La evidencia científica indica que, por norma general, los niños y jóvenes cursan la enfermedad provocada por el SARS-CoV-2 de forma leve o asintomática. Una realidad que se ha traducido en un menor conocimiento sobre cómo el coronavirus impacta en los grupos poblacionales de menor edad. La Covid-19 ha golpeado duramente a las personas de mayor edad y grupos vulnerables lo que ha limitado el desarrollo de grandes estudios multicéntricos focalizados en los riesgos y factores de gravedad que el virus puede suponer para los niños.
En este sentido ponemos la atención en un estudio publicado por JAMA Network que amplía la evidencia en este sentido. La investigación parte de una muestra de 1.068.410 niños estadounidenses que se sometieron a una prueba diagnóstica de los que 167.262 (15,6%) resultaron positivos. De estos, 10.245 (6,1%) requirieron hospitalización al cumplir con criterios de enfermedad grave tales como necesidad de ventilación mecánica (7,8%), soporte vasopresor-inotrópico (8,5%) y oxigenación por membrana extracorpórea (0,4%), entre otros. Del total de niños hospitalizados, el 1,3% acabó falleciendo (131 menores).
Los responsables del estudio destacan que varias subcategorías crónicas complejas pediátricas se asociaron con una enfermedad de mayor gravedad. Manifiestan que la monitorización de todos los signos vitales de los pacientes así como el exhaustivo control de los resultados de las distintas pruebas médicas desde el día de admisión en el hospital fueron predictores la gravedad de la enfermedad.
Los investigadores explican en la referida publicación que no se aprecian diferencias significativas en las tasas de hospitalización al comparar el periodo previo a la dominancia de la variante Delta y el tiempo en el que era la variante dominante en Estados Unidos
Los niños que finalmente experimentaron la gravedad clínica máxima más alta también tuvieron muchos resultados de pruebas de laboratorio con valores iniciales que fueron más anormales que en el subgrupo de gravedad moderada.
Una de las grandes preocupaciones en los casos en los que los niños padecen la Covid-19 es la aparición del conocido como síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico (MIS-C, por sus siglas en inglés). Los niños que lo desarrollaron presentaron mayores problemas debido a la inflamación producida y un fenotipo clínico grave, con tasas de ventilación invasiva más elevadas en comparación con los niños que sufrieron Covid-19 aguda. En este análisis un total de 707 niños desarrollaron MIS-C de los que 261 (36,9%) cumplían con los criterios de enfermedad grave.
Los investigadores explican en la referida publicación que no se aprecian diferencias significativas en las tasas de hospitalización al comparar el periodo previo a la dominancia de la variante Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India) y el tiempo en el que era la variante dominante en Estados Unidos.
“Se han observado diferencias en las características demográficas, comorbilidades preexistentes, signos vitales iniciales y valores de laboratorio entre los subgrupos de gravedad. Tomados en conjunto, estos resultados sugieren que la identificación temprana de los niños que probablemente progresarían a una enfermedad más grave podría lograrse utilizando elementos derivados de estos datos fácilmente disponibles desde el día de admisión”, concluyen los autores de la investigación que ponen de relieve la necesidad de aumentar los estudios de este tipo para mejorar la evidencia científica relativa a cómo el SARS-CoV-2 afecta a la población infantil.