Como consecuencia de la situación generada por el coronavirus, prácticamente todos los servicios del Hospital La Luz se pusieron a disposición de las circunstancias para la atención y cuidado de pacientes afectados por la viremia.
Con el fin de ir recuperando la actividad asistencial en diferentes patologías de manera progresiva y garantizando un entorno totalmente seguro, el Hospital La Luz ha desarrollado un plan específico para adecuarse a la nueva realidad con el objetivo principal de poder ofrecer asistencia sanitaria a todos aquellos pacientes que lo precisen.
Entre las medidas adoptadas se incluyen la adecuación de circuitos asistenciales diferenciados, la potenciación de la asistencia digital (videoconsultas) para los pacientes que así lo requieran, manteniendo también, la atención presencial en consultas externas, la adaptación de espacios y zonas comunes, aumentando la distancia física entre asientos de las salas de espera, la información a los pacientes previa a su visita al hospital y los protocolos específicos de higiene y limpieza, entre otras.
"En pacientes positivos, si es posible, se retrasa la intervención o se programa en circuito COVID preparado para ello y con todas las medidas de aislamiento y protección necesarias"
Tal y como explica el doctor Carlos Durán, jefe de Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo, se han establecido dos circuitos asistenciales bien diferenciados en el hospital. Un circuito para pacientes COVID o sospecha de COVID (afortunadamente cada vez menor), dejando una planta de ingreso hospitalario separada y aislada de las demás, así como una nueva UVI exclusiva para este tipo de pacientes que cumple con todos los criterios tecnológicos, de personal y material para el seguimiento del paciente. Un segundo circuito para pacientes no COVID, tanto en planta de hospitalización como quirófanos y UVI.
Asimismo, continua este especialista, "realizamos estudios específicos y ampliados de pre-anestesia antes de la cirugía para asegurarnos que el paciente está libre de contaminaciónpor virus. En pacientes positivos, si es posible, se retrasa la intervención o se programa en circuito COVID preparado para ello y con todas las medidas de aislamiento y protección necesarias".
"Los equipos de Oncología hemos adoptado nuevas formas de trabajar para minimizar el riesgo de infección de los pacientes, al mismo tiempo que se está optimizando su tratamiento oncológico"
Los pacientes oncológicos tienen un mayor riesgo de padecer complicaciones por COVID-19, especialmente si se encuentran en tratamiento. Una de las recomendaciones realizadas por las distintas asociaciones de Oncología, entre las que se encuentra, la Sociedad Europea de Oncología Médica, ha sido sustituir las consultas presenciales de los pacientes por consultas telefónicas, así como mantener las reuniones con el resto de profesionales sanitarios a través de videoconferencias.
"Los equipos de Oncología hemos adoptado nuevas formas de trabajar para minimizar el riesgo de infección de los pacientes, al mismo tiempo que se está optimizando su tratamiento oncológico. Se han modificado los protocolos de los tratamientos para reducir las visitas al hospital sin comprometer su eficacia. El tratamiento oncológico se considera inmunosupresor, y por tanto un factor de predisposición a enfermedad severa. Aunque los casos son pocos, pequeñas series de pacientes oncológicos infectados por el SARS-CoV-2, describen una peor evolución de la infección que en pacientes no oncológicos", señala la doctora Esther Holgado, jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital La Luz.
Los Servicios de Oncología Radioterápica (SOR) son de las pocas especialidades que han mantenido la actividad asistencial durante esta pandemia. La responsable de la unidad de Oncología Radioterápica del Hospital La Luz, la doctora Elia del Cerro, destaca que la labor asistencial del servicio se ha basado en las recomendaciones internacionales establecidas. La radioterapia es un tratamiento vital y por ello la importancia de garantizar el funcionamiento de todas las instalaciones de los servicios de Oncología Radioterápica. "Era necesario reducir al máximo las tasas de contagio y de infección y por ello, reducir el número de consultas presenciales al mínimo, fomentar el teletrabajo y acortar los tratamientos radioterápicos, es decir, adoptar regímenes hipofraccionados (menor número de sesiones) administrando más dosis en cada sesión para conseguir los mismos resultados curativos", subraya Elia del Cerro.