El nuevo coronavirus SARS-CoV-2 ha modificado nuestra forma de acompañar a los enfermos y la forma de despedirnos de nuestros fallecidos. El temor a nuevos contagios obliga al aislamiento de los infectados y, en el caso de los decesos, los velatorios han sido suspendidos. El duelo ante la pérdida tiene que afrontarse en soledad y en un escenario en el que, al dolor y la tristeza, se suman los efectos adversos de la ausencia de contacto físico con otras personas con las que poder compartir la pérdida.
“El hecho de no poder acompañar, abrazar, besar, proteger a las personas que enferman por el virus, está siendo una gran limitación y un generador de impotencia, tristeza y frustración”, explica en la entrevista concedida a ConSalud.esPaula Álvarez Manzanares, coordinadora del Experto Universitario en Cuidados Paliativos de UNIR.
Explica que, ante este nuevo escenario, es necesario crear “situaciones de encuentro que no conlleven contacto directo”. Las cartas son una opción muy aconsejable, incluso cuando se trata de un fallecimiento.
“Si la situación se agrava, y la persona fallece, podemos escribirle una carta o un diario, que nos permita una despedida y nos ayude a elaborar nuestro duelo. Las despedidas y los duelos están cambiando por las circunstancias, pero son necesarias, por eso tenemos que buscar la mejor forma posible de hacerlo”.
La experta indica que en estas situaciones es normal que los familiares experimenten sentimiento de culpa. Motivo por el que deben ser “conscientes de las limitaciones impuestas por la crisis sanitaria”, y se puede homenajear al fallecido más adelante junto con nuestros seres queridos y honrar su memoria.
“La pérdida va a ser dura, ya que, a lo duro de la pérdida en sí, se une la tragedia de las circunstancias actuales (limitación de familias a los hospitales, gran riesgo de contagios, limitación de familias a los entierros). Por eso es bueno crear otras formas de despedida, para intentar canalizar todos los sentimientos y emociones que nos produce la situación”, añade.
"Es bueno crear otras formas de despedida, para intentar canalizar todos los sentimientos y emociones que nos produce la situación"
“Las cartas, diarios escritos, poemas a la persona que nos deja, pueden ser una buena forma de despedida y de expresión. Cada persona puede buscar un símbolo que le aproxime a su ser querido y le reconforte ahora que no está (una foto en casa, una oración, una canción). Es importante que exista una despedida, ya que es la forma de iniciar el duelo”, asegura Álvarez Manzanares.
LA EDAD NO DEBE SER UN FACTOR ÚNICO
En las últimas semanas hemos sido testigos de una saturación de las UCI y los sistemas sanitarios. Ante la escasez de materiales necesarios como los respirados, hemos conocido decisiones como la recogida en un documento interno enviado por la Consejería de Salud de Cataluña a los trabajadores de Emergencias en las que se recomendaba que los pacientes de edad avanzada y con pocas posibilidades de sobrevivir, no fuesen llevados a los hospitales.
“Las decisiones de adecuar esfuerzos terapéuticos por parte de los sanitarios, no puede ser algo genérico que tenga en cuenta la edad como factor único. Si el criterio de selección es la edad, estaremos actuando de forma éticamente incorrecta”, manifiesta en este sentido.
"Es importante que exista una despedida, ya que es la forma de iniciar el duelo"
“Para tomar decisiones en cuanto al tratamiento de una persona que contrae esta enfermedad, debemos tener en cuenta otros criterios (enfermedades previas, fragilidad global, complicaciones esperables, pronóstico vital, gravedad de la enfermedad y repercusión sobre el estado general, medidas necesarias para tratar la situación y el balance beneficio/riesgo sobre ese paciente en ese momento, deseos, valores y voluntades previas y actuales del paciente. Sólo teniendo en cuenta todos estos factores, seremos capaces de tomar decisiones de manera prudente y correcta”.
Motivos por los que recalca la importancia de la bioética en los tiempos que corren. “Si un sistema de salud exige seleccionar a los pacientes únicamente por criterio de edad, estará cometiendo una discriminación importante, a la que llamamos “ageísmo”, y que no es aceptable desde el punto de vista bioético”.
EL PACIENTE NO DEBE ESTAR AL MARGEN
“Es necesario un acompañamiento intenso, aunque sea en la distancia y con mascarilla de protección. Es necesario que el paciente se sienta arropado por los profesionales que le atienden aunque estén a dos metros, que sienta el calor de su familia, aunque sea en la distancia”.
"La situación mantenida, probablemente generará problemas de estrés, ansiedad y depresión en el personal sanitario"
“Es necesario que sepa que los tratamientos irán encaminados a curar en la medida de lo posible su enfermedad, y si no fuera posible, los esfuerzos también irán encaminados a aliviar cualquier síntoma que aparezca. Es necesario que, detrás de nuestras pantallas y trajes protectores, vea seres humanos que van a ayudarle pase lo que pase. Que vea que su familia está a su lado, aunque sea en la distancia, y sepa que no estará solo, aunque físicamente esté aislado”, indica destacando la labor de los profesionales sanitarios como vínculo con las familias.
LOS PROBLEMAS DEL PERSONAL SANITARIO
“Esta situación, tan nueva para todos, está generando muchísimo estrés en el personal sanitario: estrés por el desconocimiento, la impotencia frente a algo desconocido, la pérdida de control, la frustración, la tristeza inmensa…y también estrés por el tipo de trabajo (aislamientos incómodos, jornadas interminables, miedo al contagio, ver tantas complicaciones en pacientes y compañeros)”.
“La vocación y la profesionalidad del personal sanitario están permitiendo que la atención a las personas que contraen la enfermedad se esté realizando de una forma excepcional, a pesar de que las circunstancias sean tan desfavorables. La situación mantenida, probablemente generará problemas de estrés, ansiedad y depresión en el personal sanitario”.
La entrevista finaliza poniendo el foco en la necesidad de la humanización de la atención en esta nueva realidad.
“Por eso es tan importante intentar facilitar las despedidas (a pesar de ser estrictos con la exigencia de las medidas de aislamiento), esforzarnos en humanizar la atención (tanto a paciente como a familiares) y apoyar a todas las personas que estén perdiendo a algún ser querido. En este sentido, se está trabajando desde todos los hospitales en programas de humanización de la atención y de apoyo psicológico a los familiares que lo necesiten”, concluye.