El pasado 13 de enero la Comisión de Salud Pública aprobaba la inoculación de una segunda dosis de refuerzo de las vacunas contra la Covid-19 (Pfizer/BioNTech o Moderna) a los pacientes inmunodeprimidos (transcurridos cinco meses desde el primer refuerzo). Este grupo poblacional, dadas las características de sus patologías o por recibir tratamientos inmunosupresores generan una protección menor que el resto de la población sana.
Hecho que convierte los refuerzos en la única vía para que su sistema inmunitario desarrolle una inmunidad férrea frente al virus. La pregunta que surge en este tipo casos es, ¿cuál es el grado de protección que confieren las vacunas contra la Covid-19 en los pacientes inmunodeprimidos?
Lo primero que debemos tener en cuenta es que los ensayos clínicos desarrollados para comprobar la seguridad y eficacia de los sueros excluyeron a los grupos inmunocomprometidos, como es el caso de los pacientes con cáncer, receptores de trasplantes de órganos o aquellos con trastornos reumatológicos, entre otros. Esta situación ha generado una significativa escasez de datos sobre la seguridad y eficacia de las vacunas en estos grupos.
Hablamos de personas que, desde el punto de vista médico, generan un interés particular debido a la posible supresión o sobreactivación de su sistema inmunitario atribuible tanto a la enfermedad primaria como al tratamiento que reciban para la misma. Esta práctica ausencia de datos sobre la eficacia de las vacunas en estos pacientes plantea un importante reto ya que se trata de personas vulnerables al virus y, por lo tanto, presentan un mayor riesgo de hospitalización, ingreso en UCI y muerte.
Especialmente en un contexto epidemiológico dominado por la variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica), cuya mayor capacidad de transmisión y escape inmunitario se ha traducido en cifras récord de contagios nunca antes observadas en la pandemia.
A pesar de que la evidencia científica indique la enfermedad que provoca es más leve, no solo gracias a sus características sino también a las elevadas coberturas vacunales, los pacientes con sistemas inmunocomprometidos continúan en riesgo tanto por los riesgos inherentes a sus patologías como por la reducida capacidad para generar una respuesta inmune a través de la vacunación.
Los estudios realizados sobre la eficacia de vacunas como las de la influenza o el neumococo en grupos inmunocomprometidos, ofrecen distintos resultados atendiendo a factores como el tipo de vacuna, la enfermedad subyacente o los medicamentos que recibe el paciente. Hasta la fecha, no se han realizado revisiones sistemáticas sobre la inmunogenicidad de las vacunas contra la Covid-19 en pacientes inmunocomprometidos.
La revisión sistemática de 11 estudios ha revelado que una tercera dosis de la vacuna de ARNm se asocia con la seroconversión entre los que no habían respondido de la forma esperada a la pauta primaria
En este sentido British Journal Medicine ha realizado una revisión sistemática y un meta análisis de estudios observacionales prospectivos que comparan la eficacia de la vacunación contra la Covid-19 en pacientes inmunocomprometidos e inmunocompetentes.
El meta análisis incluye un total de 82 estudios de los que 77 (94%) emplearon vacunas de ARNm, 16 (20%) vacunas de vectores virales y cuatro (5%) vacunas basadas en virus inactivados. Se evaluaron 63 estudios que tenían un riesgo de sesgo bajo y 19 presentaban un riesgo de sesgo moderado.
Profundizando en los resultados vemos que la seroconversión tras la administración de una dosis de la vacuna fue, aproximadamente, la mitad de probable en pacientes con cánceres hematológicos, trastornos inflamatorios inmunomediados y cánceres sólidos en comparación con los controles inmunocompetentes. Los receptores de órganos tenían 16 veces menos probabilidades de seroconversión.
Si hablamos de la inoculación de la segunda dosis de la pauta primaria de vacunación, la seroconversión continuó siendo menos probable en los receptores de trasplantes, y solo un tercio logró la seroconversión. Esta fue cada vez más probable en pacientes con cánceres hematológicos, trastornos inflamatorios inmunomediados y cánceres sólidos.
La seroconversión fue similar en personas con VIH y los controles inmunocompetentes.
La revisión sistemática de 11 estudios ha revelado que una tercera dosis de la vacuna de ARNm se asocia con la seroconversión entre los que no habían respondido de la forma esperada a la pauta primaria, como es el caso de los pacientes con cánceres sólidos, cánceres hematológicos y trastornos inflamatorios mediados por el sistema inmunitario. Los autores de la revisión señalan sobre la tercera dosis que no se ha estudiado adecuadamente en el caso de las personas con VIH y aquellas que han sido vacunadas frente a la Covid-19 con sueros no desarrollados con tecnologías de ARNm.
“Las tasas de seroconversión después de la vacunación contra la Covid-19 fueron significativamente más bajas en pacientes inmunocomprometidos, especialmente en receptores de trasplantes de órganos. Una segunda dosis se asoció con una seroconversión consistentemente mejorada en todos los grupos de pacientes, aunque en menor magnitud en los receptores de trasplantes de órganos”, concluyen los responsables del análisis.