Un reciente estudio publicado en Cell Reports Medicine, elaborado por investigadores del Instituto de Inmunología de La Jolla, ha descubierto que las células T generadas por las personas recuperadas de la infección por SARS-CoV-2 o de aquellas que han desarrollado inmunidad tras la administración de las vacunas de Pfizer/BioNTech o Moderna, cuentan con capacidad para reconocer algunas de las variantes del virus.
La investigación revela que las células T “auxiliares” (CD4+) y las células T “asesinas” (CD8+) pueden reconocer formas mutadas del virus. Esta reactividad es la clave sobre la que se asienta la compleja respuesta inmune que el organismo genera frente al virus y que permite la eliminación de las células infectadas y la progresión hacia una enfermedad grave.
Los responsables del estudio enfatizan en que la investigación solo se ha centrado en abordar cómo las células T de nuestro cuerpo responden a algunas de las variantes. Destacan además que varias de estas variantes guardan relación con niveles más reducidos de los anticuerpos encargados de enfrentarse al coronavirus.
“Las variantes generan una importante preocupación, pero nuestro estudio muestra que, incluso si hay una disminución de los anticuerpos como ya han demostrado otros estudios, las células T no se ven afectadas en gran medida”, declara una de las responsables, Alba Grifoni. “Las vacunas aún funcionan”, asevera.
Este estudio se publicó de forma pre-impresa en marzo de 2021 y sus hallazgos fueron destacados en una conferencia de prensa del director de los Institutos Nacionales de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, Anthony Fauci. “Estamos aprendiendo cada vez más que estas células T CD4+ y CD8+ son muy importantes porque reaccionan de forma cruzada contra ciertas variantes virales”, declaraba en la citada comparecencia ante los medios el pasado 31 de marzo.
“Las variantes generan una importante preocupación, pero nuestro estudio muestra que, incluso si hay una disminución de los anticuerpos como ya han demostrado otros estudios, las células T no se ven afectadas en gran medida”
En el tiempo que ha transcurrido desde la primera publicación del artículo los investigadores casi han triplicado su cohorte de pacientes y han realizado análisis adicionales. En esta nueva fase de la investigación se han analizado las células T de tres grupos diferentes: personas que se habían recuperado de la Covid-19, personas que habían sido vacunadas con los sueros de Pfizer/BioNTech o Moderna y personas que nunca habían estado expuestas al SARS-CoV-2. En el caso del tercer grupo los análisis se han desarrollado mediante muestras almacenadas que fueron recogidas antes del inicio de la pandemia.
Los autores del estudio explican que es probable que tanto los sujetos que se han recuperado de la infección natural como aquellos inmunizados con los dos sueros mencionados cuenten con células T que sean capaces de reconocer el “linaje ancestral” del virus. Hacen referencia a la cepa original del SARS-CoV-2 detectada originalmente en diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan. Desde ese momento el virus ha mutado notablemente dando lugar a las distintas variantes que hoy conocemos, siendo la Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India) la que mayor preocupación despierta en estos momentos.
Los investigadores estudiaron el comportamiento de las células T entrenadas para reconocer la cepa ancestral frente a las variantes Alfa (B.1.1.7, detectada originalmente en Reino Unido), Beta (B.1.351, detectada originalmente en Sudáfrica), Gamma (P.1, detectada originalmente en Brasil) y Épsilon (B.1.427 / B.1.429, detectada originalmente en Estados Unidos). El resultado indica que tanto los individuos que habían superado la Covid-19 como los vacunados contaban con reactividad cruzada a estas variantes.
“Las vacunas desarrolladas contra la Covid-19 realizan un trabajo fantástico al producir anticuerpos que detienen las infecciones por SARS-CoV-2, pero algunas de las vacunas no logran detener las infecciones causadas por las variantes. puede pensar en las células T como un sistema de respaldo: si el virus supera los anticuerpos es probable que las células T puedan detener la infección por alguna de estas variantes”, señala Shane Crotty, coautora del estudio, tal y como recogen en News Medical.
“Los epítopos de células T están bien conservados entre las variantes del SARS-CoV-2 por lo que la incorporación de objetivos de células T en futuras vacunas contra la Covid-19 podría ser una vía inteligente de asegurarnos que las variantes futuras no puedan escapar de la inmunidad mediada por las vacunas”, concluye Crotty.