Desde el inicio de la pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, la comunidad científica ha identificada distintas variantes del virus que han ido apareciendo a medidas que la Covid-19 se extendía por todo el mundo. Si bien ante la mayoría de estos cambios en la genética del SARS-CoV-2 la comunidad científica se ha mostrado con calma pero, la aparición de la popularmente conocida como “variante británica” (linaje B.1.1.7) ha suscitado una preocupación generalizada.
Las mutaciones surgen como un subproducto natural de la replicación viral. En la mayoría de los casos, el destino de una nueva mutación está determinado por la propia selección natural. Aquellos que confieren una ventaja competitiva respecto a la replicación viral, la transmisión o que permitan burlar la inmunidad incrementarán en frecuencia. Pero las mutaciones pueden aumentar o disminuir con frecuencia atendiendo simplemente a eventos fortuitos.
Aunque los términos mutación, variante y cepa se utilizan a menudo de forma indistinta para describir la epidemiología del SARS-CoV-2, las diferencias existentes entre estos son importantes. Cuando hablamos de mutación nos referimos a un cambio real en la secuencia genética del virus. Los genomas que difieren en secuencia a menudo se denominan variantes. Este término es algo menos preciso porque dos variantes pueden diferir en una mutación o en muchas. Estrictamente hablando, una variante es una cepa cuando tiene un fenotipo que puede demostrarse que es diferente como por ejemplo una diferencia de antigenicidad, transmisibilidad o virulencia.
Además de la variante británica se han identificado en las últimas semanas dos nuevas, procedentes de Sudáfrica y Brasil, que han generado una gran preocupación. Los expertos recalcan que no se trata de un hecho inesperado ya que, tal y como se ha explicado, las nuevas variantes se producen en todos los virus mediante las mutaciones de nuevas copias de sí mismos para continuar propagándose. La mayoría de estas mutaciones son intranscendentes. Incluso algunas pueden resultar perjudiciales para la supervivencia del propio virus, pero otras pueden incrementar su capacidad infecciosa.
¿POR QUÉ LA PREOCUPACIÓN ES AHORA MAYOR?
Las variantes británicas, sudafricana y brasileña del SARS-CoV-2 parecen ser mucho más contagiosas que las versiones anteriores del virus. La evidencia científica con la que contamos hasta el momento revela que la variante británica fue identificada por primera vez en Kent en septiembre de 2020 y puede ser hasta un 70% más contagiosa, las últimas investigaciones realizadas por el Public Health England apuntan a que la variante sería entre un 30 y un 50% más contagiosa y se ha extendido rápidamente por todo el Reino Unido.
Las últimas investigaciones realizadas por el Public Health England apuntan a que la variante sería entre un 30 y un 50% más contagiosa y se ha extendido rápidamente por todo el Reino Unido
La variante sudafricana surgió en octubre y presente cambios potencialmente más importantes en la proteína de pico del SARS-CoV-2 que las presentes en la variante británica. Esta proteína de pico es el mecanismo que el virus emplea para penetrar en las células humanas e infectar. La variante sudafricana comparte una mutación con la británica, pero presenta dos más que los científicos creen que podría interferir en la eficacia de las vacunas que se están administrando. Una de estas mutaciones puede ayudar al virus a evadir a los anticuerpos.
“Este linaje exhibe un escape completo a tres anticuerpos monoclonales terapéuticamente relevantes”, explican en un artículo publicado en la revista bioRxiv científicos de tres universidades sudafricanas que trabajan con el Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles (NICD, por sus siglas en inglés). “Además, la variante 501Y.V2 es resistente de forma sustancia o completa a los anticuerpos neutralizantes presentes en el plasma de pacientes convalecientes de Covid-19”, explican añadiendo que “aumenta la capacidad de reinfección”, por lo que presagian “una reducción de la eficacia de las actuales vacunas”.
En cuanto a la nueva variante identificada en Brasil, expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya han iniciado investigaciones y todo apunta a que es la responsable del incremento de casos en la región. Parece ser que se inició el pasado mes de julio y presenta tres mutaciones clave en la proteína de pico que le confieren unas características muy similares a la variante sudafricana.
¿SEGUIRÁN FUNCIONANDO LAS VACUNAS?
Las vacunas actuales fueron diseñadas partiendo de las variantes anteriores del SARS-CoV-2, pero los expertos consideran que deberían continuar funcionando. Es necesario señalar que las vacunas “entrenan nuestro cuerpo” para atacar varias partes del virus y no solo las secciones de la proteína de pico.
En el peor de los casos expertos explican en la BBC que las vacunas podrían rediseñare y ajustarse en cuestión de semanas o meses. Un proceso similar al que se experimenta con las vacunas contra la influenza que requieren de la administración de una nueva inyección cada año ante las modificaciones genéticas que el virus presenta cada temporada.
Por el momento, una de las buenas noticias es que parece ser que las nuevas variantes del SARS-CoV-2 no tienen consecuencias en términos de una mayor mortalidad ni de un agravamiento de la enfermedad. Medidas como el lavado frecuente de manos, uso de mascarillas y distanciamiento social son las más eficaces a la hora de prevenir las infecciones, más en un escenario en el que el objetivo no solo es combatir al virus sino frenar la propagación de las variantes identificadas hasta la fecha.
Por suerte, la comunidad científica internacional se encuentra en alerta permanente para identificar de forma temprana cualquier variante del virus y estudiarla. La labor de monitorización global funciona correctamente como demuestra el hecho de los informes remitidos por el Instituto de Investigación Médica de Kenia que cree hacer identificado una nueva cepa diferente de las tres analizadas en estas líneas.