Un reciente estudio realizado por un grupo de investigadores chinos, cuyos resultados han sido publicados en JAMA Ophthalmology, sugiere que las personas que utilizan gafas debido a problemas de visión pueden tener un menor riesgo de infectarse con el nuevo coronavirus SARS-CoV-2. Los científicos decidieron investigar este hecho después de comenzar a observar durante el primer brote surgido en Wuhan el bajo número de personas ingresadas que utilizaba gafas.
Con el objetivo de investigar más a fondo esta hipótesis los investigadores han recopilado toda la información disponible sobre el uso de gafas en pacientes con Covid-19. Los resultados indican que solo el 5,8% de los pacientes ingresados (16, de una muestra de 276) utilizaba gafas durante un tiempo superior a las ocho diarias.
Cuando determinaron que todos estos pacientes eran miopes, analizaron la proporción de personas con miopía en la provincia china de Hubei en la que se ubica el hospital en el que ingresaron estos pacientes. Un trabajo que reveló que el porcentaje se elevaba hasta el 32,5%, lo que indicaba que la proporción de ingresos hospitalarios de pacientes miopes con Covid-19 era cinco veces menor de lo que cabría esperar en este grupo poblacional.
Los científicos responsables de la investigación consideran este hallazgo de vital importancia, pero recalcan que son necesarios más estudios, con muestras poblacionales mayores, que confirmen los resultados. Si bien la protección ocular siempre ha sido un componente importante de los equipos de protección individual, la magnitud de la diferencia informada por este estudio plantea algunas dudas.
Esto no quiere decir que los resultados no sean reales, sino más bien, que deberíamos comenzar a recomendar cambios de comportamiento a gran escala como el uso de gafas de protección junto con las mascarillas.
La proporción de ingresos hospitalarios de pacientes miopes con Covid-19 era cinco veces menor de lo que cabría esperar en este grupo poblacional
Uno de los pasos clave para cualquier infección viral es la puerta de entrada a nuestro cuerpo. La práctica totalidad de nuestro organismo está protegido por la piel, muy eficaz a la hora de combatir amenazas como los virus o las bacterias. Además, contamos con membranas mucho más delgadas que cubren nuestras vías respiratorias, sistema digestivo y ojos. El papel de estas es permitir que elementos externos como el oxígeno o los nutrientes entren en el organismo, pero los virus han aprendido cómo aprovechar también estos puntos de entrada.
Estos son los motivos por los que los equipos de protección individual han sido diseñados para proteger estos puntos de entrada mediante mascarillas, gafas y el mono protector. El principal ataque de los virus nos llega a través de aerosoles por lo que la forma en la que llegan a los puntos de entrada de nuestro organismo son las manos. De ahí las constantes recomendaciones sobre la necesidad de una adecuada y frecuente higiene de manos.
Por lo tanto, si tiene cierto sentido el hecho de que protegernos los ojos con gafas puede suponer una protección adicional. De hecho, el pasado mes de febrero surgieron informes sobre profesionales sanitarios que se habían contagiado en China por no contar con protección para sus ojos.
A pesar del interesante hallazgo del estudio sus autores exponen también las grandes limitaciones que presentan sus resultados: se ha empleado una muestra muy reducida y únicamente procedente de una misma región. Motivo por el que reiteran la necesidad de investigaciones más profundas y amplias antes de ofrecer como consejo generalizado el uso de gafas protectoras junto con las mascarillas.