Todas y cada una de las vacunas contra la Covid-19 que han recibido la autorización correspondiente por parte de los organismos reguladores pertinentes, han demostrado su seguridad y eficacia en la prevención de la enfermedad moderada y/o grave y, por ende, reducen la mortalidad. La evidencia científica con la que se cuenta demuestra que la protección que nos confieren disminuye con el tiempo por lo que la administración de refuerzos se erige como fundamental. Especialmente en las personas de edad más avanzada y aquellas con sistemas inmunológicos comprometidos que no son capaces de generar una respuesta robusta frente al virus.
Una serie de casos publicada en Annals of Internal Medicine ha hallado que una cuarta dosis de una vacuna basada en ARNm (como son las de Pfizer/BioNTech o Moderna) produce una respuesta de anticuerpos satisfactoria en algunos receptores de trasplante de riñón que no respondieron adecuadamente tras la inoculación de las tres dosis anteriores. Estos hallazgos respaldan el uso de una cuarta dosis de vacuna para estos pacientes.
Una serie de casos publicada en Annals of Internal Medicine ha hallado que una cuarta dosis de una vacuna basada en ARNm produce una respuesta de anticuerpos satisfactoria en algunos receptores de trasplante de riñón que no respondieron adecuadamente tras la inoculación de las tres dosis anteriores
Investigadores del Hospital Universitario de Estrasburgo estudiaron a 92 receptores de trasplante de riñón en tres hospitales universitarios franceses independientes para investigar si una cuarta dosis de una vacuna contra la Covid-19 desarrollada con tecnología de ARNm aumentaría los títulos de IgG contra la proteína Spike en receptores de trasplante de riñón que mostraron una serología débil.
A los pacientes que tenían títulos de IgG antipicos inferiores a 143 BAU/mL un mes después de una tercera dosis de la vacuna se les administró una cuarta dosis de vacuna de ARNm y después se midieron los títulos de IgG antipicos de dos a seis semanas más tarde.
Los investigadores no encontraron problemas de seguridad con la cuarta dosis y notaron que después de una media de 29 días, la mediana de los niveles de IgG antipicos aumentó significativamente, lo que sugiere que una cuarta dosis de la vacuna puede estar justificada en estos pacientes.