La administración de dosis de refuerzo de las vacunas contra la Covid-19 que actualmente se están inoculando ha generado un intenso debate. ¿Realmente son necesarios? En el contexto actual en el que nos encontramos la inoculación de un tercer pinchazo estaría justificado por la evidencia científica como impulso para aumentar la protección generada tras una pauta vacunal de dos dosis. En algunos países como Israel se ha apostado incluso por la administración de un segundo refuerzo (cuarta dosis) en personas mayores de 60 años, grupos de riesgo y profesionales sanitarios aunque los resultados obtenidos no parecen ser los esperados.
En este contexto ponemos el foco en dos estudios desarrollados por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés). De acuerdo con sus hallazgos las dosis de refuerzo de las vacunas contra la Covid-19 desarrolladas por Pfizer/BioNTech y Moderna, aunque son seguras y eficaces en la prevención de la enfermedad grave, la protección que reportan puede disminuir con el tiempo.
“La evidencia de una protección menguante refuerza la importancia de una mayor consideración de dosis adicionales para mantener o mejorar la protección”, frente a las hospitalizaciones recoge uno de los dos estudios. Una conclusión que deriva de examen de la eficacia de la vacuna contra las hospitalizaciones y los ingresos en UCI en adultos estadounidenses con pauta completa o que habían recibido además un refuerzo. Los datos engloban 241.204 urgencias médicas y 93.408 hospitalizaciones en 10 estados entre el 26 de agosto de 2021 y el 22 de enero de 2022.
Los datos han mostrado que la efectividad de la vacuna a la hora de reducir el riesgo de hospitalización e ingreso en UCI fue mayor después de la inoculación del refuerzo que después de la segunda dosis, aunque disminuye con el tiempo.
En un escenario de dominancia de la variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica), la efectividad de la vacuna fue del 87% frente a las visitas a urgencias y del 91% contra las hospitalizaciones en los dos meses posteriores a la inoculación del refuerzo. Se han apreciado disminuciones del 66 y 78% respectivamente a los cuatro meses.
Tras la administración de las dosis de la pauta de vacunación en un contexto de amplia propagación de Ómicron, la efectividad de la vacuna frente a las hospitalizaciones se redujo hasta el 71% en los dos meses posteriores. Una cifra que cae al 54% transcurridos cinco meses de acuerdo con los datos del estudio de los CDC de los que se hace eco la CNN.
En un escenario de dominancia de la variante Ómicron, la efectividad de la vacuna fue del 87% frente a las visitas a urgencias y del 91% contra las hospitalizaciones en los dos meses posteriores a la inoculación del refuerzo. Se han apreciado disminuciones del 66 y 78% respectivamente a los cuatro meses
Los autores de la investigación exponen que esta reducción también se producía durante el periodo de dominancia de Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India). En este periodo la eficacia de la vacuna contra las hospitalizaciones asociadas a la Covid-19 disminuyó del 96% en los dos meses posteriores a la vacunación al 76% transcurridos varios meses.
El segundo de los trabajos que nos ocupa revela que la dosis de refuerzo de las vacunas contra la Covid-19 continúa siendo segura. Así lo concluyen los CDC en su última actualización del Sistema de Informes de Eventos Adversos sobre las Vacunas (análisis efectuado sobre el intervalo comprendido entre los meses de septiembre de 2021 y febrero de 2022).
En términos de eventos adversos, aquellos que recibieron el refuerzo del mismo tipo de vacuna que la pauta primaria, tendieron a presentar menos reacciones tras la inoculación del refuerzo que después de la segunda dosis.
Cierto es que los anticuerpos que generamos frente al SARS-CoV-2, bien tras haber superado la infección natural o mediante la vacunación, disminuyen con el paso del tiempo. Motivo por el que la inoculación de un refuerzo se considera necesaria. En el caso de personas jóvenes y sanas, inocular más dosis de refuerzo no es recomendable tal y como han advertido ya la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) o la Organización Mundial de la Salud (OMS). Más cuando la mayor parte de las poblaciones de los países de bajos ingresos apenas han recibido dosis. Una estrategia basada en la administración repetida cada ciertos intervalos de tiempo de refuerzos de las mismas vacunas no es sostenible en el tiempo.
Por supuesto, no podemos centrar únicamente la eficacia de las vacunas en los niveles de anticuerpos ya que nuestro sistema inmunológico cuenta con otros tipos de defensas e inmunidad, como es el caso de la celular, que desempeña un papel fundamental en nuestra protección. Los expertos piden avanzar hacia el desarrollo de nuevas vacunas que generen una inmunidad de mayor duración.