En las últimas semanas mucho se ha debatido sobre la necesidad de dosis de refuerzo de las vacunas que actualmente se están inoculando contra la COVID-19. Fabricantes como Pfizer/BioNTech o Moderna han expresado ya la necesidad de administrar nuevas dosis más allá de las pautas de vacunación que se vienen aplicando aunque, por el momento, organismos reguladores como la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés), han rechazado esta opción.
A este debate se suma la dicotomía planteada por las dos velocidades a las que ya se desarrolla la pandemia. Por un lado, nos encontramos con los países con grandes recursos económicos que cuentan con sueros suficientes para inmunizar a sus poblaciones, mientras que las naciones de bajos y medianos ingresos apenas cuentan con dosis para proteger a sus profesionales sanitarios y grupos más vulnerables ante el virus. Un escenario en el que la variante Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India) es la que ha provocado que se demanden dosis de refuerzo con el objetivo de fortalecer la inmunidad frente a la solidaridad internacional.
Una fotografía ante la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha expresado que “no hay datos científicos que lo justifiquen por el momento”, y ha pedido a los países que esperen a administrar terceras dosis al menos hasta que se alcance el 10% de población global inmunizada frente al coronavirus. De acuerdo a los datos ofrecidos por Naciones Unidas los países más ricos han acaparado el 80% de las dosis y ya han logrado vacunar al 51,5% de su población, frente al 1,36% de las naciones con menos recursos.
Pese a la moratoria solicitada por la OMS, Alemania y Francia ya han confirmado sus intenciones de aplicar dosis de refuerzo de las vacunas a partir del próximo mes de septiembre. La Comisión Europea únicamente se ha limitado a declarar al respecto que la decisión de inocular una tercera dosis es competencia de las autoridades nacionales.
"Somos muy conscientes de que puede ser necesaria una vacuna de refuerzo y esa es una de las razones por las que nos preparamos, por ejemplo, cerrando un tercer contrato con la compañía BioNTech-Pfizer"
"Somos muy conscientes de que puede ser necesaria una vacuna de refuerzo y esa es una de las razones por las que nos preparamos, por ejemplo, cerrando un tercer contrato con la compañía BioNTech-Pfizer", declaraba el pasado 29 de julio el portavoz comunitario para Asuntos de Salud, Stefan de Keersmaecker.
¿ESTÁ PREPARADA LA UE PARA ADMINISTRAR DOSIS DE REFUERZO?
El pasado mes de mayo Bruselas anunciaba un acuerdo para la compra a Pfizer/BioNTech de 900 millones de dosis de su vacuna para toda la Unión Europea para el periodo 2021-2023, con una opción de compra por otra cantidad equivalente que elevaría el total hasta los 1.800 millones de dosis.
El Ejecutivo comunitario justificaba dicho acuerdo como preparación ante la posibilidad de que fuera necesaria la administración de terceras dosis de cara a reforzar la protección frente al virus, especialmente ante el avance de las variantes del SARS-CoV-2 o para completar la vacunación de los grupos poblacionales de menor edad que hasta ahora, no habían comenzado a ser incluidos en las distintas estrategias nacionales de vacunación.
El pasado 23 de julio la ministra de Sanidad, Carolina Darias, aseguraba que "todo apunta” a que se administrará una “tercera dosis de refuerzo"
El portavoz recordaba además la opción de compra de 150 millones de dosis adicionales de la vacuna contra la COVID-19 desarrollada por Moderna para reforzar la capacidad de respuesta de los Veintisiete ante la posible necesidad de refuerzos, considerando que los Estados miembros ya contaban con dosis suficientes para cumplir con los objetivos de inmunización fijados: 70% de la población adulta inmunizada antes de que finalice el verano.
DARIAS DA POR HECHO LA TERCERA DOSIS
El pasado 23 de julio la ministra de Sanidad, Carolina Darias, aseguraba que “todo apunta” a que se administrará una “tercera dosis de refuerzo”. La titular de Sanidad reconocía que no se había determinado “cuándo” comenzaría a inocularse.
“Todo parece apuntar a que sí tendremos que poner una tercera dosis. Hemos suscrito de la mano de la UE un contrato con Pfizer y Moderna. Lo que habrá que determinar es cuándo”, declaraba Darias en una entrevista concedida a Onda Cero.
La posición prácticamente unánime de la comunidad científica es que no son necesarias las dosis de refuerzo, sumado a la falta de evidencia sobre la posible estacionalidad del virus, que haría necesaria una vacunación anual. El lento avance de la vacunación a nivel global es el factor que motivaría la administración de terceras dosis ya que se incrementa el riesgo de que el virus continúe mutando y acabe apareciendo una variante con capacidad para evadir la respuesta inmunitaria mediada por las vacunas.