A medida que el nuevo coronavirus SARS-CoV-2continúa su avance por todo el mundo, la comunidad científica ha observado ciertos patrones de características que se vinculan con los casos más graves de la Covid-19. Entre estos aparecen la edad avanzada, la diabetes o las enfermedades cardiacas como factores de riesgo. Ahora, un reciente estudio ha puesto de relieve la existencia de algunas conexiones con ciertos genes que estarían relacionados con la probabilidad de padecer de forma más grave la Covid-19. Los expertos indican que todavía se necesitan más estudios que permitan consolidar esta hipótesis.
Analizando en profundidad el genoma del virus los investigadores han vinculado tanto la gravedad como la susceptibilidad de la Covid-19 a algunos genes asociados con la respuesta del sistema inmunológico, así como con una proteína que permite que el SARS-CoV-2 penetre en las células de nuestro organismo. Se han desvelado además vínculos entre el riesgo a la hora de padecer la enfermedad y el tipo de sangre.
Pero todos estos hallazgos no son concluyentes y los científicos advierten de que incluso los efectos válidos pueden ser pequeños, aunque estos hallazgos pueden tener importantes consecuencias a la hora de identificar fármacos terapéuticos. Para complicar el trabajo de los científicos hay que sumar las desigualdades sociales y económicas que incrementan el riesgo y tienden a concentrarse en poblaciones con antecedentes étnicos y ancestros específicos.
El trabajo a la hora de separar estas desigualdades es importante indica Priya Duggal, directora del Programa de Epidemiología Genética de la Escuela de Salud Pública Hohns Hopkins en Bloomberg.
Otra advertencia sobre los estudios genéticos, señala Teri Manolio, directora de la División de Medicina Genómica del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano, es que la búsqueda de genes “con bastante frecuencia se basa en conjuntos de datos sesgados” que se derivan en gran medida de personas de ascendencia europea por lo que se omiten a otros conjuntos poblacionales. Hecho que “podría pasar por alto por completo a personas con mayor riesgo”, dejando importantes brechas en estos estudios. De hecho, uno de los estudios genéticos revisado por pares más importante hasta la fecha publicado en New England Journal of Medicine, se fundamentó únicamente en dos poblaciones europeas.
La búsqueda de genes “con bastante frecuencia se basa en conjuntos de datos sesgados” que se derivan en gran medida de personas de ascendencia europea por lo que se omiten a otros conjuntos poblacionales
En este estudio los investigadores seleccionaron los genomas de 1.610 pacientes hospitalizados en Italia y España para encontrar cambios en el ADN comunes entre las personas que desarrollaron insuficiencia respiratoria como consecuencia de la Covid-19. Estas pequeñas alteraciones del ADN, que pueden reportar solo efectos sutiles sobre el funcionamiento de un gen, son variantes de la versión más típica de la secuencia genética.
Los investigadores hallaron que muchos pacientes con enfermedad grave presentaban variantes en un complejo de genes en el cromosoma 3. Algunos de estos genes codifican proteínas llamadas “migas de pan químicas” que atraen células inmunes a los tejidos atacados lo que les permite destruir células infectadas. Pero con el coronavirus, a menudo parece que se aceleran y desencadenan ataques que destruyen los pulmones.
Los científicos han determinado que una variante clave era aproximadamente 1,5 veces más común en personas que tenían que ser conectadas a ventiladores que entre las que necesitaban intervenciones menos severas, como es el caso de la administración de cierto grado de oxígeno complementario. Los pacientes gravemente afectados con dos copias de esta variante eran algo más jóvenes que aquellos con una o ninguna copia lo que sugiere que una dosis doble superó algunos de los beneficios protectores de una edad más joven.
Los pacientes con el gen del tipo A tenían 1,5 veces más probabilidades de sufrir insuficiencia respiratoria, en comparación con los que tenían otro tipo de sangre
Los autores del estudio indica que esta pequeña modificación en el ADN guarda relación con la disminución de la actividad de un gen que ayuda a regular las quimiocinas. La alteración también se asocia con una mayor actividad de otro gen, uno que codifica una proteína que interactúa con el “guardián” molecular de la entrada del coronavirus en las células, denominado angiotensina 2 o ACE2 y que está activo en muchos tejidos, incluidos los pulmones.
Los investigadores del estudio de New England of Journal of Medicine también encontraron una asociación con una región en otro cromosoma que determina el tipo de sangre. Este tramo de ADN se encuentra en el cromosoma 9. Los pacientes con el gen del tipo A tenían 1,5 veces más probabilidades de sufrir insuficiencia respiratoria, en comparación con los que tenían otro tipo de sangre.
De todos los hallazgos presentados a lo largo de estas líneas, los relacionados con la región del cromosoma 3, parecen tener la asociación más fuerte con la gravedad a la hora de cursar la Covid-19 según detalla Andrea Ganna, del Instituto de Medicina Molecular de Finlandia, señala que el vínculo con los tipos de sangre no es todavía muy seguro. Explica que es probable que cualquier efecto genético por si solo sea pequeño lo que probablemente signifique que no sea útil para las pruebas de detección que indican si las personas presentan algún riesgo particularmente alto o bajo de contraer la enfermedad.
Lo que los hallazgos genéticos pueden hacer, coincide la comunidad científica, es revelar información sobre las vías biológicas involucradas en la susceptibilidad o la resistencia a las enfermedades. De esta forma se abre el camino para probar medicamentos que se dirigen hacia esos objetivos, la biología subyacente a la enfermedad grave, especialmente en aquellas personas sin otros factores de riesgo obvios, es una cuestión importante. Motivo por el que examinar esa biología en los casos graves de Covid-19 podría, eventualmente, crear una ruta hacia terapias que funcionen en toda la población afectada y no solo en personas con cambios genéticos específicos.