Las personas con exceso de peso tienen un 46% más riesgo de contagiarse de coronavirus, un 113% más riesgo de hospitalización por COVID-19, un 78% más riesgo de ingreso en UCI respecto a la población con normopeso, y el riesgo de mortalidad es un 48% superior*. A pesar de ello, “en nuestro país no hay directrices específicas que consideren la obesidad como una enfermedad crónica y, en general, está siendo la gran olvidada en la pandemia”, afirma el Dr. Albert Lecube, vicepresidente de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) y jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Arnau de Vilanova (Lleida).
Recomiendan encarecidamente incluir el control del peso y la actividad física regular dentro de las normas básicas para luchar contra la pandemia
Con motivo del Día de la Lucha contra la Obesidad, celebrado recientemente, la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) y la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la han llevado a cabo entre sus socios una encuesta para evaluar el impacto de la segunda ola de la pandemia de coronavirus en la obesidad. “El análisis confirma que los pacientes con obesidad son uno de los colectivos más vulnerables frente a la COVID 19 y se han visto perjudicados por la pandemia”, concluye el Dr. Javier Escalada, presidente de la SEEN y director del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra.
Ante los resultados obtenidos, SEEDO y SEEN recomiendan añadir urgentemente a las normas esenciales de higiene de manos, distancia social y uso de mascarilla, el control del peso y la práctica de actividad física regular como herramientas para luchar contra la pandemia. Además, por ser un colectivo vulnerable, aconsejan que “las personas con obesidad sean consideradas como grupo de riesgo y, por lo tanto, tras sanitarios y personas mayores, deberían ser un grupo prioritario para recibir la vacuna frente al coronavirus una vez que esté disponible”, afirma la Dra. Susana Monereo, secretaria de la SEEDO.
ASPECTOS CONTROVERTIDOS
En el estudio, en la que han participado más de 200 profesionales sanitarios que mayoritariamente se ocupan de los pacientes con exceso de peso en el ámbito hospitalario, se han tratado de aclarar dudas sobre aspectos especialmente controvertidos: ¿Cómo ha afectado la pandemia al abordaje de la obesidad, a los tratamientos que siguen estos pacientes e, incluso a la cirugía bariátrica?¿se está infravalorando el problema de la obesidad en estos momentos?¿las personas con obesidad están teniendo más complicaciones?¿ha empeorado el control de las personas con obesidad y sus hábitos de vida?,…
El 88% de los profesionales encuestados entienden que la obesidad no es una enfermedad ‘benigna’, “como parece considerarse desde las autoridades sanitarias y por parte de una gran mayoría de la población general”, matiza la Dra. Ana de Holanda, coordinadora del grupo de trabajo de obesidad de la SEEN, quien no entiende que “pueda dejarse de lado durante la pandemia”. Y es que esa es una de las principales conclusiones que se derivan de este estudio: “a pesar de ser un problema de salud creciente, que tiene un impacto muy negativo en la morbimortalidad y, aún mayor entre las personas afectadas por la COVID-19, está quedando relegada la atención a las personas con obesidad”, afirma el Dr. Lecube.
Todo, además, cuando la salud de las personas con obesidad se agrava. El 98% de los profesionales que tratan pacientes con obesidad opinan que la pandemia y el confinamiento han repercutido negativamente sobre la obesidad y sus complicaciones (los pacientes han aumentado de peso y están peor); la mayoría de los encuestados (71%) entienden que la principal causa está en el deterioro de los hábitos de vida saludables y, especialmente, la falta de ejercicio (percepción que coincide con los datos del estudio SEEDO en población general).
El 98% de los profesionales que tratan pacientes con obesidad opinan que la pandemia y el confinamiento han repercutido negativamente
Como otro dato para la reflexión, la Dra. Susana Monereo indica que “solo un 2,4% de los profesionales sanitarios dedicados a la obesidad piensan que los han pacientes obesos han podido mantener el tratamiento que tenían prescrito (dieta, ejercicio y/o fármacos)”. Se apunta al desánimo producido por la pandemia (51%) como principal factor implicado en esta tendencia, aunque también ha influido los problemas de conexión con sus médicos o la obtención de recetas.
Se constata, igualmente, un aumento de complicaciones en las personas con obesidad. Un 38% de los profesionales han detectado en los pacientes trastornos de la conducta alimentaria y un 39% empeoramiento o aparición de enfermedad metabólica, como diabetes o dislipemia. También, aunque en menor escala, se han elevado (un 16%) los problemas osteomusculares, respiratorios y el reflujo gastroesofágico.
Respecto a los tratamientos con cirugía bariátrica, las personas con obesidad han sido uno de los colectivos más perjudicados por la anulación o retraso de operaciones pendientes. Solo un 12% de los profesionales reportan que los programas de cirugía bariátrica se han mantenido en sus centros.
OBESIDAD Y COVID-19
En un estudio previo, realizado por la SEEDO durante los dos primeros meses del confinamiento domiciliario, se confirmó que el 49,8% de los españoles había ganado peso, la mayoría (86,6%) entre 1 y 3 kg. Ser mujer, joven con un bajo nivel de auto cuidado en relación con el peso y con sobrepeso previo, fueron los principales factores de riesgo para ganar peso durante la primera fase de la pandemia. “Es importante destacar otro factor de riesgo: vivir en el sur; entre las personas que respondieron a la encuesta, ganaron más peso aquellos que vivían en el sur de España”, apunta el Dr. Diego Bellido, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol.
“La principal causa (66,5%) a la que se atribuyó este aumento de peso fue a la combinación de mayor ingesta con menor practica de actividad física, sobre todo esta última”, informa el Dr. Bellido, quien considera que “lo más grave es que el 40,3% de los encuestados que ganaron peso no tomaron ningunamedida para gestionar esta situación”.
Las sociedades científicas manifiestan su compromiso para colaborar con las autoridades sanitarias y de consumo en un mejor manejo de la obesidad en nuestro país, participando tanto en la asistencia como en la investigación para mejorar la situación actual. Como recuerdan los especialistas, se trata de una enfermedad crónica que requiere el desarrollo de planes específicos y la intervención e implicación de todos, ya que el desarrollo de acciones preventivas permitirá hacer un uso equilibrado y responsable de los recursos del Sistema Nacional de Salud.