Durante el último Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas, celebrado en Lisboa (Portugal) entre el 23 y el 26 de abril, un grupo de investigadores de Reino Unido presentó la infección por SARS-CoV-2 de mayor duracióndocumentada hasta la fecha: 505 días hasta el fallecimiento del paciente. La infección de mayor duración documentada antes de este caso fue de 335 días.
La evidencia científica sobre el SARS-CoV-2 ha aumentado considerablemente desde la detección de los primeros casos en Wuhan (China) a finales de diciembre de 2019. A pesar de esto el coronavirus continúa planteando numerosas incógnitas en áreas como los síntomas que produce (se continúan identificando nuevos a medida que surgen nuevas variantes), la duración de la inmunidad que se genera mediante la infección natural o los mecanismos que subyacen en el desarrollo del denominado como “Covid prolongado”. Este último aspecto plantea aún más dudas ya que la literatura de la que se dispone indica que estamos ante una afección sobre la que aún conocemos muy poco y tiene importantes consecuencias de salud pública.
Si nos preguntamos durante cuánto tiempo el SARS-CoV-2 permanece en nuestro organismo, la evidencia no tiene una respuesta clara ya que no todas las personas siguen los mismos tiempos. Diversos estudios indican que factores como la existencia de condiciones de salud previas a la infección, como las deficiencias inmunológicas, pueden influir en el tiempo que una persona tarda en eliminar el virus de su organismo.
La existencia de condiciones de salud previas a la infección, como las deficiencias inmunológicas, pueden influir en el tiempo que una persona tarda en eliminar el virus de su organismo
Aunque el SARS-CoV-2 es un virus principalmente respiratorio su peculiaridad reside en que cuenta con capacidad para afectar a múltiples órganos y sistemas. Dos estudios han hallado que el virus estaba presente en las heces de un paciente siete meses después del diagnóstico. Un caso que no es aislado y que plantea bastantes enigmas para los investigadores. En este sentido un meta-análisis recogido por British Journal of Medicine revela que, de media, una persona infectada excreta el virus durante aproximadamente un mes. Otras, sin embargo, reportan una mayor velocidad de excreción del virus.
Tal y como hemos visto el SARS-CoV-2 no solo permanece en el tracto respiratorio. Mediante la realización de autopsias a pacientes fallecidos con Covid-19 se ha revelado su presencia en prácticamente todo el cuerpo como el apéndice, los ojos, el corazón o el cerebro.
A pesar de esto, es importante señalar que estos rastros del virus no son infecciosos, tal y como expone en la referida publicación el profesor asociado de Inmunología Viral de la Universidad de Newcastle (Australia), Nathan Bartlett: “Nadie ha aislado realmente virus infeccioso e tejidos fuera del tracto respiratorio. No hay evidencia”. En este sentido cabe señalar que, incluso en el tracto respiratorio, el SARS-CoV-2 puede no ser infeccioso.
El repaso de la evidencia disponible realizado por British Journal Medicine indica que el SARS-CoV-2 es capaz de permanecer en nuestro organismo durante mucho más tiempo que otros virus como la gripe o los resfriados. “Es concebible que si hay bolsas de ARN viral que producen un poco d proteína viral, podría desencadenar respuestas inmunitarias localizadas”, explica Bartlett. Esto podría provocar la inflamación que parte de la evidencia responsabiliza del Covid prolongado.