La revista The Lancet ha publicado un estudio realizado por un equipo internacional en el que han participado científicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) que expone que la inoculación de dosis de refuerzo de las vacunas contra la COVID-19 a la población general “no es apropiada” en el momento actual de la pandemia en el que nos encontramos.
Los responsables de la investigación argumentan que el grado de protección que se consigue al completar la pauta de inmunización con los sueros que actualmente se están administrando, es suficientemente alto para prevenir la COVID-19 grave. Una eficacia que es suficiente incluso frente a la variante Delta (B.1621.2, detectada originalmente en India).
Los expertos han constatado mediante el estudio de la eficacia de las distintas vacunas que han sido autorizadas para su comercialización de emergencia que las vacunas “siguen siendo altamente efectivas contra la enfermedad grave”, incluso frente a las variantes del SARS-CoV-2 que mayor preocupación generan.
La media de los resultados obtenidos a través de estudios observacionales indica que la vacunación que se está desarrollando en gran parte del mundo reporta una eficacia del 95% contra el desarrollo de enfermedad grave, tanto si se trata de la variante Delta como de Alfa (B1.1.7, detectada originalmente en Reino Unido). La eficacia frente al contagio de los sueros ante estas variantes se ha situado en el 80%.
“La evidencia actual indica que no es necesario aplicar una dosis de refuerzo porque la eficacia contra los síntomas graves se mantiene alta”
“Cualquier decisión sobre el refuerzo de la inmunización debe basarse en estudios detallados con información clínica y epidemiológica detallada”, manifiestan los autores. “La evidencia actual indica que no es necesario aplicar una dosis de refuerzo porque la eficacia contra los síntomas graves se mantiene alta”.
Partiendo de esta conclusión recalcan que las vacunas deberían destinarse a la inmunización de los países con menos recursos. “Las reservas de vacunas salvarían más vidas si se utilizaran para vacunar a personas que aún no han recibido ninguna dosis”, remachan.
Los resultados de estudio contrastan con la reciente decisión adoptada por la Administración Biden. La próxima semana Estados Unidos comenzará a ofrecer dosis de refuerzo para todas aquellas personas que ya hayan completado la pauta de vacunación. Unos pasos seguidos también por otros países como Israel.
En el caso de España, el último Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) aprobaba por unanimidad la inoculación de una dosis de refuerzo a pacientes con determinadas inmunosupresiones, trasplantados de órgano sólido y medula ósea y pacientes con algunos tratamientos oncológicos. Un grupo que, de acuerdo con los datos ofrecidos por la ministra de Sanidad, Carolina Darias, abarca a alrededor de 120.000 personas.
“Estamos hablando de una dosis adicional. Se trataría de completar, de que aquellas personas que ya han recibido la pauta tengan una dosis de más”, explicaba en la rueda de prensa posterior al CISNS Darias. Una postura compartida por la OMS, la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés).