El SARS-CoV-2 ha enfrentado a la humanidad a la peor crisis sanitaria en, al menos, los últimos 100 años. El impacto sanitario, social y económico de la Covid-19 continúa siendo evidente más de dos años y medio después de la detección de los primeros casos. La fotografía epidemiológica que observamos en la actualidad dista significativamente de los meses más críticos, pero lo cierto es que el marco temporal que separa ambos momentos apenas ha servido para desarrollar e implantar nuevos planes de prevención, preparación y respuesta ante futuras pandemias.
De acuerdo con el último informe realizado por la Comisión The Lancet, un exhaustivo análisis de la gestión de la pandemia a nivel global, “el mundo ha pagado un alto precio por la combinación de una mala preparación y fallos en la cooperación para abordar la Covid-19”. Y uno de los principales problemas es que muy poco ha cambiado la situación en realidad más allá de las promesas que se han hecho sobre el papel.
Los expertos que rubrican el referido informe, expertos internacionales en diversas disciplinas que han dedicado dos años a este trabajo, han identificado los principales fallos cometidos durante los meses más críticos de la pandemia en términos de cooperación internacional. Estos ponen de relieve una cadena de errores que muestran como, en un mundo globalizado e interconectado, se tradujeron en vía libre para la propagación del coronavirus por lo que los planes de respuesta que se adoptaron en la gran mayoría de países fueron puestos en marcha una vez que el virus ya se encontraba dentro de sus fronteras. Entre los principales fallos identificados por los expertos, destacan:
- El brote inicial de Covid-19 detectado a finales de diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan, se realizó demasiado tarde.
- Se produjeron retrasos en el reconocimiento de la principal vía de transmisión del SARS-CoV-2 (aérea). Esto favoreció la expansión del virus, especialmente si tenemos en cuenta que uno de los principales motores de esta pandemia han sido los casos asintomáticos o con síntomas leves, dado el retraso con el que se implantaron medidas basadas en esta vía de transmisión.
- Falta de coordinación entre los países en relación a las estrategias de contención. Una situación que provocó que, mientras algunas naciones adoptaban férreas medidas para controlar el virus, en otras las estrategias fuesen más laxas.
“El mundo ha pagado un alto precio por la combinación de una mala preparación y fallos en la cooperación para abordar la Covid-19”
- Los expertos han identificado la incapacidad por parte de los gobiernos para examinar y adoptar la mejor evidencia para controlar la pandemia, y gestionar así las repercusiones económicas y sociales de otros países.
- Déficit de financiamiento global para los países de medios y bajos ingresos.
- Falta de una garantía de suministros mundiales adecuados, así como de una distribución equitativa de productos básicos como los equipos de protección individual, herramientas de diagnóstico, medicamentos o vacunas. Un problema que se ha manifestado de forma muy acusada en los países con menos recursos.
- Falta de datos oportunos, precisos y sistemáticos sobre infecciones, muertes, variantes del SARS-CoV-2 y respuestas aplicadas por los distintos sistemas de salud.
- Aplicación deficiente de los niveles apropiados de regulaciones en materia de bioseguridad en el periodo previo a la pandemia. Una situación que aumentó las posibilidades de un brote relacionado con una posible fuga de laboratorio.
- Incapacidad y/o falta de voluntad para combatir la desinformación sistemática.
- Falta de redes de seguridad tanto a nivel nacional como global para proteger a las poblaciones en situación de vulnerabilidad.
En base a la experiencia de los autores del informe de la Comisión The Lancet estos errores o carencias favorecieron la propagación de coronavirus y se erigieron como motores de la crisis vivida, cuyas consecuencias son todavía evidentes.
ESTRATEGÍAS EXITOSAS DURANTE LA PANDEMIA
Sobre los éxitos en la gestión de la pandemia a nivel global el documento destaca las alianzas público-privadas para el desarrollo de las vacunas contra la Covid-19. Destaca también las inversiones efectuadas por instituciones financieras multilaterales que han permitido acelerar los procesos de desarrollo.
Los expertos han identificado la incapacidad por parte de los gobiernos para examinar y adoptar la mejor evidencia para controlar la pandemia, y gestionar así las repercusiones económicas y sociales de otros países
En este sentido ejemplifican estas con las acciones del Banco Mundial que proporcionó casi 14.000 millones de dólares para acelerar la ayuda contra la Covid-19 y los 12.000 millones de dólares aprobados en 2020 para que los países con menos recursos pudiesen adquirir vacunas. El Fondo Monetario Internacional también brindó apoyo urgente con aproximadamente 170.000 millones de dólares para casi 90 países.
El informe valora positivamente y como un ejemplo a seguir algunas respuestas a la pandemia desarrolladas a nivel regional. Tal es el caso del intercambio de datos epidemiológicos sobre la Covid-19 por parte de la Asociación de Médicos del Caribe y la Comunidad del Caribe que garantizó una acción coordinada entre los países.
También se destaca la Alianza de Vacunas Inclusivas de la Unión Europea y su ambicioso plan de recuperación, así como el Equipo de Trabajo de Adquisición de Vacunas de África a través de la que se mejora la vigilancia, compra e intercambio de vacunas.
Además, organizaciones de salud ya establecidas como el Fondo Mundial para la Lucha contra al Sida, la Tuberculosis y la Malaria se asociaron con diversos países para reprogramar hasta el cinco por ciento de sus subvenciones actuales para apoyar los planes de respuesta frente a la Covid-19- se ha producido además una importante aceleración en la transformación digital de los sistemas de salud e innovación en la prestación de servicios.