En los últimos tiempos hemos asistido a un paulatino progreso de humanización de la asistencia sanitaria. El paciente ha pasado a ser el centro de la atención y conceptos como su dignidad e individualidad han cobrado una relevancia especial, siendo los profesionales sanitarios uno de los principales agentes de esta humanización.
Pero, ¿cómo podemos seguir trabajando este concepto en tiempos de pandemia? La respuesta nos llega de la mano de la entrevista realizada por ConSalud.es a Carmen Ferrer Arnedo, directora del Máster de Humanización en Salud de la Universidad Europea.
¿Qué significa humanizar la atención sanitaria? ¿Es un concepto que debería centrarse en las personas y no solo en el paciente?
Humanizar es responder a lo que el otro necesita de nosotros y esa necesidad va más allá de un diagnóstico y un tratamiento. Tiene que ver con lo que la persona y su entorno necesita: con la información, con la accesibilidad, con tener en cuenta los valores, los deseos, con comprender la necesidad de ser cuidado, diferente a la necesidad de ser curado… Con lo de las personas, como decía una de mis maestras F. Collieré:
“Humanizar es pensar en las personas, en los sujetos y su subjetivo y no solo en las enfermedades como el objeto, como el valor único de lo objetivo”.
¿Cómo se puede generar cercanía en la asistencia en estos tiempos en los que el distanciamiento social es la máxima?
Mediante algo que hacemos las enfermeras garantizando la presencia cuidadora y para hacer esto en tiempos de distancia se necesita: información fluida, complicidad con los pacientes y sus familias, con la tecnología, trabajo para mitigar el aislamiento desde los cuidados y la presencia de los profesionales. Si hay un plan y este se comparte con los pacientes y sus familias, uno no se siente tan solo. Hay que compartir el control de la incertidumbre que da el tiempo hospitalario y las enfermeras tienen una gran labor que hacer en esta línea.
“Humanizar es pensar en las personas, en los sujetos y su subjetivo y no solo en las enfermedades como el objeto, como el valor único de lo objetivo”
¿Va la humanización más allá de la relación interpersonal y afecta, por ejemplo, a elementos como las infraestructuras o el mobiliario?
Por supuesto. Humanizar es generar confort, es abordar los malestares, es la calidez de los espacios, es la funcionalidad por ejemplo de que las personas que hacen recuperación funcional en un centro dispongan de ropa deportiva, sencilla, que pone el centro para bajar a la sala de fisioterapia, o a trabajar con los terapeutas…pensar en las personas, en sus objetivos.
La pandemia ha obligado a tomar decisiones drásticas en la atención de los pacientes ante la falta de recursos y atendiendo a factores como la edad o las posibilidades de supervivencia. ¿Hemos retrocedido en materia de humanización?
Creo que las cosas no se explican bien, en salud trabajamos de manera protocolizada, con criterios de buena atención y basados en evidencia científica. Los médicos toman diariamente decisiones y lo hacen con trasparencia, apoyados en evidencia. No creo que ningún centro trabaje de manera arbitraria, es más, se trabaja con criterios ahora, y ante dos personas con infarto de miocardio, o cuando se producen accidentes, siempre se toman decisiones desde los principios éticos de beneficencia, no maleficencia, justicia y autonomía. Otra cosa es que debemos de reflexionar sobre qué ha pasado con la autonomía, con la intimidad, con la información, con la comunicación… Pero este es un ejercicio que todavía debemos hacer.
"Siempre se toman decisiones desde los principios éticos de beneficencia, no maleficencia, justicia y autonomía"
Los profesionales sanitarios siempre han demostrado un alto grado de implicación humana tanto con la sociedad como con los pacientes. Una fotografía que la pandemia ha puesto aún más en valor. ¿Qué retos supone para los sanitarios este escenario?
Un reto importante es el valor del cuidado como servicio. Los aspectos del cuidado invisible han adquirido gran valor porque son valiosos para las personas, la humanización se construye con los pequeños detalles. Esto es algo que no se puede olvidar y a veces se olvida cuando aparece la tecnología o se habla únicamente del valor vida y poco de la importancia de la solidaridad comunitaria siendo cívicos y utilizando mascarillas, distancias o lavándonos las manos y animando a los demás a hacerlo.
¿Influye en la recuperación de los pacientes el que reciban una atención más humanizada?
Claro que sí, una vez fui gerente en un hospital y algo que nosotros planteábamos es que el paciente debía de sentirse como en casa para poder comenzar su recuperación, una mirada de optimismo, un plan personal, cuando los demás trabajan contigo, y estas seguro, como en casa…ahí comienza tu recuperación. El humor, cantar, ser capaz de tener retos, de reírse… Diseñé entonces un documento: el diario del paciente, que supuso una herramienta de empoderamiento, desde un enfoque de humanización. Pueden descargársela de internet y utilizarla. Yo la diseñe y la deje allí para ayudar a las personas en su recuperación.
"Todavía no hay un cambio de organizaciones centradas en las personas, los cuidados no tienen el valor que deberían, siguen en la trastienda del sistema"
En términos de humanización, ¿en qué punto se encuentra la sanidad española? ¿Qué deberíamos mejorar?
Siempre hay que mejorar, pero estamos en el buen camino. Casi todas las comunidades autónomas tienen Planes de Humanización, comisiones de humanización en los hospitales, yo dirijo en la Universidad Europea el Máster de Humanización en Salud para formar agentes de cambio.
Todavía no hay un cambio de organizaciones centradas en las personas, los cuidados no tienen el valor que deberían, siguen en la trastienda del sistema, todavía no se trabaja en equipos interdisciplinares reales, todavía el ciudadano no participa en la toma de decisiones o se trabaja muy poco en la capacitación para el autocuidado pro estamos en ello. Yo soy optimista, confió en que los pacientes, las personas cuidadoras, los profesionales no alinearemos desde a corresponsabilidad para alcanzar un grado de excelencia y de seguridad.