”.
“En la mayoría de los pacientes ya existía psicopatología mental previa que se ha agravado por la pandemia. Sin embargo, en otras ocasiones no había antecedentes psiquiátricos previos”, precisa la doctora Faya a Consalud.es.
Más de un año después de que empezara la pandemia comienzan a conocerse algunas de las consecuencias de ella, de los meses de encierro y de la reducción de las relaciones sociales en los menores. Según ha informado el Hospital Niño Jesús a este medio, los casos de afecciones de salud mental han aumentado en este sector de la población, así como los ingresos derivados de ellos.
Menores sin patología previa han presentado problemas conductuales y emocionales
Al comienzo del confinamiento tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la propia Organización de las Naciones Unidas (ONU) realizaron campañas para fomentar la salud mental, principalmente entre aquella población más vulnerable: trabajadores sanitarios, personas mayores y jóvenes. En 2020 ya se sabía que se había producido un aumento del sentimiento de angustia en el 35% de la población encuestada en China, el 60% en el Irán y el 45% en los Estados Unidos. Y estas cifras han ido aumentado tras un año de distancia social.
“Todos hemos sufrido las consecuencias de más de un año de encierro y distancia social. Y por supuesto los niños se han visto muy afectados, principalmente aquellos con patologías previas”, señala el doctor Pedro Gorrotxategi, vicepresidente de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria.
“Sin lugar a dudasel impacto que la pandemia está teniendo en la salud mental de los menores está siendo devastador. Menores sin patología previa han presentado problemas conductuales y emocionales”, explica la doctora Mar Faya. Por otra parte, la pandemia “ha podido agravar los trastornos ya existentes, generando un mayor nivel de complejidad en los mismos al asociarse, en bastantes ocasiones, ideación autolítica (pensamientos o ideas persistentes encaminadas al suicidio)”, continúa.
El estrés derivado de esta situación ha aumentado la vulnerabilidad de los más pequeños
El miedo y la incertidumbre provocados por la pandemia, el aburrimiento, la fatiga, las situaciones de duelo por la pérdida de seres queridos, entre otros, agravaron la salud mental infantil desde el confinamiento. “Muchos de estos casos, sin antecedentes psiquiátricos previos, se han gestado durante el confinamiento, se consolidaron en verano y se han agravado en el otoño necesitando de atención especializada”, señala la psiquiatra.
“Desde nuestro punto de vista los adolescentes han sido los más afectados”, añade la doctora Mar Faya. “Han aumentado todos los trastornos de forma global, aunque especialmente los trastornos de conducta alimentaria, los trastornos depresivos y los trastornos de ansiedad”, continúa. Para los pediatras y psicólogos el estrés derivado de esta situación ha aumentado la vulnerabilidad de los menores.
“Por suerte, la vacunación y la vuelta de los campamentos y las actividades de voluntariado, beneficiarán a muchos niños”, indica el doctor Pedro Gorrotxategi. “Además, mantener una estructura socio-familiar y unas rutinas más normalizadas, contribuirán a aumentar los factores protectores que evitan estas patologías”, concluye la doctora Mar Faya.