Parte de las personas infectadas por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, cursan la Covid-19 de forma asintomática o con un cuadro de síntomas leves mientras que otra parte, se ven afectados por graves síntomas que requieren ingreso hospitalario o en UCI, causando en muchos casos la muerte. ¿Por qué existe esta disparidad? La respuesta a esta cuestión la encontramos, al menos en parte, en la edad de los pacientes y la existencia de patologías previas como la obesidad. Pero en este puzle continúa existiendo una pieza que no encaja y sobre la que los genetistas han puesto el foco. ¿Influye nuestro ADN en la forma en la que nos afecta el virus?
Un grupo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins ha realizado un exhaustivo estudio de más de 2.200 pacientes con Covid-19. Han conseguido identificar variantes genéticas comunes que estarían relacionadas con los casos más graves de la enfermedad y que apuntan a la posible utilización de medicamentos ya existentes para reducir el impacto del virus. “Es realmente emocionante. Cada uno proporciona un objetivo potencial”, expresa la epidemióloga experta en genética de la citada universidad, Priya Duggal en Science.
En un enfoque estándar para localizar genes que influyen en una condición, los genetistas escanean el ADN de un gran número de personas en busca de millones de secuencias de marcadores para establecer asociaciones entre marcadores específicos y casos de la enfermedad. El pasado mes de junio esta asociación genómica se materializó en un estudio publicado en New England of Medicine que encontró dos “hits” vinculados a la insuficiencia respiratoria en 1.600 pacientes italianos y españoles con Covid-19.
Se trata de un marcador dentro del gen ABO que determina en una persona el tipo de sangre y un tramo del cromosoma 3 que contiene media docena de genes. Estos dos vínculos también han surgido en los datos de otros grupos analizados por varios estudios desarrollados por ADN 23andMe.
El nuevo estudio con el que abríamos estas líneas ha confirmado la participación de la región del cromosoma 3. Y, debido a que el 74% de sus pacientes estaban tan enfermos que necesitaron ventilación mecánica invasiva, tenía la suficiente fuerza estadística para revelar otros marcadores, en otras partes del genoma, relacionados con el curso severo de la Covid-19.
Una variante de IFNAR2 encontrada en uno de cada cuatro europeos aumentó el riesgo de Covid-19 grave en un 30%
Uno de estos hallazgos hace referencia a un gen denominado como IFNAR2 que codifica un receptor celular para el interferón, un poderoso mensajero molecular que reúne las defensas inmunológicas cuando un virus invade una célula. Una variante de IFNAR2 encontrada en uno de cada cuatro europeos aumentó el riesgo de Covid-19 grave en un 30%. Kenneth Baillie, genetista de la Universidad de Edimburgo, explica que el impacto de IFNAR2 es “completamente complementario” a un hallazgo reportado por Science el pasado mes: mutaciones muy raras que desactivan IFNAR2 y otros siete genes de interferón que pueden explicar hasta el 4% de los casos graves de Covid-19. Ambos estudios han abierto el camino a los ensayos en curso de interferones como tratamiento para la Covid-19.
Otro de los hallazgos del estudio realizado en Reino Unido apunta a los genes OAS que codifican proteínas que activan una enzima que descompone el ARN viral. Un cambio en uno de esos genes podría afectar a esta activación, permitiendo que el virus prospere. Los datos reportados por el estudio sugieren que existe una variante tan común e influyente en la Covid-19 como el factor de riesgo genético del interferón.
“No creo que nadie en estos momentos tenga una comprensión clara de cuáles son los genes subyacentes”
Otros genes identificados por el equipo de Baillie podrían aumentar las respuestas inflamatorias en los pulmones provocadas por el SARS-CoV-2. Unas reacciones que pueden ser letales en algunos pacientes. Uno es el DPP9, que codifica una enzima que se sabe que está involucrada en enfermedad pulmonar. El otro, el TYK2, codifica una proteína de señalización implicada en la inflamación.
Pero la referida región del cromosoma 3 se erige todavía como el factor genético más poderoso. Una sola copia de la variante asociada a la enfermedad duplica con creces las posibilidades de que una persona infectada por el virus curse de forma grave la Covid-19. El pasado mes un estudio publicado en Nature apuntaba a que esta sospechosa región provenía de los neandertales. Ahora está presente, a través del mestizaje durante miles de años, en el 16% de los europeos y el 50% de los habitantes del sur de Asia.
Pero el gen o genes específicos del cromosoma 3 siguen siendo esquivos. Al analizar los datos de la actividad genética del tejido pulmonar en personas con y sin la variante, el estudio de Reino Unido se centró en CCR2, un gen que codifica un receptor de proteínas de citosina que desempeña un papel fundamental en la inflamación. “No creo que nadie en estos momentos tenga una comprensión clara de cuáles son los genes subyacentes” para el cromosoma 3, afirma Andrea Ganna, genetista de la Universidad de Helsinki.
El estudio de Reino Unido no ha confirmado que las variantes ABO afecten a las probabilidades de cursar la Covid-19 de forma grave. Algunos estudios centrados en los tipos de sangre y no en los marcadores genéticos, sugieren que la sangre tipo 0 protege contra la Covid-19, mientras que el tipo A hace a las personas más vulnerables. Manuel Rivas, genetista de la Universidad de Stanford replica que el tipo de sangre puede influir en si una persona se infecta, pero no en el curso de la infección.
Lo cierto es que los genetistas han tenido poca suerte hasta el momento en la identificación de variantes genéticas que expliquen los motivos por los que la Covid-19 afecta de forma tan dispar. Los expertos coinciden en que los factores socioeconómicos y las patologías preexistentes tienen mayor peso, incluso aunque se logren identificar de forma clara y precisa factores de riesgo genéticos.