Desde la publicación de la primera actualización del documento de asesoramiento elaborado por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) sobre los criterios de alta y finalización de las cuarentenas de los casos positivos de Covid-19, todos los países de la Unión Europea (UE) y del Espacio Económico Europeo (EEE) han experimentado diversos grados de aumento de la transmisión comunitaria como consecuencia de la expansión de la variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica).
En un contexto de elevada transmisión comunitaria como el actual, aumentar la capacidad de pruebas y rastreo de contactos se erige como todo un desafío. La duración de las cuarentenas de los casos positivos ha variado en las últimas semanas tras las decisiones adoptadas por las autoridades de salud pública pertinentes en base a la evidencia científica.
Algunos pacientes con Covid-19 confirmado mediante pruebas PCR continúan resultando positivos en infección por SARS-CoV-2 durante periodos prolongados de tiempo. Los expertos del ECDC reiteran que la presencia de ARN viral no debe confundirse con excreción viral. La identificación de ARN perteneciente al SARS-CoV-2 en pruebas PCR no equivale a la presencia de virus con capacidad infectiva, salvo excepciones como los pacientes inmunocomprometidos. La evidencia científica ha demostrado una detectabilidad prolongada del ARN del SARS-CoV-2 incluso en pacientes después de la seroconversión.
Se desconoce la duración exacta en que los pacientes con Covid-19 pueden contagiar y es probable que varíe en función de la variante del coronavirus que haya provocado la infección. Depende de muchos factores, pero en particular, del estado inmunitario del individuo, la gravedad de la enfermedad y la carga viral a la que han estado expuestos.
En cuanto a la duración de la protección generada por nuestro sistema inmune frente al riesgo de reinfección, la evidencia es limitada. Se ha comprobado que la variante Ómicronaumenta significativamente el riesgo de reinfección.
En base a esto, los expertos del ECDC exponen que las decisiones sobre el final del aislamiento deben sopesar, por un lado, los riesgos que corre la persona al poner fin a la cuarentena después de un episodio de infección confirmado que aún podría transmitir el virus y, por otro lado, el impacto que supone el aislamiento del individuo.
El ECDC recomienda que a la hora de reducir o prolongar las cuarentenas de los casos positivos se tenga en cuenta el momento en el que se encuentra el sistema sanitario, los recursos en materia de diagnóstico y la situación epidemiológica
Este balance debe tener en cuenta tanto la probabilidad de que un caso recuperado continúe transmitiendo el virus y las medidas adicionales que podrían adoptarse para minimizar los riesgos. Entre estas destacan el uso de mascarilla y la reducción de los contactos sociales, especialmente con grupos vulnerables.
El ECDC recomienda que a la hora de reducir o prolongar las cuarentenas de los casos positivos se tenga en cuenta el momento en el que se encuentra el sistema sanitario, los recursos en materia de diagnóstico y la situación epidemiológica.
Motivo por el que argumentan que, en base a la evidencia sobre niveles continuos aunque más bajos de transmisión hasta 10 después del inicio de síntomas, la reducción del periodo de cuarentena debe reforzarse con medidas como las expuestas anteriormente. Especialmente si no se han realizado pruebas que confirmen que el individuo en cuestión es negativo.
“Dada la altísima transmisión de Ómicron y teniendo en cuenta el hecho de que el 70% de la población de la UE/EEE ha completado la pauta de vacunación, se espera que al final de la ola pandémica en curso, la gran mayoría de la población contará con inmunidad celular contra el SARS-CoV-2. Es por esto que puede que los riesgos de transmisión sean menores y la duración de las cuarentenas pueda reducirse”, recoge el documento del ECDC.
En base a la evidencia sobre niveles continuos aunque más bajos de transmisión hasta 10 después del inicio de síntomas, la reducción del periodo de cuarentena debe reforzarse con medidas como las expuestas anteriormente. Especialmente si no se han realizado pruebas que confirmen que el individuo en cuestión es negativo
En cuanto a la realización de pruebas como vía para finalizar el aislamiento, lo ideal sería realizarlas una vez los síntomas asociados a la enfermedad comiencen a mejorar. Los casos pueden finalizar su aislamiento después de dos pruebas (PCR o prueba rápida de antígenos) negativas en un intervalo de 24 horas. Los casos asintomáticos podrán realizarse las pruebas para comprobar si pueden finalizar su cuarentena al tercer día de confirmarse el positivo. Cabe señalar que es preferible la realización de PCR a test rápidos de antígenos.
Los casos de Covid-19 en personas que no estén completamente vacunadas deberán respetar el aislamiento hasta obtener dos resultados negativos consecutivos en un periodo de 24 horas mediante PCR o test rápido de antígenos, o una vez hayan transcurrido 10 días desde la confirmación de la infección.
En el caso de aquellos positivos completamente vacunados se puede considerar la reducción del aislamiento a seis días después del inicio de síntomas con un resultado negativo en PCR o test rápido de antígenos en el sexto día desde la confirmación del positivo.
“Los países que se enfrentan a una presión cada vez mayor sobre su sistema sanitario u otros sectores debido a importantes aumentos en la incidencia del virus pueden considerar disminuir el periodo de aislamiento, con o sin requerir prueba negativa. Al recomendar cuarentenas más cortas y sin prueba negativa, el riesgo de transmisión residual puede conducir a aumentos de enfermedades graves. Estas decisiones son difíciles y deben equilibrarse con el mantenimiento de las funciones esenciales de la sociedad y el uso de otras medidas, como las mascarillas”, concluye el informe.