De acuerdo a los datos aportados por la página web de la Universidad Johns Hopkins (realiza un seguimiento de los casos en todo el mundo), Estados Unidos ya ha superado a China en número de casos con 82.404 y se posiciona como el país con mayor volumen de infectados del mundo. Han bastado 26 días para que el país supere el millar de fallecidos.
Las últimas informaciones apuntan a que Estados Unidos ha realizado hasta el momento 519.338 test de los que un 15% ha dado positivo. El 12,6% ha requerido hospitalización. Pero las malas noticias no acaban aquí
La Facultad de Medicina de la Universidad de Washington ha publicado un estudio en el que revela que la epidemia podría matar en el país a más de 81.000 personas en los próximos cuatro meses y que el pico de contagios podría no alcanzarse hasta el próximo mes de junio.
Se espera que el número de contagiados que requiera hospitalización a nivel nacional aumente hasta la segunda semana de abril, aunque este pico puede variar entre los distintos estados. Según el análisis realizado por la citada universidad, Estados Unidos podría reportar fallecidos hasta mediados del mes de julio, aunque los fallecidos deberían situarse por debajo de los niveles epidémicos alrededor del 10 de junio.
La epidemia podría matar en el país a más de 81.000 personas en los próximos cuatro meses y que el pico de contagios podría no alcanzarse hasta el próximo mes de junio
Para la realización de este análisis se han utilizado los datos estatales, de los hospitales y de otras fuentes. En base al cálculo efectuado en relación a estos datos, el abanico de muertes que podría provocar el COVID-19 en Estados Unidos oscila entre los 38.000 y loas 162.000.
Esta variación tan amplia responde a las tasas dispares de propagación del virus entre las distintas regiones que los expertos aún están tratando de evitar. Entre estos se encuentra el doctor Christopher Murray, director del Instituto de Evaluación y Métrica de la Salud de la Universidad de Washington y director del estudio que nos ocupa.
La previsión sobre la epidemia significa que se podría requerir ampliar la duración de las medidas de distanciamiento social, aunque se podrían relajar de forma eventual si se consigue identificar de forma efectiva a los enfermos y sus contactos y son aislados.
Uno de los grandes temores que despiertan estos datos es la tensión que la crisis sanitaria está generando ya en los hospitales. En el pico de la epidemia se podría exceder el número de camas disponibles situado en las 64.000 y podrían llegar necesitarse más de 20.000 respiradores. Estos ya escasean a día de hoy en algunos de los focos del brote como Nueva York.