El pasado 26 de julio el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), publicaba una evaluación de los riesgos de brotes de COVID-19 en centros de atención a largo plazo en la Unión Europea, en el contexto de cobertura vacuna actual.
Si bien se ha confirmado una alta cobertura de vacunación entre los residentes de centros de atención a largo plazo (LTCF, por sus siglas en inglés), en todos los brotes que se han identificado, la cobertura de vacunación de los trabajadores de atención médica y otros profesionales de estos centros “a menudo no era óptima”, aseguran.
“La protección de las personas mayores y frágiles debe seguir siendo una prioridad. La adopción de la vacuna COVID-19 debe promoverse aún más entre los residentes de los centros de atención a largo plazo y todas las personas que entran en contacto con ellos, como los trabajadores de la salud, el personal auxiliar, cuidadores y los visitantes. En el contexto epidemiológico actual, se debe mantener un meticuloso cumplimiento de intervenciones no farmacéuticas como el uso de mascarillas, adecuada higiene de manos y el distanciamiento físico”, expresa la directora del ECDC, Andrea Ammon.
Los expertos del ECDC informan de que las variantes del SARS-CoV-2 asociadas con una mayor transmisibilidad del virus están detrás de la mayoría de los brotes detectados en las residencias de ancianos. “Se espera que ocurran brotes similares a medida que aumente la circulación de la variante Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India) o de otras variantes”.
"En el contexto epidemiológico actual, se debe mantener un meticuloso cumplimiento de intervenciones no farmacéuticas como el uso de mascarillas, adecuada higiene de manos y el distanciamiento físico"
Aunque la eficacia de las vacunas contra la COVID-19 autorizadas en Europa es alta, ningún suero es eficaz al 100%. Motivo por el que se esperan infecciones en personas completamente vacunadas, particularmente entre los ancianos y personas con enfermedades subyacentes. “Las vacunas previenen enfermedades graves en gran medida, sin embargo, todavía podemos ver hospitalizaciones e incluso muertes en estas poblaciones”, recuerda el informe del ECDC.
Ante esta fotografía desde el ECDC emiten una serie de recomendaciones para reducir el impacto de la situación epidemiológica en las residencias de ancianos:
- Hay que garantizar rápidamente la cobertura de vacunación completa de los residentes y de todas las personas con las que tienen contacto.
- Deben existir medidas para reducir el riesgo de introducción del virus en las residencias de ancianos.
- La identificación temprana de casos de COVID-19 es esencial para la introducción de medidas de control y prevención de una mayor propagación de los brotes. Motivo por el que las pruebas, el rastreo de contactos y la investigación de casos deben seguir siendo una prioridad para las autoridades de salud pública.
- Deben cumplirse meticulosamente todas las intervenciones no farmacéuticas.
“Se deben realizar esfuerzos para promover una mayor vacunación contra la COVID-19 entre el personal de las residencias de ancianos no vacunado a través de actividades específicas dirigidas a la aceptación de las vacunas y las barreras de adopción. Respecto a la vacunación obligatoria del personal sanitario y auxiliar, aunque los requisitos obligatorios pueden ser muy eficaces, otras estrategias pueden ser suficientes o más recomendadas y los efectos negativos deben ser considerados con anticipación”, concluye el documento.