Ante la COVID- 19 los profesionales de la salud no solo han tenido que adaptar sus protocolos en la gestión de la atención y los servicios médicos, a su vez, han requerido una rápida actuación y desarrollar estudios clínicos que permitan responder y controlar la enfermedad de forma más eficaz.
Así, el pasado viernes 16 de abril se llevó a cabo el Simposio del Comité Científico Las diferentes olas de la pandemia, en el marco del II Congreso Nacional COVID-19, un encuentro virtual organizado por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). En esta sesión participó como moderador el Dr. David de la Rosa Carrillo, neumólogo y coordinador del Área de Infecciones Respiratorias de SEPAR y presidente del Comité Científico del 2º Congreso Nacional COVID-19. Junto con él, participaron como ponentes el Dr. Wei-jie Guan, del Guangzhou Hospital, Guangzhou, China; la Dra. Marina Blanco Aparicio, neumóloga del Complejo Hospitalario Universitario A Coruña, de A Coruña y coordinadora del Área de Asma de SEPAR, y el Dr. Antonio Torres Martí, neumólogo del Hospital Clínic, de Barcelona.
Ante su ineficacia, se desecha el uso de fármacos como lopinavir/ritonavir, hidroxicloroquina/cloroquina y azitromicina
Durante su intervención, Cambios terapéuticos que se han ido produciendo según la evidencia disponible, la Dra. Blanco Aparicio explicó que durante la primera ola de la COVID-19 se emplearon fármacos como lopinavir/ritonavir, hidroxicloroquina/cloroquina y azitromicina, que dejaron de utilizarse por su falta de eficacia. Además, a partir de una mayor experiencia clínica y conocimiento de la fisiopatología de esta enfermedad, se han usado corticosteroides. Además, dentro de los inmunomoduladores la mayor experiencia acumulada disponible es con tocilizumab, un anticuerpo monoclonal que inhibe la IL-6, aunque, como apuntó esta especialista, “se necesita una mayor evidencia”.
De acuerdo con la Dra. Blanco Aparicio, “el tratamiento de la COVID-19 se sustenta en 3 aspectos clave: las medidas de soporte respiratorio que van desde el oxígeno convencional hasta la ventilación mecánica invasiva, pasando por el aporte de alto flujo de oxigeno y la ventilación no invasiva; el tratamiento antiviral para los pacientes que precisan oxígeno, siendo el remdesivir el que cuenta con más evidencia de lograr una reducción de mortalidad, y el tratamiento dirigido al control de la respuesta inflamatoria, con corticosteroides, pasados los primeros días dominados por la replicación viral”.
Esta especialista aseveró que actualmente están en marcha más de 2.000 ensayos clínicos y que la investigación actual se dirige a identificar potenciales dianas terapéuticas, como la proteasa TMPRSS2, que actúa facilitando la unión de la proteína S al receptor ACE2. Ya que como expresó la Dra. Blanco, “el descubrimiento de la implicación de la proteína GM-CSF ha llevado a la realización de un ensayo en fase 2 con un anticuerpo monoclonal (otilimab) con resultados muy prometedores”. Finalmente, explicó que se están buscando nuevas vías de administración de los fármacos, como una formulación de remdesivir para ser inhalado.
La tasa de mortalidad de los pacientes que requirió ventilación asistida, en España, fue de un 33%
Por su parte, el Dr. Torres Martí presentó la ponencia Mortalidad y factores pronóstico de los pacientes COVID ventilados mecánicamente: Estudio CIBERESUCICOVID, en la cual explicó que el objetivo principal de este estudio ha sido investigar los factores de riesgo y pronóstico de pacientes Covid-19 en las UCIs españolas. Además, este trabajo permite la posibilidad de elaborar un seguimiento, tras un año del alta hospitalaria, que permitirá determinar la mortalidad y las secuelas respiratorias; realizar un estudio epigenético, y hacer una evaluación de biomarcadores en la patogénesis, mortalidad y efectividad de los tratamientos.
“En el pico de la pandemia”- explicó el Dr. Torres Martí, “de un 20% un 30% de los pacientes hospitalizados en España requirieron ser ingresados en la UCI y más del 80% necesitaron ventilación mecánica por síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA). Además, un elevado número de estos pacientes mostraron complicaciones y una elevada tasa de mortalidad, del 30 al 60%. Hemos hecho un seguimiento de los pacientes que requirieron ventilación mecánica, a tres meses del alta, y un 82% presenta alteraciones de las pruebas funcionales respiratorias, la mitad tiene sensación de ahogo, el 70% muestra alguna alteración en el escáner torácico y un 30%, fatiga muscular. Todos estos indicadores, concluyó el Dr. Torres Martí, “nos permitirán avanzar para avanzar en mejores respuestas terapéuticas y valorar su eficacia a largo plazo.”
Finalmente, todos participantes coincidieron en que los estudios que hoy mismo se están realizando permitirán arrojar más luz sobre esta enfermedad y darán herramientas a los especialistas para enfrentar con mayor eficiencia emergencias de salud futuras, similares a la de la Covid-19.