El pasado 16 de diciembre la Comisión de Salud Pública respaldaba la ampliación de la administración de dosis de refuerzo de las vacunas contra la Covid-19 a los mayores de 40 años. Un paso que sigue la línea marcada por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) que ha pedido que se administre ya en todo el continente europeo dosis de refuerzo a los mayores de 40 años.
Un movimiento motivado por el descenso de la protección mediada por las vacunas con el paso del tiempo en un contexto de incremento de contagios en el que la preocupación no es únicamente la dominancia de la variante Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India), sino que se añade el temor a la expansión de la variante Ómicron (B.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica). La pregunta que surge es clara: ¿realmente son necesarios los refuerzos de las vacunas?
La creciente evidencia científica demuestra que la protección generada a través de la inoculación de las vacunas disminuye con el paso del tiempo, pero se restaura con la inoculación de dosis de refuerzo de los sueros. Acción fundamental para los grupos poblaciones de mayor edad o más vulnerables que completaron sus pautas de inmunización hace un año y ya los han recibido por lo que los gobiernos descienden progresivamente la edad para su administración.
Israel se erigió como uno de los países pioneros en avanzar su campaña de vacunación masiva contra la Covid-19. A pesar de los buenos resultados el país experimentó un aumento de los casos por lo que el 30 de junio se aprobó la administración de una dosis de refuerzo de la vacuna de Pfizer/BioNTech en personas de 60 años en adelante que habían recibido la segunda dosis en los cinco meses posteriores. Los datos iniciales mostraron que este refuerzo fue eficaz para reducir las tasas de infección originadas por Delta, por lo que la campaña de administración de refuerzos se extendió a los grupos de edad más jóvenes de forma descendente: el 13 de agosto se aprobaba para el grupo de entre 50 y 59 años; el 20 de agosto para los de entre 40 y 49; el 24 de agosto para los de entre 30 y 39 años y el 29 de agosto para todos los mayores de 12 años.
“En todos los grupos de edad estudiados, las tasas de Covid-19 confirmado y de enfermedad grave fueron sustancialmente más bajas entre los participantes que recibieron las dosis de refuerzo de la vacuna de Pfizer/BioNTech que entre los que no la recibieron”
En este sentido ponemos el foco en un reciente estudio publicado en New England Journal of Medicine que, partiendo de los resultados iniciales positivos derivados de la administración de un refuerzo de la vacuna de ARNm desarrollada por Pfizer/BioNTech a personas de 60 años en adelante en Israel, analiza los resultados de su expansión en grupos de edad descendentes. Para ellos los autores del estudio han analizado los datos de 4.696.865 personas de 16 años en adelante vacunadas entre el 30 de julio y el 10 de octubre de 2021. Los datos han sido extraídos del Ministerio de Salud de Israel.
De acuerdo con los resultados de este estudio la tasa de infección confirmada fue menor en el grupo al que se le administraron los refuerzos. Las tasas de enfermedad grave en los análisis primarios y secundarios fueron menores en el grupo con refuerzo. En los mayores de 60 años la mortalidad fue más reducida entre los que recibieron un refuerzo.
“En todos los grupos de edad estudiados, las tasas de Covid-19 confirmado y de enfermedad grave fueron sustancialmente más bajas entre los participantes que recibieron las dosis de refuerzo de la vacuna de Pfizer/BioNTech que entre los que no la recibieron”, afirma el estudio.
“Comprender el efecto protector de las dosis de refuerzo en los grupos de edad más jóvenes es clave para formular políticas de salud pública. Los programas de vacunación de refuerzo deben proporcionar una forma de controlar la transmisión sin costosas medidas como las cuarentenas o el distanciamiento social. Nuestros hallazgos proporcionan evidencia de la efectividad a corto plazo de la dosis de refuerzo contra la variante Delta, actualmente dominante, en las personas de 16 años en adelante”, concluyen los autores del estudio indicando que “los estudios futuros ayudarán a determinar la efectividad a largo plazo de las dosis de refuerzo contra las variantes actuales y las emergentes”.