Un grupo de investigadores ha demostrado que, partiendo de siete métodos utilizados con frecuencia para detectar virus en aguas residuales no tratadas, han impulsado una técnica de adsorción-extracción puede detectar, de manera más eficiente, la presencia del SARS-CoV-2. Unos hallazgos que nos ofrecen una nueva herramienta para detectar la presencia y propagación de la pandemia de la COVID-19.
El seguimiento de la propagación de la pandemia de la COVID-19 se realiza actualmente mediante la prueba de hisopos nasales o muestras de saliva. Las herramientas y técnicas para rastrear la propagación de la pandemia por otros medios serían muy beneficiosas. La monitorización de las aguas residuales es un método que nos permitiría esudiar la propagación de la pandemia a una escala mucho mayor. Esta no es una técnica nueva y se ha utilizado para detectar virus no envueltos, pero no se ha desarrollado un método convencional para virus envueltos como el SARS-CoV-2.
Los científicos obtuvieron el MHV de las heces de los ratones y lo introdujeron en muestras de aguas residuales sin tratar recolectadas en Brisbane, Australia
En el trabajo actual, en coautoría del profesor asistente Masaaki Kitajima, del Laboratorio de Ingeniería de Control de Calidad del Agua de la Universidad de Hokkaido, los científicos informan sobre un método rápido y económico para concentrar el coronavirus en aguas residuales sin tratar. El virus de la hepatitis murina (MHV), un tipo de virus envuelto, está estrechamente relacionado con el SARS-CoV-2, pero no afecta a los seres humanos y, por lo tanto, es seguro utilizarlo para probar la viabilidad del método. El estudio fue publicado en Science of the Total Environment.
Los científicos obtuvieron el MHV de las heces de los ratones y lo introdujeron en muestras de aguas residuales sin tratar recolectadas en Brisbane, Australia. Intentaron recuperar y concentrar el MHV de estas muestras mediante siete métodos diferentes que se usan comúnmente para analizar virus sin envoltura. La cantidad de MHV recuperado se determinó mediante un método llamado PCR cuantitativa de transcripción inversa, donde el ARN del virus se extrae, se convierte en ADN, el ADN se duplica repetidamente y el aumento en la cantidad de ADN se mide durante todo el proceso.
La recuperación fue mayor en el método que implicó tratar la muestra con cloruro de magnesio y luego filtrar el virus en una membrana cargada negativamente; la segunda recuperación más alta fue por un método similar sin cloruro de magnesio. Las ventajas de estos métodos incluyen un tiempo de procesamiento inicial de menos de una hora y la necesidad únicamente de equipos y reactivos baratos y ampliamente disponibles. También existen inconvenientes, como la obstrucción de los filtros que puede aumentar el tiempo de procesamiento. Sin embargo, hasta la fecha, la necesidad de PCR de transcripción inversa para la detección del virus es inevitable.
Hay dos objetivos: uno es mostrar que la técnica se puede utilizar para el SARS-CoV-2 y el otro es mostrar que la prueba se puede utilizar en muestras de fuera del laboratorio
El siguiente paso sería probar este método en muestras recolectadas de áreas donde prevalece la pandemia. Hay dos objetivos: uno es mostrar que la técnica se puede utilizar para el SARS-CoV-2 y el otro es mostrar que la prueba se puede utilizar en muestras de fuera del laboratorio.
"Espero que esta investigación contribuya al establecimiento de un protocolo estándar para la detección de SARS-CoV-2 en aguas residuales", dice el profesor asistente Kitajima, "y esto, a su vez, acelera las investigaciones para mejorar nuestra comprensión de la epidemiología de COVID-19 a través de vigilancia de aguas residuales". Actualmente participa en una serie de estudios relacionados con la aplicación de la epidemiología basada en aguas residuales para rastrear la propagación de la pandemia COVID-19, y ha colaborado con varios científicos y grupos de investigación de todo el mundo en este esfuerzo.