¿Cuándo acabará la pandemia? Nos encontramos ante una de las preguntas más formuladas en los últimos dos años y para la que nadie parece tener una respuesta certera. La variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) ha marcado un punto de inflexión en la lucha contra el coronavirus. La evidencia científica nos dice sobre esta que cuenta con una mayor capacidad de transmisión y con unas características que posibilitan cierto escape inmunitario. Dos elementos que han favorecido su expansión a nivel global en tiempo récord y que ha dejado en la mayoría de países cifras de contagios nunca antes vistas desde que la Covid-19 cambió por completo nuestras vidas.
A pesar de esto, Ómicron causa una enfermedad más leve en comparación con las variantes de preocupación (VOC, por sus siglas en inglés) que la precedieron. Esto se ha visto favorecido de forma significativa por las amplias coberturas vacunales ya que una variante con las características de Ómicron en un contexto sin vacunas contra la Covid-19, habría llevado a los sistemas sanitarios a un más que seguro colapso.
El contexto epidemiológico que protagoniza Ómicron, en un momento en el que la vacunación contra la Covid-19 reporta amplias tasas (a excepción de los países con bajos ingresos, víctimas de la falta de equidad en el acceso global a los sueros, tal y como analizaremos más adelante en estas líneas), ha llevado a cada vez un mayor número de voces a hablar del inicio del fin de la pandemia.
DECLARACIÓN DE PANDEMIA
El pasado 3 de marzo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaraba que “es alentador ver que las muertes por Covid-19 están disminuyendo en todo el mundo”, y que “es satisfactorio ver que algunos países pueden relajar las restricciones sin que sus sistemas de salud se vean desbordados. Pero es demasiado pronto para declarar la victoria sobre la Covid-19”, aseveraba.
Para hablar del concepto de pandemia debemos retrotraernos hasta el 30 de enero de 2020. En esta fecha el director general de la OMS, junto con el Comité de Emergencias, concluía que el SARS-CoV-2 era una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII, por sus siglas en inglés). El 11 de marzo, ante los alarmantes niveles de propagación y su gravedad, la OMS determina que la Covid-19 debía calificarse como pandemia. Desde enero de 2020 el Comité de Expertos Asesores de la OMS se reúne cada tres meses para evaluar y analizar si la Covid-19 continúa reuniendo las características propias de una pandemia.
Las conclusiones de la última reunión del referido Comité se hacían públicas el 20 de enero de 2022, tras su reunión en Ginebra el 13 de enero. El Comité acordó por unanimidad que la pandemia de Covid-19 “sigue constituyendo un acontecimiento extraordinario que continúa afectando negativamente a la salud de las poblaciones de todo el mundo, plantea un riesgo de propagación internacional y de interferencia con el tráfico internacional. Y requiere una respuesta internacional coordinada”.
El Comité acordó por unanimidad que la pandemia de Covid-19 "sigue constituyendo un acontecimiento extraordinario que continúa afectando negativamente a la salud de las poblaciones de todo el mundo"
El director general de la OMS advertía, en la rueda de prensa en la que se hicieron públicas las conclusiones del Comité, “del riesgo de declaraciones demasiado optimistas sobre el estado de la pandemia”.
Si la OMS deja de considerar la crisis sanitaria provocada por la Covid-19 como una pandemia puede afectar a los principales programas puestos en marcha en estos dos años. Hablamos por ejemplo del Fondo de Acceso Global a las Vacunas Covid-19 (conocido como COVAX) y su matriz, el Acelerador de Acceso a las Herramientas Covid-19 (ACT-A). Unas redes globales cooperativas que nacieron con el objetivo de adquirir y distribuir medicamentos, vacunas y herramientas de diagnóstico asequibles. “Las operaciones de emergencia de COVAX y ACT-A desaparecerán. Es difícil mantenerlas”, declara Seth Berkley, director ejecutivo de GAVI, la Alianza para las vacunas, tal y como recogen en Science.
CRITERIOS PARA HABLAR DE ESPII
El Comité de la OMS está compuesto por 18 expertos internacionales que brindan asesoramiento técnico. La emergencia de salud pública de importancia internacional se define como “un evento extraordinario que se determina que constituye un riesgo para la salud pública de otros Estados a través de la propagación internacional de enfermedades y que potencialmente requiere una respuesta internacional coordinada”.
Los criterios para declarar una ESPII y cuando declarar su fin son tres:
- Un evento de salud pública debe ser grave, repentino, inusual o inesperado.
- Probabilidad de propagación internacional.
- Es necesaria una acción internacional inmediata.
Para su levantamiento se tienen en consideración aspectos como las cifras de personas afectadas o coberturas vacunales, aunque en esta ocasión la decisión puede estar más marcada por un consenso generalizado en base a criterios políticos y sociales.
Hasta el momento la OMS ha declarado un total de seis ESPII desde la entrada en vigor del Reglamento Sanitario Internacional (RSI) en 2005. La OMS fue conservadora en el levantamiento de las anteriores emergencias de salud pública de importancia internacional
Hasta el momento la OMS ha declarado un total de seis ESPII desde la entrada en vigor del Reglamento Sanitario Internacional (RSI) en 2005. La OMS fue conservadora en el levantamiento de las anteriores emergencias de salud pública de importancia internacional y el alcance de estas se encuentra lejos del grave impacto de la Covid-19.
LA NECESARIA REFORMA DE LA OMS
El hecho de que la OMS continúe considerando la Covid-19 como una ESPII obliga legalmente a sus 196 Estados miembros a seguir las recomendaciones emitidas por el organismo. Este sistema implica que las naciones signatarias informen a la OMS sobre los brotes que se producen dentro de sus fronteras y respalden sus respuestas aunque la OMS no tiene mecanismos para hacer cumplir estas reglas.
A lo largo de estos más de dos años de pandemia se ha puesto en tela de juicio el papel de la OMS y no han sido pocas las voces que la consideran como una institución anquilosada que no ha estado a la altura de las circunstancias, pidiendo una necesaria reforma que permita un papel más allá de mero emisor de recomendaciones que debería haberse iniciado antes de la llegada de una crisis sanitaria global como la que continuamos viviendo.
El 31 de mayo de 2020 se clausuraba la 73ª Asamblea Mundial de la Salud. Un punto de encuentro en el que la OMS mostró su predisposición al inicio de una investigación independiente sobre la gestión efectuada a lo largo de la pandemia.
La reforma de la OMS pasa por reducir las injerencias políticas y fomentar su independencia ya que, cuando se produce una crisis sanitaria, la OMS debe tener la capacidad de tomar decisiones rápidas y de adaptar y reajustar sus recursos y mecanismos de trabajo. En definitiva, la OMS debe ocupar el papel de “guardián de la salud pública global”. De lo contrario se repetirán los mismos errores ante futuras pandemias.
NO ES POSIBLE HABLAR DEL FINAL DE LA PANDEMIA
El recorrido del SARS-CoV-2 en estos dos años deja claro que este coronavirus ha llegado para quedarse. Los pasos que los gobiernos están dando se orientan hacia la convivencia con el viruscomo ya lo hacemos con otros estacionales como la gripe.
El máximo dirigente de la OMS insistía en que "la única forma de salir de la pandemia es alcanzar una alta cobertura vacunal en todos los países"
Retomando las palabras emitidas por el director general de la OMS el pasado 3 de marzo, todavía "hay muchos países con altas tasas de hospitalización y muerte, y bajas tasas de cobertura vacunal". Motivo por el que advertía que, con la alta transmisión del virus, "la amenaza de una nueva y más peligrosa variante sigue siendo muy real".
"Seguimos instando a todas las personas en todos los países a tener precaución, e instamos a todos los gobiernos a apoyar a su gente para protegerse a sí mismos y a los demás", aseveraba.
El máximo dirigente de la OMS insistía en que "la única forma de salir de la pandemia es alcanzar una alta cobertura vacunal en todos los países". La OMS ha informado de que, a nivel mundial, el 56% de la población ya está completamente vacunada contra la Covid-19 (el objetivo de la OMS es lograr el 70% a mediados de 2022). Este porcentaje, en el caso de los países de bajos ingresos, se sitúa en el 9%.
"Ahora, debemos centrar nuestra atención en abordar la cuestión crucial de cómo convertimos las vacunas en dosis administradas, cómo nos aseguramos de que todos los países tienen suficientes pruebas, suficiente oxígeno para tratar a los pacientes y suficiente equipo de protección personal para mantener a los trabajadores de la salud seguros", concluía poniendo el foco en el déficit de financiación urgente de 16.000 millones de dólares para el ACT-A.
Por su parte, la epidemióloga líder de la OMS, la doctora Maria Van Kerkhove, ha recordado que los altos niveles de transmisión Ómicron impiden hablar del final de la pandemia.
"Algunos países están viviendo picos, pero otros todavía no. Y todavía hay grandes niveles de fallecimientos en algunos países por la enorme cantidad de casos y, aunque es menos grave, un gran número de personas que han necesitado hospitalización han muerto, en parte por la sobrecarga de los sistemas sanitarios", alertaba señalando a las personas no vacunadas.