Las pruebas de diagnóstico rápido de test de antígenos (Ag-RDT, por sus siglas en inglés) para el SARS-CoV-2 han demostrado ser una de las piedras angulares en las estrategias establecidas para el control de la Covid-19, especialmente cuando la relajación de las restricciones como consecuencia de la mejora de la situación epidemiológica relegó gran parte del control de casos a la ciudadanía.
A pesar de esto, las pruebas PCR (prueba de reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa) se posicionan como las más precisas a la hora de detectar la presencia del virus, lo que ha llevado en numerosas ocasiones a poner en duda la certeza y fiabilidad de los resultados arrojados por los test de antígenos.
La información completa sobre la precisión de las pruebas rápidas de antígenos es esencial en la fase de la pandemia en la que nos encontramos para que las decisiones que se adoptan en materia de salud pública sean lo más eficaces posibles. Más en un contexto en el que la práctica totalidad de las medidas y restricciones se han suprimido, gracias al avance de las campañas masivas de vacunación, pero en el que los distintos linajes de la variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) continúan ampliando su expansión, con especial preocupación por BA.4 y BA.5.
En aras de ampliar el conocimiento sobre la eficacia de los test rápidos de antígenos ponemos el foco en una reciente revisión de estudios sobre estas pruebas publicada por PLOS Medicine. Los autores de este trabajo han realizado un meta-análisis para estimar la sensibilidad y especificidad tomando como referencia los resultados de las pruebas PCR. De esta forma se incluyeron un total de 194 estudios que abarcaron un total de 221.878 pruebas rápidas de test de antígenos realizadas.
Los autores de la revisión que nos ocupa destacan que, cuando se siguieron de forma correcta las instrucciones de uso indicadas por los fabricantes, la sensibilidad aumentó al 76,3%
En general, las estimaciones agrupadas de la sensibilidad y la especificidad para los test de antígenos fueron del 72% (intervalo de confianza entre el 69,8-74,2%) y del 98,9% (intervalo de confianza entre el 98,6-99,1%), respectivamente.
Los autores de la revisión que nos ocupa destacan que, cuando se siguieron de forma correcta las instrucciones de uso indicadas por los fabricantes, la sensibilidad aumentó al 76,3% (intervalo de confianza entre el 73,3-78,7%).
Las pruebas realizadas en la primera semana desde el inicio de los síntomas reportaron un resultado en términos de sensibilidad sustancialmente mayor: 81,9% (intervalo de confianza entre el 77,7-85%). De manera similar, la sensibilidad fue mayor en las personas sintomáticas (76,2%) en comparación con las personas que cursaron la infección por SARS-CoV-2 de forma asintomática (56,8%).
“Sin embargo, ambos efectos fueron impulsados principalmente por el valor Ct de la muestra”, entendiéndose este valor como el umbral de ciclos, es decir, valor que indica el ciclo a partir del cual se comienza a detectar el virus y que depende de la cantidad de material genético contenido en la muestra que se está analizando. La sensibilidad aumentó 2,9 puntos porcentuales por cada unidad de valor medio del umbral de ciclo.
Respecto al tipo de muestra, la mayor sensibilidad se reportó en las muestras nasofaríngeas y las combinadas mediante recolección de muestras orofaríngeas, así como en muestras de cornete medio/nasal anterior.
“Las pruebas rápidas de test de antígenos detectan la mayoría de los individuos infectados por el SARS-CoV-2, y a casi todos (por encima del 90%) cuando hay cargas virales elevadas. Dado que la carga viral, estimada por el valor Ct, es el factor más influyente en su sensibilidad, son especialmente útiles para detectar a personas con carga viral alta que son los que tienen una posibilidad más alta de transmitir el virus”, exponen los autores de la investigación.
Estos concluyen su trabajo indican que “para cuantificar aún más los efectos de otros factores que influyen en la sensibilidad de la prueba se necesita la estandarización de los estudios de precisión clínica y el acceso a los valores Ct a nivel del paciente, así como sobre la duración de los síntomas”.