El surgimiento de la variante Ómicron (B.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) ha encendido todas las alarmas en el escenario epidemiológico internacional en el que nos encontramos. La escasa evidencia científica con la que se cuenta genera múltiples dudas sobre la capacidad de transmisión y escape inmunitario de esta nueva variante, dado el elevado número de mutaciones que presenta.
En este sentido un reciente estudio publicado (pre-impreso y a la espera de ser revisado por pares) en medRxiv, desarrollado por investigadores de la Universidad de California-Santa Cruz (Estados Unidos), sugiere que la protección frente a la infección sintomática por SARS-CoV-2 conferida por las vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna es del 30%. Un porcentaje que dista notablemente del 87% que estas dos vacunas desarrolladas con tecnología de ARNm reportan frente a la variante Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India).
Para llegar a esta conclusión los responsables del estudio, Billy Gardner y Marm Kilpatrick, han desarrollado modelos informáticos con datos sobre la eficacia de las vacunas contra la Covid-19 frente a las variantes de preocupación (VOC, por sus siglas en inglés), así como los datos relativos a la eficacia de la vacuna de Pfizer/BioNTech frente a Ómicron.
La protección frente a la enfermedad grave en los vacunados con sueros de ARNm frente a la variante Ómicron es del 86% para aquellos que acaban de vacunarse, del 67% en aquellas personas con inmunidad debilitada y del 91% tras la administración de refuerzos
El análisis realizado ofrece una conclusión preocupante: la protección generada a través de la inoculación de las vacunas de ARNm contra la infección sintomática por SARS-CoV-2 se encuentra “esencialmente eliminada”, en aquellas personas en las que han transcurrido más de cuatro meses desde que se completase la pauta de inmunización.
De acuerdo con los datos preliminares que se derivan del estudio, la variante Ómicron incrementa el riesgo de hospitalización entre cuatro y cinco veces en las personas vacunas con sueros de ARN. En el caso de la infección sintomática, el riesgo es entre siete y 10 veces mayor. El dato más preocupante es que estas conclusiones parecen aplicarse, de forma preliminar, tanto a los recién vacunados como aquellos en los que los niveles de anticuerpos han descendido por el paso del tiempo desde la inoculación de la segunda dosis.
La buena noticia es que la administración de refuerzos aumentó de nuevo los niveles de inmunidad hasta alcanzar alrededor de un 48%, cifra similar a la protección reportada en personas vacunadas con sueros de ARNm frente a Delta con inmunidad debilitada (43%). Los autores de la investigación indican que la protección contra “la Covid grave es mucho mayor” tanto en aquellos que se han vacunado recientemente como en los que presentan una inmunidad debilitada por el paso del tiempo, con o sin la administración de dosis de refuerzo. En estos términos afirman que la protección frente a la enfermedad grave en los vacunados con sueros de ARNm frente a la variante Ómicron es del 86% para aquellos que acaban de vacunarse, del 67% en aquellas personas con inmunidad debilitada y del 91% tras la administración de refuerzos.
“Todavía no hay estimaciones directas de la efectividad de la vacuna para enfermedades graves en ningún país, por lo que nuestras estimaciones aún no se pueden comparar con las estimaciones directas”, concluye sobre estos resultados Kilpatrick.