“Como epidemiólogos de enfermedades infecciosas y científicos de salud pública, nos preocupan los impactos en la salud física y mental de las políticas que predominan en relación a la Covid-19 y recomendamos un abordaje que llamamos Protección Focalizada”. Con estas palabras se inicia la denominada como “Declaración de Great Barrington”.
Más de ocho meses después del inicio de la peor pandemia a la que el mundo ha tenido que hacer frente en los últimos 100 años, no existe un consenso generalizado en la comunidad científica sobre cuáles son los mejores mecanismos para controlar de forma eficaz la propagación del nuevo coronavirus SARS-CoV-2. Los confinamientos se erigen como una de las soluciones más eficaces, pero ahora vuelve a verse cuestionada por los miles de expertos y científicos que rubrican la referida declaración para señalar que los confinamientos a los que el mundo se ha visto sometido en los últimos meses no son una medida viable y tendrán importantes consecuencias a corto plazo.
Los firmantes de la declaración se encuentran encabezados por el doctor Martin Kulldorff, profesor de Medicina en la Universidad de Harvard, especialista en Bioestadística y epidemiólogo experto en la monitorización de enfermedades infecciosas y evaluaciones de seguridad de vacuna; la doctora Sunetra Gupta, profesora de la Universidad de Oxford, epidemióloga experta en inmunología, desarrollo de vacunas y modelación matemática de enfermedades infecciosas; y el doctor Jay Bhattacharya, profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, médico, epidemiólogo, economista de la salud y experto en políticas de salud pública, enfocado en enfermedades infecciosas y poblaciones vulnerables.
"Las actuales políticas de confinamiento (lockdown) están produciendo efectos devastadores en la salud pública a corto y largo plazo"
Consideran, al igual que los miles de firmantes, que las políticas de confinamiento adoptadas por los gobiernos para frenar la propagación del virus están produciendo efectos devastadores en la salud pública tanto a corto como a largo plazo. Entre estas consecuencias destacan las caídas en las tasas de vacunación, el empeoramiento de las enfermedades cardiovasculares, deterioro de la salud mental y una menor reducción de los nuevos casos de cáncer. Un escenario que se traduce en un mayor exceso de mortalidad de cara a los próximos años.
“Provenientes tanto de izquierda como de derecha, y de distintas partes del mundo, hemos dedicado nuestra profesión a proteger a los demás. Las actuales políticas de confinamiento (lockdown) están produciendo efectos devastadores en la salud pública a corto y largo plazo. Los efectos (para mencionar sólo algunos) incluyen tasas de vacunación más bajas, empeoramiento en los resultados de enfermedades cardiovasculares, menores detecciones de cáncer y deterioro de la salud mental—lo que conducirá a un mayor exceso de mortalidad en los próximos años, siendo la clase trabajadora y los miembros más jóvenes de la sociedad aquellos sobre los que recaerá el peso más grande de estas medidas. Dejar a los niños sin escuelas es una grave injusticia”, expresa la declaración.
Consideran que “mantener estas medidas en pie hasta haya una vacuna disponible”, producirá un “daño irreparable” en los grupos menos privilegiados “quienes terminarán siendo afectados de forma desproporcionada”.
“Sabemos que la vulnerabilidad a la muerte por Covid-19 es más de mil veces mayor en los ancianos y débiles que en los jóvenes. En efecto, para los niños, la Covid-19 es menos perjudicial que muchos otros peligros, incluyendo la influenza”
En este sentido valoran positivamente los esfuerzos que se están realizando por aumentar cada día el conocimiento que se tiene sobre el virus. “Sabemos que la vulnerabilidad a la muerte por Covid-19 es más de mil veces mayor en los ancianos y débiles que en los jóvenes. En efecto, para los niños, la Covid-19 es menos perjudicial que muchos otros peligros, incluyendo la influenza”.
Los científicos y expertos indican que “todas las poblaciones alcanzarán la inmunidad de rebaño”, por lo que “a medida que se desarrolla inmunidad, el riesgo que todos tienen de infectarse, incluyendo los vulnerables, desciende”. Recalcan en este punto que “esto puede beneficiarse de (pero no depende de) una vacuna”.
Motivo por el que exponen que la forma más viable de lograr esta inmunidad es “permitirle a aquellos que están bajo un mínimo riesgo de muerte, vivir sus vidas con normalidad para alcanzar la inmunidad al virus a través de la infección natural, mientras se protege mejor a aquellos que se encuentran en mayor riesgo. Esto lo llamamos Protección Enfocada”.
“Adoptar las medidas para proteger a los vulnerables debería ser el objetivo central de las acciones de salud pública dirigidas contra la Covid-19”, aseguran, recomendando que los trabajadores de las residencias de ancianos deberían ser profesionales con inmunidad adquirida a los que deben realizarse, al igual que a los visitantes, PCR con frecuencia; limitación de la rotación del personal, que las personas jubiladas cuentes con provisiones esenciales en sus casas para reducir las salidas y que se reúnan con otras personas siempre en espacios exteriores.
“Aquellos que no son vulnerables, deberían reanudar inmediatamente su vida con normalidad. Medidas sencillas de higiene, como lavarse las manos y quedarse en casa cuando se esté enfermo, deberían ponerse en práctica por todos para reducir el umbral de inmunidad de rebaño. Las escuelas y universidades deberían abrir para una enseñanza presencial. Las actividades extracurriculares, como los deportes, deberían reanudarse. Los adultos jóvenes de bajo riesgo deberían trabajar con normalidad, en lugar de hacerlo desde casa. Los restaurantes y otros negocios deberían abrir. Las artes, la música, los deportes y otras actividades culturales deberían reanudarse”, aseveran.
“Aquellos que no son vulnerables, deberían reanudar inmediatamente su vida con normalidad. Medidas sencillas de higiene, como lavarse las manos y quedarse en casa cuando se esté enfermo, deberían ponerse en práctica por todos para reducir el umbral de inmunidad de rebaño"
“La gente que se encuentra en mayor riesgo podría participar, si así lo desea, mientras la sociedad en conjunto disfruta de la protección otorgada a los vulnerables por aquellos que han desarrollado inmunidad de rebaño”, concluye la declaración.
OPINIÓN CONTRARIA A LA OMS
La inmunidad de rebaño ha sido uno de los puntos calientes de la pandemia. En algunos países como Suecia las medidas adoptadas por las autoridades han seguido esta línea que finalmente acabaron desechando. La Organización Mundial de la Salud (OMS) no tiene dudas al respecto: “significa permitir infecciones, sufrimiento y muertes innecesarias”, advertía en una de sus últimas comparecencias públicas asegurando que la inmunidad de rebaño “no es una opción”.
“La inmunidad colectiva se logra protegiendo a las personas del virus, no exponiéndolas al mismo”, ha recalcado su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus. “Nunca en la historia de la salud pública se ha utilizado la inmunidad colectiva como estrategia para responder a un brote, y mucho menos a una pandemia. Es científica y éticamente cuestionable”.
“Nunca en la historia de la salud pública se ha utilizado la inmunidad colectiva como estrategia para responder a un brote, y mucho menos a una pandemia. Es científica y éticamente cuestionable”
"Entendemos la frustración que suscita a muchas personas, comunidades y Gobiernos el avance de la pandemia y los casos. No hay ningún atajo ni ninguna medida única. Hay que emplear todas las herramientas de las que disponemos", concluye el director general de la OMS.
Una opinión compartida por Daniel López Acuña, ex director de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la OMS. Así se refería a la inmunidad de rebaño o colectiva en una entrevista concedida a ConSalud.es: “La inmunidad de grupo no debemos considerarla en estos momentos como la solución. Quién haya pensado que existe suficiente protección con la inmunidad de grupo, especialmente sin contar con una vacuna, está equivocado. Debemos ajustarnos a las medidas adoptadas de protección, confinamiento, reducción de la movilidad y extremar la higiene para controlar la transmisión de este virus porque no se va a poder lograr mediante la inmunidad de grupo”.
En el momento de la publicación de esta noticia la declaración contaba con 407.220 firmas de ciudadanos, 9.031 científicos y expertos en salud pública y 23.229 médicos.