El pasado 4 de enero el Ministerio de Sanidad acordaba, tras la reunión mantenida con las comunidades autónomas y los titulares de Educación y Formación Profesional y Universidad, la vuelta presencial a las aulas en todos los niveles educativos este 10 de enero tras finalizar las vacaciones de Navidad. El objetivo es garantizar “la máxima presencialidad”, manteniendo los centros educativos abiertos.
Una decisión sustentada en potenciar la vacunación infantil y el refuerzo de las medidas y protocolos de prevención en un escenario epidemiológico en el que la variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) reporta cifras récord de nuevos contagios. La pregunta que tanto padres como alumnos se han formulado se centra en sí es seguro regresar a las aulas en el momento en el que nos encontramos de la pandemia. La respuesta la encontramos en la creciente y sólida evidencia científica que concluye que, siempre que existan estrategias y protocolos de prevención (cuyos pilares fundamentales son las intervenciones no farmacológicas como el uso de mascarillas, distanciamiento físico, ventilación y frecuente lavado de manos), la transmisión del SARS-CoV-2 en los centros escolares es “relativamente rara”.
Si ponemos el foco en la evidencia científica recopilada por los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), esta señala que los niños y adolescentes pueden infectarse con el SARS-CoV-2, pueden enfermar por Covid-19 y pueden transmitir el virus a otras personas. Lo que especifica además la evidencia es que, por norma general, los niños y jóvenes suelen cursar la infección de una forma más leve o asintomática.
Los CDC señalan que se han producido brotes en escuelas y transmisión secundaria en los entornos escolares “cuando las estrategias de prevención no se implementan o siguen”. “Aunque pueden ocurrir brotes en las escuelas, múltiples estudios han demostrado que la transmisión dentro de los entornos escolares suele ser más baja que, o al menos similar, a los niveles de transmisión comunitaria, cuando las estrategias de prevención están implementadas en las escuelas”, recalcan.
La evidencia de estudios realizados principalmente antes de la aprobación de la vacuna para los mayores de 12 años sugiere que la transmisión de personal a personal es más común que la transmisión de estudiantes a personal, de personal a estudiante o de estudiante a estudiante. Un macro estudio desarrollado en Reino Unido señala que la mayoría de los brotes que se produjeron en entornos escolares se asociaron con un caso índice perteneciente a miembros del personal de los centros.
“Aunque pueden ocurrir brotes en las escuelas, múltiples estudios han demostrado que la transmisión dentro de los entornos escolares suele ser más baja que, o al menos similar, a los niveles de transmisión comunitaria, cuando las estrategias de prevención están implementadas en las escuelas”
“Por lo tanto, las intervenciones escolares deben incluir estrategias de prevención para reducir el potencial de transmisión de los miembros del personal. La detección de casos en las escuelas no significa necesariamente que la transmisión se haya producido en las escuelas. La mayoría de los casos que se adquieren en la comunidad y se llevan a un entorno escolar tienen como resultado una propagación limitada dentro de las escuelas cuando se implementan estrategias de prevención de múltiples niveles”, recogen los informes de los CDC.
Se cuenta con cierta evidencia que indica que el SARS-CoV-2 podría propagarse de forma más fácil en los centros educativos de secundaria más que en los de primaria. Por ejemplo, investigadores en Italia identificaron y probaron casi todos los contactos (99,8%) de 1.198 casos en entornos escolares e informaron de una tasa de ataque más baja en las escuelas primarias (un caso de secundaria; tasa de ataque del 0,38%) que en las escuelas intermedias y secundarias (37 casos secundarios; tasa de ataque del 6,46%). Este patrón fue consistente con los hallazgos de un estudio en Nueva Gales del Sur, Australia, que informó tasas de ataque más altas en las escuelas secundarias que en las escuelas de educación primaria. Los expertos apuntan a que las mayores posibilidades de transmisión del virus entre los adolescentes residirían en que mantienen un mayor número de interacciones sociales con personas ajenas tanto a sus hogares como a sus centros educativos.
Desde el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) destacan que “el consenso general sigue siendo que la decisión de cerrar las escuelas para controlar la pandemia de Covid-19 debe utilizarse como último recurso”. El motivo de su argumentación reside en el hecho de que “los impactos físicos, mentales y educativos negativos de los cierres de escuelas proactivos en los niños, así como el impacto económico en la sociedad en general, probablemente superarían los beneficios”, por lo que instan a que los niños y jóvenes se vacunen.
“El consenso general sigue siendo que la decisión de cerrar las escuelas para controlar la pandemia de Covid-19 debe utilizarse como último recurso”
La vacunación no solo reduce el riesgo de desarrollar Covid-19 grave, sino que, tal y como han retirado los expertos de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en ingles), contribuye a reducir las posibilidades de padecer síntomas persistentes de la enfermedad y de desarrollar síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico.
“Las combinaciones de intervenciones no farmacéuticas (NPI, por sus siglas en inglés) en forma de distanciamiento físico que eviten el hacinamiento, así como la higiene y otras medidas para reducir los riesgos de transmisión, seguirán siendo esenciales para prevenir transmisión en entornos escolares. Las medidas deben adaptarse a los niveles de transmisión del SARS-CoV-2 en la comunidad, así como al entorno educativo y al grupo de edad. La implementación de medidas debe considerar la necesidad de proporcionar a los niños un entorno social y de aprendizaje óptimo, al tiempo que se reducen los riesgos de transmisión”, destacaba el ECDC en un informe publicado el pasado verano con recomendaciones para el inicio del curso escolar.
En relación a la transmisión en entornos escolares el ECDC realiza una serie de recomendaciones:
- La transmisión del SARS-CoV-2 puede ocurrir en las escuelas y se han informado grupos en todo tipo de entornos escolares (preescolar, primaria y secundaria). La transmisión del SARS-CoV-2 en las escuelas parece verse afectada por la extensión del virus en la comunidad en general.
- La mayoría de los niños no desarrollan síntomas cuando se infectan con el virus o desarrollan una forma muy leve de la enfermedad. Sin embargo, la investigación ha demostrado que los niños pueden infectarse y pueden transmitir el virus a otros niños y adultos mientras son infecciosos.
- Al igual que en otros espacios reducidos, se requieren medidas importantes para las escuelas: distanciamiento físico, ventilación mejorada, promoción de las políticas de “quedarse en casa” cuando se enferma, lavado de manos regular y uso de máscaras cuando sea posible.
- Las medidas de distanciamiento físico deben tener como objetivo disminuir el número de personas y contactos en lugares estrechos o cerrados al tiempo que se garantiza que se pueda llevar a cabo la escolarización. Estas medidas pueden reducir la propagación del virus en las escuelas y también ayudar a disminuir el impacto de otras infecciones respiratorias.