Desde la detección de los primeros casos de Covid-19 a finales de diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan se han planteado dudas sobre cómo los mecanismos del coronavirus pueden afectar de forma diferente a los niños y adultos. Las características clínicas y epidemiológicas de la infección en los niños se han ido dilucidando de forma gradual de forma paralela al desarrollo de la pandemia.
En la actualidad existe una ingente cantidad de evidencia científica sobre cómo el SARS-CoV-2 afecta a los niños, mostrando que el curso de la enfermedad es, por norma general, más leve que en los adultos lo que se ha traducido en reducidas tasas de hospitalización y muerte. El principal problema que nos encontramos al analizar esta literatura es que la mayoría de las investigaciones que se han realizado han examinado a niños y jóvenes menores de 18 años en conjunto o se han enfocado de forma desproporcionada en niños y jóvenes en edad escolar. Pero, ¿qué pasa con los menores de cuatro años?
Los niños más pequeños pueden diferir de los de más edad en aspectos como la presentación clínica de la enfermedad y la respuesta inmunitaria que generan en caso de infección, además, sus patrones sociales son completamente distintos en un contexto en el que el surgimiento y expansión de nuevas variantes del virus han hecho cada vez más evidente la carga pediátrica que suponen las infecciones por SARS-CoV-2.
El número de síntomas se correlacionó significativamente con la carga viral en adultos, pero no en niños
La revista JAMA Network ha publicado recientemente un estudio desarrollado con la misión de evaluar la incidencia del SARS-CoV-2, las características clínicas y virológicas y los síntomas en una cohorte familiar prospectiva, y comparar la carga viral por grupo de edad, síntomas y linaje del SARS-CoV-2 en niños de diferentes edades y adultos.
Este estudio de cohorte prospectivo inscribió a 690 participantes de 175 hogares de Maryland (Estados Unidos) con uno o más niños de cero a cuatro años entre el 24 de noviembre de 2020 y el 15 de octubre de 2021. A lo largo de ocho meses desde de la inscripción, los participantes completaron cuestionarios de síntomas semanales y enviaron hisopos nasales autorecogidos para la prueba cualitativa de reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR) en tiempo real del SARS-CoV-2, la prueba cuantitativa de RT-PCR y la determinación del linaje viral.
Para los análisis, las variantes Alfa (B.1.1.7, detectada originalmente en Reino Unido) y Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India) del SARS-CoV-2 se consideraron variantes de interés o preocupación.
De entre la cifra total de participantes (355 [51,4%] mujeres y 335 [48,6%] hombres), 256 personas (37,1%) eran niños de cero a 4 años, 100 (14,5 %) eran niños/jóvenes de cinco a 17 años y 334 (48,4%) eran adultos de 18 a 74 años.
La carga viral más alta detectada no difirió entre los individuos asintomáticos frente a los sintomáticos en general o por grupo de edad
De forma general, 54 participantes (7,8%) tuvieron infección por SARS-CoV-2 durante el período de vigilancia, incluidos 22 de 256 niños (8,6%) de cero a cuatro años, 11 de 100 niños/jóvenes (11%) de cinco a 17 años y 21 de 334 adultos (6,3%).
Las tasas de incidencia por 1.000 personas-semanas fueron 2,25 infecciones entre niños de cero a cuatro años, 3,48 infecciones entre niños de cinco a 17 años y 1,08 infecciones entre adultos.
Los niños/jóvenes de cero a 17 años con infección por SARS-CoV-2 fueron asintomáticos con mayor frecuencia (11 de 30 individuos [36,7 %]) en comparación con los adultos (3 de 21 individuos [14,3 %]), siendo los niños de cero a cuatro años con mayor frecuencia asintomáticos.
La carga viral más alta detectada no difirió entre los individuos asintomáticos frente a los sintomáticos en general o por grupo de edad. El número de síntomas se correlacionó significativamente con la carga viral en adultos, pero no en niños. La carga viral más alta detectada fue mayor entre aquellos con infecciones por la variante Delta que aquellos con infecciones por variantes que no son de interés o preocupación, o aquellos con infecciones por variante Alfa.
“En este estudio, las infecciones por SARS-CoV-2 fueron frecuentemente asintomáticas entre los niños de cero a cuatro años. La presencia y el número de síntomas no se correlacionaron con la carga viral. Estos hallazgos sugieren que la detección de síntomas puede ser insuficiente para prevenir brotes que involucren a niños pequeños”, concluyen los autores del estudio.