La crisis sanitaria que atraviesa España como consecuencia de la expansión del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 ha situado a nuestro sistema sanitario al borde del precipicio. Nuestro país ha presumido durante años de la buena posición y reconocimiento en el panorama internacional de nuestra Sanidad a pesar de que, tal y como afirmaba hace unos días el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, “la Salud Pública siempre ha sido la hermana menor del sistema”.
Los sucesivos gobiernos de todos los colores políticos han denostado en sus presupuestos la Sanidad en mayor o menor medida. A nivel nacional, autonómico, provincial, regional y municipal. La ferocidad con la que la pandemia ha golpeado a España, con decenas de miles de contagiados y una cifra de fallecidos que roza los 27.000 se ha traducido en la búsqueda de responsables y culpables.
La primera “víctima” política del coronavirus fue la consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias, Teresa Cruz. Ángel Víctor Torres, presidente del Ejecutivo canario destituía a Cruz de su cargo a finales del pasado mes de marzo en plena crisis sanitaria.
El motivo de tal decisión residiría en la negativa de Cruz de aceptar que el Comité de Gestión de Emergencia Sanitaria, presidido por el propio Torres, tomase las riendas de la gestión de la crisis
Según las informaciones publicadas el motivo de tal decisión residiría en la negativa de Cruz de aceptar que el Comité de Gestión de Emergencia Sanitaria, presidido por el propio Torres, tomase las riendas de la gestión de la crisis del coronavirus.
Una situación a la que se sumaron las numerosas y continuas críticas por parte de los profesionales sanitariosa la gestión de la ya exconsejera de Sanidad. Cruz fue nombrada consejera de Sanidad por el actual presidente de Canarias el pasado mes de julio. Sustituía en el cargo a José Manuel Baltar, el cual también recibió fuertes críticas durante su gestión.
El departamento de Sanidad de la comunidad autónoma se encuentra en manos actualmente del consejero de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad, Julio Pérez.
A la marcha de Cruz se ha sumado la de la Consejera de Sanidad del Gobierno de Aragón, Pilar Ventura. Ha sido ella misma la que ha anunciado su dimisión en rueda de prensa después ser objeto de críticas por parte de los sindicatos sanitarios, partidos políticos y colegios profesionales tras las declaraciones efectuadas en la última Comisión de Sanidad celebrada en las Cortes aragoneses.
"No quiero ser un estorbo para esta recuperación y por eso considero que debo dejar el cargo"
Ventura expresaba en esta que la fabricación de equipos de protección caseros con bolsas de basura “estimulaba” a los profesionales sanitarios. Una afirmación que ha puesto en pie de guerra a los sindicatos médicos y colegios profesionales.
“Creo que lo importante ante la gravísima crisis que estamos sufriendo es la salud de los aragoneses y que la sociedad tenga la oportunidad de una recuperación social y económica y, entiendo que este es un interés que está muy por encima de mi cargo, he presentado mi dimisión”, declaraba Ventura.
La ya exconsejera de Sanidad de Aragón ha pedido perdón manifestando que no puede continuar al frente de la Consejería “cuando los sindicatos del sector y los colegios profesionales no me aceptan. No quiero ser un estorbo para esta recuperación y por eso considero que debo dejar el cargo”.
Una decisión sobre la que el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, ha expresado que el “nunca hubiera tomado”, pero agradece en favor de la recuperación de Aragón ya que el Gobierno autonómico quiere “las relaciones con los sindicatos y colegios profesionales sea cordial y estrecha”.