La infección por SARS-CoV-2 (COVID-19) produce, entre sus formas más graves, un cuadro de insuficiencia respiratoria que puede evolucionar hacia neumonía y síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA), presentar complicaciones como fenómenos trombóticos y disfunción cardiaca, lo que motiva el ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Para obtener un diagnóstico más preciso y una predicción de cómo puede ser la estancia en UCI de los pacientes críticos, la ecografía pulmonar se presenta como una aliada, una herramienta diagnóstica que se puede utilizar a pie de cama. Se trata una prueba de imagen en la que se ven las diferentes alteraciones que pueden aparecer en el parénquima pulmonar, que además no produce radiación y no produce efectos secundarios nocivos para el paciente.
"La ecografía, convertida en una herramienta de uso habitual en la UCI, puede ser muy útil durante la pandemia por COVID-19. Hay médicos que llevamos muchos años haciendo ecografía pulmonar y que, debido a su utilidad, la estamos utilizando en el paciente COVID-19 porque predice bastante bien a aquellos casos que van a necesitar un ingreso en UCI o que tendrán una evolución más grave", explica la médico intensivista del Hospital Universitario Río Hortega (Valladolid), Virginia Fraile.
"La ecografía pulmonar predice bastante bien a aquellos casos que van a necesitar un ingreso en UCI o que tendrán una evolución más grave"
La doctora Fraile es vicesecretaria de la junta directiva de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), esta sociedad científica apuesta por el uso de esta herramienta diagnóstica en los centros sanitarios y aboga por la formación de los profesionales sanitarios, de hecho, desde el propio colectivo se llevan a cabo cursos formativos especializados en esta materia de manera frecuente.
"Es una técnica útil y barata. Es cierto que necesita un entrenamiento pero hay mucha disponibilidad de cursos, en la Semicyuc estamos dando formación al respecto y las plazas se agotan siempre en 24/48 horas", resalta Virginia Fraile.
En un reciente artículo suyo junto a otros autores, 'Ecografía en el manejo del paciente crítico con infección por SARS-CoV-2 (COVID-19): una revisión narrativa' se exponen algunas de sus aplicaciones desde el ingreso en la UCI: confirmar la correcta posición del tubo endotraqueal, facilitar la inserción segura de las vías e identificar complicaciones y fenómenos trombóticos. Además, la ecografía pleuropulmonar puede ser una alternativa diagnóstica válida que permite evaluar el grado de afectación pulmonar, mediante el análisis de patrones ecográficos específicos, la identificación de derrame pleural y barotrauma.
Los ecógrafos son clave tanto para los intensivistas como para los médicos de Urgencias, pero los facultativos de Atención Primaria muestran mucho interés, ya que tienen los ecógrafos y se están formando aunque no tienen disponibilidad para hacer una ecografía en un paciente con problemas respiratorios. "Están aprendiendo su uso de cara al diagnóstico, la derivación o poder ir viendo la evolución de las infecciones pulmonares que estamos tratando en casa", señala la doctora Fraile.
"La ecografía pulmonar nos ayuda a detectar pronto los pacientes que van a necesitar un ingreso en UCI o qué pacientes en UCI están preparados para respirar, si podemos predecir que vayan a estar menos días ingresados… Ahorramos días de estancia, riesgos de infecciones y disminuimos el coste hospitalario. Son todo ventajas", incide esta intensivista.