Han pasado tres años de pandemia Covid-19, la emergencia sanitaria que ha causado hasta ahora 674 millones de casos y 6,89 millones de fallecimientos en el mundo, según datos de Our World in Data. Esta patología producida por la infección por SARS-CoV-2 ha tenido también un importante efecto en la salud más allá de la propia enfermedad: salud mental, empeoramiento de otras patologías y la conocida como la Covid persistente, Covid prolongada o long-Covid.
Según datos del Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME), en 2021 unas 145 millones de personas habían desarrollado secuelas de la Covid meses después de la infección, un 3,7% de los infectados por SARS-CoV-2, y el 15,1% de ellos con síntomas persistentes 12 meses después.
De ellos algunos son niños y adolescentes que pasaron la Covid-19. Diferentes estudios varían la prevalencia de la long-Covid en la población pediátrica de un 1% a un 51%. Porcentaje que actualmente está disminuyendo, “Siguen llegando pacientes, pero con un volumen menor que al principio de la pandemia”, explica Dra. María Méndez, responsable de la Unidad de Covid persistente pediátrico del Can Ruti (Hospital Germans Trias). “No conocemos el número total de niños que han pasado la infección, por lo que no podemos estimar el porcentaje de secuelas. Con todo, son menos casos que los adultos y en las nuevas olas claramente ha reducido la incidencia”, añade.
“De los que nos visitaron al principio, la mayoría han recuperado sus capacidades basales, y un porcentaje menor sigue evolucionando”
Recientemente la OMS ha publicado una nueva definición de caso clínico en el que señala que esta condición se da cuando los pacientes “experimentan síntomas que duran al menos 2 meses” y que sufren más frecuentemente “fatiga, olfato alterado (anosmia) y ansiedad", aunque los síntomas puede diferir al ser una población que en la mayoría de los casos pasan la infección por Covid-19 de forma leve o asintomática.
Son síntomas que tienen un impacto en el día a día de los menores: con cambios en el rendimiento escolar, en la interacción social, en el desarrollo, en sus hábitos de comida y de actividad física. Y según señala la OMS los síntomas pueden aparecer después de la recuperación inicial o persistir desde la enfermedad inicial, fluctuar o producir recaídas. “Algunos pacientes que han tenido posteriormente cuadros de infección respiratoria han tenido una recaída o agravamiento de los síntomas de la Covid persistente, pero este es un proceso transitorio que se soluciona en pocas semanas”, explica la Dra. Méndez.
EVOLUCIÓN Y CURACIÓN
Tras tres años de pandemia el porcentaje de niños con secuelas Covid-19 que mejoran o incluso dejan de tenerlas es cada vez mayor. “De los que nos visitaron al principio, la mayoría han recuperado sus capacidades basales, y un porcentaje menor todavía sigue evolucionando”, explica la especialista del Can Ruti. Según diferentes estudios, la solución de síntomas puede durar incluso 12 meses después de su habitación, la doctora amplía en algunos casos hasta los 18 meses para una mejora completa.
No existe tratamiento específico, “pero ya hay evidencias de que la rehabilitación física y neurocognitiva o los fármacos para el dolor de cabeza son eficaces”, indica la Dra. Méndez. Gracias a los tratamientos y la atención médica, los niños han mejorado. Además, también ha sido beneficioso el conocimiento social de esta patología, “al principio los niños se sentían incomprendidos porque en el colegio, la familia y los amigos no terminaban de creerse los síntomas y dificultades que tenían. Ahora la sociedad ha entendido que estos problemas existen”, concluye la experta.