Entre el 20 de febrero y el 19 de marzo de 2023 se han notificado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de 3,7 millones nuevos casos de Covid-19 y 26.000 muertes. Cifras que suponen una disminución del 31 y del 46%, respectivamente en comparación con la actualización epidemiológica anterior. A pesar de estos datos la agencia internacional de salud de la ONU advierte de que continúan existiendo importantes diferencias entre regiones. El cómputo histórico de la pandemia deja por el momento más de 760 millones de casos de Covid-19 y más de 6,8 millones de fallecidos.
Con este telón de fondo el Grupo Asesor Estratégico de Expertos en Inmunización (SAGE, por sus siglas en inglés) de la OMS ha revisado la hoja de ruta para priorizar el uso de vacunas contra la Covid-19 en el contexto epidemiológico actual. Una revisión fundamentada en dos aspectos principales: reflejar el impacto de Ómicron (B.1.1.529), la variante dominante en estos momentos, así como el alto nivel de inmunidad registrado en gran parte de la población debido al elevado número de infecciones y las campañas de vacunación.
La actualización de la hoja de ruta realizada por SAGE continúa priorizando la protección de las personas con mayor riesgo de enfermedad grave y muerte ante el coronavirus, así como un enfoque centrado en aumentar la resiliencia de los sistemas sanitarios. De esta forma los expertos enfatizan en la rentabilidad de la vacunación la Covid-19 para aquellos con menor riesgo, como los niños y adolescentes, frente a otras intervenciones de salud.
Se incluyen además una serie de recomendaciones revisadas sobre las dosis de refuerzo adicionales y el espaciamiento de los intervalos de inoculación. Se ha considerado además la reducción de las condiciones posteriores a la infección por SARS-CoV-2 de las vacunas actuales, pero la evidencia sobre el alcance de su impacto continúa siendo “inconsistente”.
La actualización se ha efectuado en base a un escenario en el que se asume que el virus continuará evolucionando, con una previsible tendencia a provocar una enfermedad cada vez menos grave aunque con aumentos repentinos de las infecciones, por lo que se requerirán refuerzos periódicos. Afirmación que requiere matices. Los expertos con conforman el SAGE han establecido una clasificación de riesgo simplificada que incluye tres grupos: alto, medio y bajo. Esta propone un enfoque diferenciado para el suministro de la pauta de vacunación primaria y las dosis adicionales para cada uno de los grupos de riesgo.
CLASIFICACIÓN DE GRUPOS DE RIESGO SIMPLIFICADA
El grupo de alta prioridad está formado por los adultos mayores, adultos más jóvenes con comorbilidades significativas (como por ejemplo diabetes o enfermedades cardíacas), personas con condiciones inmunocomprometidas (VIH o receptores de trasplantes), embarazadas y trabajadores sanitarios de primera línea. Para todos estos los expertos recomiendan la inoculación de un refuerzo adicional entre seis y 12 meses después de haber recibido la última dosis. El intervalo de administración responderá a factores como la edad o la existencia de condiciones inmunocomprometidas.
"Los países deben considerar el contexto específico al decidir si continúan vacunando a grupos de bajo riesgo, como los niños y adolescentes sanos, sin comprometer las vacunas de rutina"
Es importante explicar en este punto que todas las recomendaciones sobre la vacunación contra la Covid-19 “tienen un límite de tiempo y se aplican sólo al escenario epidemiológico actual”, por la que la hoja de ruta incide en que “las recomendaciones de refuerzo adicionales no deben considerarse como refuerzos anuales continuos de las vacunas contra la Covid-19”. El principal objetivo de esta revisión es el de servir a los gobiernos nacionales a la hora de continuar planificando sus estrategias contra la Covid-19 a corto y medio plazo.
Si hablamos del grupo de prioridad media este se encuentra compuesto por los adultos sanos con edades comprendidas entre los 50 y los 60 años, sin comorbilidades, así como por niños y adolescentes con condiciones de salud subyacentes. Para estos SAGE recomienda pautas primarias de vacunación y primeras dosis de refuerzo. “Aunque los refuerzos son seguros para este grupo no se recomiendan de forma rutinaria dados los retornos comparativamente bajos para la salud pública”, especifican a través de un comunicado.
El grupo de baja prioridad está integrado por niños y adolescentes sanos con edades comprendidas entre los seis meses y los 17 años. “Las dosis primarias y de refuerzo son seguras y eficaces en niños y adolescentes. Sin embargo, teniendo en cuenta la baja carga de mortalidad, SAGE insta a los países que consideran vacunar a este grupos de edad a basar sus decisiones en factores contextuales como la carga de morbilidad, la rentabilidad, otras prioridades sanitarias, programáticas o de costes de oportunidad”.
En este sentido los expertos explican que el impacto para la salud pública de la vacunación de niños y adolescentes sanos frente a la Covid-19 “es comparativamente mucho menor que los beneficios establecidos de las vacunas esenciales tradicionales para los niños como las conjugadas contra el rotavirus, sarampión o neumococo”. Razón por la que los niños que presentan condiciones inmunocomprometidas y comorbilidades y que por tanto se enfrentan un mayor riesgo de enfermedad grave o muerte en caso de infección por SARS-CoV-2 se incluyen en los grupos de prioridad alta y media, respectivamente.
Los expertos exponen que, aunque en general es baja, la carga de la Covid-19 grave en menores de seis meses sigue siendo más alta que en aquellos con edades comprendidas entre los seis meses y los cinco años. Es por esto que vacunar a las embarazadas, incluso con una dosis adicional si han pasado más de seis meses desde la inoculación de la última dosis, “las protege tanto a ellas como al feto, al tiempo que ayuda a reducir la probabilidad de hospitalización de los bebés por Covid-19”.
“Esta actualización refleja que gran parte de la población está vacunada o previamente infectada, o ambos. La hoja de ruta vuelve a enfatizar en la importancia de vacunar a quienes aún están en riesgo de enfermedad grave, en su mayoría adultos mayores y aquellos con condiciones subyacentes, incluidos los refuerzos adicionales”, resume la doctora Hanna Nohynek, presidenta del SAGE. “Los países deben considerar el contexto específico al decidir si continúan vacunando a grupos de bajo riesgo, como los niños y adolescentes sanos, sin comprometer las vacunas de rutina que son tan cruciales para la salud y el bienestar de este grupo de edad”, concluye.