Alonso tiene 9 años. En mayo del año pasado contrajo Covid-19 con su madre, no tuvo ningún síntoma y así como llegó el positivo vino después el negativo. Sin embargo, meses después, en julio, comenzó a quejarse de dolor y presión en el pecho. A ello le siguieron también dolores de cabeza más frecuentes de los que ya tenía y cansancio. “Los médicos nos dijeron que era un cuadro claro de Covid persistente”, explica María, la madre del niño.
La Covid persistente o prolongada es una sucesión de síntomas que aparecen tras la infección por SARS-CoV-2 y se mantienen un mínimo de 12 semanas. Según la definición realizada por la Organización, “la condición post-Covid ocurre en los jóvenes con antecedentes de infección confirmada por SARS-CoV-2, con al menos un síntoma físico persistente durante un mínimo de 12 semanas tras la prueba inicial. Estos síntomas no pueden explicarse con un diagnóstico alternativo y tienen un impacto en el desempeño de su vida cotidiana. Pueden fluctuar o recaer con el tiempo”.
En niños, como recogía en Consalud.esMaría Méndez, responsable de la Unidad de Covid persistente pediátrico del Can Ruti (Hospital Germans Trias), el post-Covid-19 se presenta con fatiga muy importante que les dificulta ir al colegio, hacer deporte, jugar; también tienen problemas de memoria, atención y concentración o sufren dolores de cabeza intensos y taquicardias. Una vez se diagnostican los síntomas reciben atención de distinto tipo: psicoterapeutas, rehabilitadores, nutricionistas y poco a poco van mejorando, aunque algunos tardan más que otros en curarse.
“Con el diagnóstico sufrimos mucha preocupación, ahora vemos que continúa y nos acaba preocupando que sea otra cosa lo que tenga"
Según diferentes estudios, la Covid prolongada puede afectar entre un 5-10% de los niños que han padecido una infección por SARS-CoV-2. Una investigación publicada en Lancet Child and Adolescent Health, señala que menos de uno de cada cuatro menores (4,4%) experimentó síntomas durante cuatro semanas o más. Uno de esos niños que en España están diagnosticados con Covid persistente es Alonso.
“Comenzó con dolor en el pecho, cefaleas y cansancio, también tiene malestar y dolor de estómago”, cuenta María. El dolor de cabeza le ha dificultado a veces el colegio o estudiar y por el cansancio ha dejado de hacer otras actividades. “Hemos conseguido que pueda seguir con su vida pese a ello, pero hay veces que tiene mucho más malestar”.
Desde que fue diagnosticado, los síntomas han ido mejorando un poco. Las cefaleas se han espaciado y también el dolor muscular, pero persisten. “No está recibiendo tratamiento porque tampoco los médicos saben exactamente cómo actuar”, indica la madre. “No sabemos cuánto va a durar ni cómo actuar”.
Esto crea incertidumbre y preocupación en los padres debido a que al no haber una causa clara de las dolencias de su hijo temen que pueda haber algo más. “Con el diagnóstico sufrimos mucha preocupación, ahora vemos que continúa y nos acaba preocupando que sea otra cosa lo que tenga, aunque las pruebas de parásito y de otros problemas hayan sido negativos”.