La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte desde hace meses de los efectos secundarios y secuelas que se están repitiendo en muchos pacientes que han conseguido superar la Covid-19, enfermedad provocada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2. En un primer momento, cuando los conocimientos sobre el virus eran prácticamente nulos, pensábamos que solo el sistema respiratorio, con especial foco en los pulmones, podía verse gravemente afectado. La creciente evidencia científica ha tardado poco en demostrar que el virus puede causar importantes daños en prácticamente todo nuestro organismo afectando desde el corazón o el cerebro a nuestrasalud mental. Y, lo más preocupante de todo, es que estas secuelas o efectos de la infección pueden aparecer en todos los pacientes, independientemente de la gravedad con la que hayan cursado la enfermedad.
Ante esta fotografía ha comenzado a hablarse por ejemplo de la Covid-19 persistente con pacientes que experimentan síntomas asociados a la enfermedad durante meses o aquellos a los que les ha provocado importantes secuelas. En este sentido conviene centrar la atención en la Primera Encuesta en personas con Covid persistente elaborada por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), recogida por ABC. De acuerdo a esta, el 50% de los participantes ha visto siete áreas afectadas por la Covid-19. Entre las más frecuentes destacan las alteraciones neurológicas, psicológicas/emocionales, del aparato locomotor, respiratorias, digestivas, cardiovasculares, otorrinolaringológicas y dermatológicas.
Las resonancias magnéticas realizas muestran daño pulmonar en áreas en las que el aire no fluye fácilmente hacia la sangre. Motivo por el que los ocho pacientes manifestaban tener sensación de falta de aire
Pero sin duda alguna los pulmones continúan siendo los órganos más afectados. Un grupo de investigadores pertenecientes a las Universidades de Oxford y Sheffield (Reino Unido), han empleado una innovadora técnica de resonancia magnética que trabaja con xenón hiperpolarizado. Una técnica con la que se ha podido apreciar que las secuelas ocasionadas por la Covid-19 en los pulmones de las personas que consiguen superar la enfermedad son mucho más graves de lo que se pensaba hasta el momento.
Este hallazgo explicaría el origen de la disnea o fatiga persistente que muchas personas afirman continuar padeciendo a pesar de haberse curado. Y esto hace pensar a los investigadores que el nuevo coronavirus podría estar afectando a las funciones pulmonares de una forma mucho más grave de la que se pensaba.
El estudio ha tomado como base a 10 pacientes con edades comprendidas entre los 19 y los 69 años. Mediante la técnica descrita, que permite que los pacientes inhalen el xenón durante la exploración mediante resonancia magnética, el equipo liderado por Fergus Gleeson encontró que ocho de los 10 pacientes presentaban disnea y cansancio persistente tres meses después de haberse infectado. Cabe señalar que ninguno de estos ocho pacientes había requerido el ingreso en UCI y tampoco la asistencia de ventilación mecánica. Además, en las exploraciones convencionales realizadas en estos por profesionales médicos no se había detectado ningún tipo de anomalía en sus pulmones.
Las resonancias magnéticas realizas muestran daño pulmonar en áreas en las que el aire no fluye fácilmente hacia la sangre. Motivo por el que los ocho pacientes manifestaban tener sensación de falta de aire. Los resultados de este estudio han sentado las bases para una ampliación del mismo con una muestra inicial de 100 sujetos para confirmar los hallazgos. Unos datos especialmente relevantes que podrían explicar los motivos por los que muchas personas continúan presentando dificultades respiratorias o cansancio extremo meses después de haber superado la enfermedad.