Los pacientes hospitalizados con una infección por COVID-19grave que requieren imágenes cerebrales presentan un mayor riesgo de muerte en comparación con otros, según un nuevo estudio publicado el viernes.
Los investigadores de la Facultad de Medicina Albert Einstein y del Sistema de Salud Montefiore compararon a casi 600 pacientes con problemas neurológicos que contrastaban con más de 1,500 participantes con un diagnóstico de COVID-19 igualmente grave pero, en este caso, sin problemas cerebrales.
Aquellos con un estado mental alterado o un accidente cerebrovascular confirmado por imágenes tenían más probabilidades de morir en el hospital en comparación con los controles emparejados.
Aquellos con un estado mental alterado o un accidente cerebrovascular confirmado por imágenes tenían más probabilidades de morir en el hospital en comparación con los controles emparejados
De este modo, los médicos de Urgencias deben considerar la identificación y el tratamiento de estas personas para reducir la tasa de mortalidad general de COVID-19, explicaron los autores en la revista científica Neurology.
"Este estudio es el primero en mostrar que la presencia de síntomas neurológicos, en particular accidente cerebrovascular y pensamiento confuso o alterado, puede indicar un curso más grave de la enfermedad, incluso cuando los problemas pulmonares no son graves", ha expresado David Altschul, jefe de la División de Cirugía Neurovascular de Einstein y Montefiore, en un comunicado oficial. "Los hospitales pueden utilizar este conocimiento para priorizar el tratamiento y, con suerte, salvar más vidas durante esta pandemia".
"Los hospitales pueden utilizar este conocimiento para priorizar el tratamiento y, con suerte, salvar más vidas durante esta pandemia"
Los investigadores analizaron los datos de 4.711 pacientes con COVID-19 ingresados en Montefiore entre marzo y el 16 de abril de 2020. De ese total, 581 (12%) sufrieron problemas neurológicos lo suficientemente importantes como para requerir imágenes cerebrales. Ese subconjunto de pacientes se comparó con un grupo de control de 1743 personas de la misma edad con un diagnóstico similar de COVID-19.
Entre el grupo que se sometió a neuroimágenes, 55 fueron diagnosticados con un accidente cerebrovascular y 258 mostraron confusión o un estado mental alterado. Aquellos con accidente cerebrovascular tenían el doble de probabilidades de morir en comparación con el grupo de control. Mientras tanto, los pacientes hospitalizados con confusión tenían una tasa de mortalidad del 40% en comparación con el 33% de sus contrapartes emparejadas.
Es de destacar que Altschul encontraron que más del 50% de las personas que sufrieron un accidente cerebrovascular no tenían hipertensión o factores de riesgo subyacentes para el accidente cerebrovascular, un hallazgo "muy inusual", sentencian.